5.2

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Se estaba llenando la boca de crema batida, tirado en el piso, el perro se acercó a él para lamerle las mejillas.

"Ya, Rubiuh," se queja el de lentes, mirándolo gimotear en el piso. "estás dándome mucho cringe."

"Estoy de acuerdo con Mahe esta vez." secunda el más bajo. "Luces deplorable."

"Jo'er, pues muchas gracias." suelta con sarcasmo, se levanta sobre sus manos, y mira a ambos chicos, sentados en el sofá negro, luego da un vistazo hasta el televisor detrás de ellos, donde el vídeo del ojimorado bailando se repite una y otra vez. "Es solo que no lo entiendo, tío, se supone que si está conmigo es por... algo, ¿no?" Mangel estaba a punto de hablar, quizás de burlarse de él, o algo por el estilo, pero un estrépito se escuchó afuera. "Pero... ¿qué cojo~?"

... como un buen minero, ¡me juego la vida por ti!

"¿Ese es Vegetta?" inquiere el de lentes, y el peliblanco se asoma a la ventana para ver hasta la casa del árbol desde donde viene el ruido.

"Voy a... vuelvo en un instante. Quedaros aquí." murmura, y se apresura a salir de la casa, el sol se está ocultando mientras sube por las plantas trepadoras en el tronco del árbol.

Imaginó ver a su pareja con su usual sonrisa socarrona porque había conseguido que él hubiera salido de casa, pero eso no fue lo que encontró.

"Chiqui..." gimotea, con los ojos llenos de lágrimas, y el labio inferior temblando. "lo lamento mucho, en serio..."

"Vege..." interrumpe, levantando ambas manos.

"No, es que... soy un tonto, de verdad. No te merezco, no te merezco; tú eres tan bueno, y yo n-no..." el menor le sonríe y se acerca, para ponerle las mano sobre las mejillas, aplastando su boca en un puchero.

"Cállate, ya, hombre, vas a hacer que me duela la cabeza." pero en realidad él también tenía los ojos llenos de lágrimas.

"Rubius, él no es mejor, de verdad, no quise decirlo así." tiene ambas manos sobre las muñecas que le sujetan el rostro. "Lo quise, antes... ya no, ahora eres tú y solamente tú. Cuando voy a dormir pienso en ti, y cuando despierto; todo el tiempo, no puedo sacarte de mi cabeza. De verdad, cosi, te lo juro, eres el hombre de mi vid~"

Entonces el menor le planta un suave beso en los labios, y Vegetta lo mira con los ojos abiertos de par en par.

"Cállate ya, tronco, me estás dando diabetes." se queja, el labio inferior del mayor tiembla y termina llorando por fin, abrazando el cuerpo de su pareja contra el suyo.

"Perdón, chiqui, en serio." insiste. "Él no es mejor, ni siquiera se compara contig~"

"Ya, Vege, está bien." continúa el menor, acariciando su despeinado cabello, mientras se esfuerza por no reír. "Solo dilo." Los gimoteos del ojimorado se detienen y pone la boca contra el hombro del contrario, susurrando algo que es ininteligible para ambos. "No te entendí nada, tontito." se aparta de él levemente, solo lo suficiente para poder apoyar sus frentes juntas.

"Te amo, osito." termina susurrando, los ojos avellanas brillan contra los del mayor, y se ríe en voz baja.

"¿A qué no era tan difícil, De Luque?" cuestiona, y el ojimorado le planta un beso sobre los labios.

"Me haces sufrir tanto, macho." se queja, y el peliblanco se aparta de él.

"¿Disculpa? ¿Yo te hago sufrir?"

Y entonces una nueva discusión se reanuda, una que posiblemente se resuelva en los minutos consiguientes, porque así es ese par...

En otro lugar

Alexby le extiende las palomitas al más alto, mientras continúa cambiando de canal.

"¿Cómo es que siempre se olvida de nosotros, macho?"

"Así como se olvida de que la casa del árbol no es a prueba de sonido." responde Mangel, quitándole el mando a su compañero para subirle el volumen a la televisión.

Different // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora