Hunger Of Revolution [ f.w, 1 ]

x. what the heck is going on?

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¿qué mierda está pasando?
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Briar dormía plácidamente en su cómoda cama, en su habitación compartida en la torre de Ravenclaw. El quidditch y los estudios la dejaban exhausta, y si añadía su compromiso con La Orden del Fénix y el nuevo grupo de rebelión contra el Ministerio, su energía empezaba a consumirse, y si además Umbridge no paraba de intentar buscar cualquier excusa para castigarla, más aún. Llegaba como una muerta en vida a su cama y lo único que quería hacer era dormir.

En cuanto a sus amistades, habían empezado a notar cómo Aspen y Faye salían más de seguido. Parecía que empezaban a ver que tenían sentimientos el uno por el otro. Mientras tanto, como Indigo y Briar eran mejores amigas y pasaban tanto tiempo juntas, Willow había empezado a hacerse amiga de otros Hufflepuff de su curso, aunque seguía saliendo con su grupo original, por supuesto.

Y después está el factor Weasley. Si era sincera, desde principio de curso creía que harían su vida más complicada, pero de momento no habían hecho nada, salvo tirar bombos fétidas al despacho de Filch, que la pudiesen meter en problemas, así que estaba contenta con ello.

Indigo la decía que eso estaba yendo a favor suya, ya que la rubia seguía con el deseo de juntar a Briar con Fred. Y la morena no quería admitirlo, pero cada vez veía más atractivo al pelirrojo. Más de lo que ya era. Si Indigo supiese aquello, no pararía de molestarla y esa no era su principal meta.

—Shh, ¿queréis callaros? Vais a despertar a todo el mundo.

—Habló la que no paraba de llamar a portazos a la puerta de la sala común.

—¿Qué hubierais hecho vosotros?

—A lo mejor, podríamos haber hablado con ella y haber quedado a una hora fuera...

—Eso es... Bah, da igual. Sólo callaos.

Briar empezó a removerse en la cama con los murmullos que habían aparecido en su habitación. Habían conseguido despertarla. Ella solo creía que eran sus compañeras de dormitorio, pero empezó a distinguir las voces y comenzó a asociarlas a unas personas concretas.

Ella abrió los ojos y se incorporó de la cama. Vio a tres figuras que parecían discutir en el umbral de la puerta, la cual estaba abierta. Ella frunció el ceño y miró a sus compañeras. Todas las camas parecían estar ocupadas, así que estiró el brazo para coger su varita y susurró: "Lumos". Enseguida una luz vaga salió de ella y apuntó hacia la puerta. Y cuando distinguió las figuras, su ceño se frunció aún más.

—¿Qué hacéis aquí?¿Cómo habéis entrado?— preguntó la morena confundida mientras veía cómo las tres personas la miraban inocentes. Ella suspiró.— Vamos abajo. Así no despertareis a nadie más...