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Era una tarde especialmente fría, Lolito estaba enterrado bajo una manta gris, con el cabello recogido en un moño mal hecho, viendo "Men in Black" mientras comía helado directo del bote.

Alguien tocó al timbre, el chico en el sofá deslizó los pies dentro de las pantuflas, gritando un "enseguida", pero el timbre volvió a sonar, una y otra vez. El alcalde entornó los ojos.

"Mira, joputa, vas a tener que pagar por mi timbre si llegas a da~" Las palabras se detuvieron a mitad de camino.

Finalmente, luego de demasiado tiempo, Mangel había vuelto, tenía el cabello un poco más largo, y una expresión cansada, se acomodó los lentes sobre la nariz listo para decir algo, pero el más pequeño lo interrumpió.

"Ay, mi niña..." murmuró, extendiendo las manos para abrazar al contrario.

Mangel se quedó quieto un instante, los ojos se le habían llenado de lágrimas, y tuvo que inclinarse un poco nada poder abrazar a Lolito.

Lo sujetó contra él, con tanta fuerza que pensó que podrían volverse uno solo, ¿cómo había sido tan tonto para dejarlo?A él, la única persona en toda Karmaland que lo amaba en realidad, a su Lolo...

"Perdón..." susurró contra su cabello, seguía oliendo como a coco, y estaba igual de sedoso que antes. "... de verdad, perdóname..."

"Perdóname tú a mí, mi niña, por no entender." Levantó la mirada, con expresión vulnerable.

Lolito no solía mostrarse sentimental con nadie, no después de haberse ganado su fama de psicópata, pero Mangel lo había visto de todas las formas posibles, así que no le importó levantarse sobre las puntas de sus pies y plantarle un suave beso.

Quizás ahora la vida le devolvería todo lo que le había quitado...

Different // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora