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   EunJi caminó por el pasillo principal del instituto Ao con la mirada en el piso mientras tomaba con fuerza los tirantes de su mochila. No pudo evitar notar como los alumnos la observaban. Se detuvo y se mantuvo inmóvil en el lugar durante unos segundos. Cerró los puños y frunció el ceño para luego decirse a ella misma que tenía que mantenerse fuerte, nadie más aparte de ella misma iba a protegerla de lo que vendría. Volvió a levantarse rostro para seguir caminando, aún así, con la mirada en alto. No iba a mostrar una imagen de debilidad, debía prometerse a ella misma que iba a resistir. Le demostraría a Lou que no era su juguete, que no podía menospreciar a las personas porque el veía correcto o divertido.

   La puerta de su casillero ya estaba todo escrito. Todo tipo de cosas figuraban allí. “Piérdete” “Vagabunda” “No perteneces aquí” “Ve a buscar dinero a otra parte”. EunJi se tomó unos instantes para cerrar los ojos y dejar escapar un suspiro. Luego abrió la puerta como si no hubiera leído nada en ella. Sabía que aquello no iba a ser nada comparado con lo que iba a venir. Las cosas horribles que HaNa le había dicho a las que había sido sometida... EunJi estaba asustada, pero debía mantener su frente en alto para poder seguir adelante.

   Luego de tomar sus cosas para la clase, siguió su camino hacia su salón. Al pasar dentro, todas las voces de los demás estudiantes se silenciaron y todas las miradas se centraron en ella. Tragó saliva y sin bajar la mirada caminó en silencio a su lugar. Se sentó en su silla y acomodó sus cosas sobre el escritorio. Se sentía algo solitaria sin HaNa sentada a su lado, pero debía acostumbrarse, pues no compartían todas las clases. El profesor apareció en la habitación y dió por empezada la hora de estudio. EunJi debía concentrarse el doble que los demás. El haber ido solo medio día a la escuela toda su vida y haberse cambiado en medio del año a un instituto de élite no le beneficiaba para nada en los estudios.

   Finalmente con la clase terminada, los alumnos comenzaron a levantarse y ordenar sus cosas para retirarse del salón. Unos libros cayeron bruscamente sobre el pupitre de la muchacha, tomándola por sorpresa. Levantó la mirada del piso y notó que se trataba de un muchacho que no había visto nunca antes.

—Solo aprovecharé la situación... —admitió este sin vergüenza alguna— hasla toda y que no tenga errores... —agregó para luego darse la vuelta con la intención de alejarse, aún así, antes de que pudiera dar un paso, EunJi se levantó y puso una de sus manos sobre su hombro mientras que la otra le extendía el libro.

—No haré tu tarea, que seas un holgazán no es mi problema... —dijo clavándole una mirada de furia. El contrario simplemente se limitó a sacudir su brazo con violencia para sacarse la mano de la chica de encima y empujarla hacia atrás.

—No estaba preguntando... —respondió este mientras metía sus manos en los bolsillos del pantalón del uniforme y luego se alejaba. No hicieron falta algunas risas en la sala. Definitivamente ella iba a ser el nuevo objeto de bromas de los niños mimados que contenía esa escuela.

   EunJi caminó a su casillero nuevamente, aún así se encontró con que allí estaba HaNa, esperándola. Al instante en que sus miradas se cruzaron, la de gafas corrió hacia la contraria para tomarla por los hombros con cuidado. La de cabellos oscuros la observó confundida, los ojos de su amiga mostraban preocupación. Luego EunJi volvió a observar la puerta de su casillero; las escrituras seguían allí. No las había lavado y dudaba que alguien lo limpiara, por lo que cualquiera que pasara por allí podría ver aquellas palabras insultantes. La chica comenzaba a desear que todo esto hubiera sido un sueño y que luego de un buen pellizco en el brazo todo vuelva a ser como lo era antes. Aún así no era ningún tipo de pesadilla, solo la vida real.

—¿EunJi? —la más bajita le dirigió una mirada de miedo a la chica. Esta se limitó a soltar un suspiro y observar al piso— ¿todo anda bien?

—Realmente... No lo sé... —respondió esta pensativa. Lo último que quería era preocupar a HaNa, pero no quería mentirle. Sabía que ella no tardaría en darse cuenta que las cosas sí estaban mal. El timbre sonó nuevamente y la morocha puso sus manos sobre los hombros de la contraria para luego mostrarle una leve sonrisa— no te preocupes por mí, podré lidiar con ésto... Almorcemos juntas ¿sí? —luego de observar que HaNa asentía con confusión.

   Se separó de ella y caminó rápidamente a su casillero para sacar unas cosas. El día estaba soleado y bastante caluroso, por lo que decidió quitarse el chaleco y dejarlo allí. Se acomodó un poco la camisa y la corbata para luego empezar con su trayecto al salón donde sería la siguiente clase. Mientras el profesor hablaba, aquel silencio incómodo invadió la mente de EunJi. Por más de que intentara poner toda su atención en seguirle la corriente al resto, una parte de ella seguía inundada en un gran lago de preocupaciones. La clase terminó y el profesor se retiró de la habitación. EunJi tomó sus libros y se apresuró a levantarse, aún así, al hacerlo sintió un fuerte rasguño y luego un intenso ardor. Fue cosa de segundos para que la chica llevara una de sus manos a tapar esa zona y soltara todos sus libros con la otra. En su falda se había hecho un tajo que iba desde la parte más alta hasta el final, justo sobre el muslo. Allí también yacia un corte colorado se sangre. Unas chicas comenzaron a reír al darse cuenta de lo ocurrido y luego no tardaron en unirse otras carcajadas. Al observar la silla, Kang notó que había un punteagudo clavo salido de lugar. Dibujó una nueva de dolor en su rostro y luego cerró el puño de la mano que tenía libre.

—Wow, no sabía que a la vagabunda le gustaba ir de exhibicionista —dijo una chica para luego seguir riendo con su grupo de amigas.

—Parece que es capaz de todo por hacer algunos billetes ¿Cuánto es la hora? —dijo otro chico, provocando que se intensifiquen las risas y burlas. Se acercó a ella y con un empujón la hizo caer al piso para luego patear sus libros. EunJi mostró una nueva expresión de molestia debido al golpe que habia tenido en la zona. Nuevamente llevó su mano a sujetar los fragmentos de la falda para que no se viera de más.

   Se sentía humillada y dolida, pero sobre todo, enfadada. Le clavó una mirada de furia a aquel muchacho. Cerró su puño de la mano libre nuevamente, estaba preparada para levantarse y darle un buen golpe en la cara, de todas formas alguien actuó antes que ella y se agachó para tomar sus libros y luego tomarla del brazo para ayudarla a que se levante. Un nuevo silencio invadió la sala. Sin decir nada, el chico se quitó su chaqueta y la sostuvo detrás de la chica para tapar el corte de la tela. Al principio lo observó con desconfianza, pero luego ablandó su mirada. Ambos comenzaron a caminar a la puerta de la habitación, aún así una voz los detuvo.

—¿Qué mierda crees que haces Choi ChungHyeop? —dijo el mismo muchacho que había hablado antes mientras tomaba uno de sus hombros con su mano para retenerlo.

   Este se sacudió con violencia para empujarlo y así mantener la distancia. Luego le dedicó una mirada fría, asesina tal vez. Volvió a mirar hacia adelante y sin decir nada siguió su camino con la joven para salir finalmente de la habitación. Tomó su chaqueta con una mano y se la extendió a la muchacha junto a los libros.

—Ten... la necesitas más que yo... —dijo en seco.

   EunJi le dirigió una mirada silenciosa, no sabía muy bien como reaccionar ante lo que había ocurrido. Su mirada estaba perdida en el rostro de aquel chico. Su cabello era oscuro y lacio, sus ojos ovalados y grandes poseían un hermoso color celeste y la piel de su rostro era blanca y uniforme. La chica tomó el saco y sus cosas con la mirada baja e hizo una leve reverencia con la cabeza como muestra de agradecimiento.

—Gracias... ¿Cómo t–

   Contestó la chica, aún así sus palabras fueron interrumpidas al notar que este ya se estaba alejando. Lo miró con confusión y luego miró la prenda que le había dado. Soltó un suspiro y se la ató a la cintura. Luego se aferró a sus cosas, volviéndo a concentrar su mirada en el chico que se alejaba. Era un chico extraño, aún así, era él único a parte de HaNa que se había dignado a tratarla como una persona.

𝑵𝑶𝑻 𝑬𝑨𝑺𝒀 𝑻𝑶 𝑪𝑶𝑵𝑻𝑹𝑶𝑳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora