15 - Adiós

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Killer se encontraba en su habitación, editando algunas cosas en su computadora. A su lado, Arya dormía en una caja. De repente, la gata abrió los ojos y levantó las orejas, dirigiéndolas hacia la puerta.

Unos segundos después, el timbre resonó por el departamento. Killer miró extrañado hacia ella, asomando la cabeza desde su habitación. Casi se cae de la silla del susto, al escuchar el timbre de nuevo.

Se levantó, y refunfuñando, fue hasta la puerta– ¿Quién demonios viene a esta hora? –se preguntó, mientras agarraba una llave del portallaves (sí, finalmente había comprado uno, para no tener sus llaves dando vueltas por ahí y encontrarlas más rápido).

Era un viernes a la noche. Sin embargo, no había ido al bar de Julián. Poco a poco, había perdido la costumbre de ir todos los viernes a la noche. Ahora, simplemente se sentaba a ver una película o a trabajar con Arya a su lado.

El timbre volvió a taladrar sus oídos, por lo que abandonó sus pensamientos y metió la llave en la cerradura. Le dio dos vueltas, y al abrir, se encontró con él.

– ¡Ey, Rubén! –el rostro sonriente de Julián lo saludó, al otro lado de la puerta.

– ¡Julián! Ven, pasa –exclamó Killer, dando un paso hacia atrás para que el barman pudiera entrar.

–Solo venía a buscarte.

– ¿Cómo que venías a buscarme?

–Para ir al bar. Hace mucho que no me visitas –respondió Julián, refiriéndose al bar en el cual trabajaba, y además era dueño.

–Estoy editando algunas cosas –Killer miró detrás de él, hacia su habitación, sin saber si ir con Julián o quedarse en su casa.

–Vamos. ¿Al menos una cerveza, por favor? –pidió Julián–. Hay algunas cosas de las que tenemos que hablar.

Killer no pudo resistirse a los ojos del barman, por lo que negó con la cabeza y sonrió–Espera que coja algo de abrigo.

–Te espero aquí –respondió el barman, apoyándose bajo el umbral de la puerta con una sonrisa y los brazos cruzados.

Killer corrió hasta su habitación, donde la gata lo miró extrañada. Agarró una campera y se la puso. Acarició la cabeza de su gata y le murmuró que no tardaría en volver.

Volvió a la sala de estar, donde Julián lo esperaba sosteniendo la puerta. Asegurándose de que salía con las llaves y la billetera, cerró con llave. Después, siguió a Julián al ascensor, donde bajaron hasta el bar.

Al llegar, Killer entró primero y el calor lo golpeó. Varias personas hablaban entre ellas, bailaban y reían. Cuando veían a Julián detrás de él, lo saludaban con una sonrisa.

Tras pedir permiso a la gente para pasar, llegaron hasta la barra. A Killer le sorprendió la cantidad de personas que había allí, cuando por lo general estaba vacía: una chica bebía un chupito, sonriendo con un ligero rubor en sus mejillas; a su lado, un chico con una capucha que le tapaba el rostro sostenía una cerveza en su mano, sumido en sus pensamientos; y del otro lado, una chica y un chico hablaban entre ellos.

Julián pasó por el otro lado de la barra, y Killer se puso entre la chica borracha y el chico de la capucha.

–Así que... ¿de qué querías hablar? –preguntó Killer, cuando ya tenía un vaso de cerveza en la mano. Le dio un sorbo, mientras el barman se apoyaba sobre la barra y suspiraba, observando sus propias manos entrelazadas.

–Bueno... no sé si vas a querer hablar del tema... Pero necesito saber...

–Dime. No hay nada que no hablaría contigo.

Te quiero, capullo - KillerRichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora