Un chico-gato se daba vueltas en la cama inmensa de un lado a otro en medio de una tormenta eléctrica. El viento a veces corría tan fuerte que parecía que el cielo raso iba a salir volando, y se aferraba a una almohada, pero eso no evitaba que extrañara a Jooheon.
Invierno
Changkyun se toqueteó el collar negro que hace poco le había comprado, preguntándose por qué no estaba ahí con él para abrazarlo cada vez que escuchaba un trueno. Entonces se puso sus pantuflas con carita de gato, un abrigo, y bajó poniendo cuidadosamente un pie tras el otro por la escalera de caracol.
Lo encontró enrollado como una oruga en el saco de dormir sobre el sofá. Estaba dormido, pero no le molestó merecerlo delicadamente para que despertara, ¿de qué servía tener un dueño calentito si no se podía dormir con él en una noche fría de invierno?
—Joo-jooheob, ve a dormir arriba, ¿si? Hace frío y me da-
—Ya sabes lo que dijo el doctor: no —Aún hablaba medio dormido y su voz sonaba más que congestionada.
Hace un par de días, en la consulta del doctor Son —hermano de Shownu, por supuesto—, había dicho claramente "Los chicos-gato se contagian fácil del resfrío, así que trata de no acercarte mucho al tuyo, porque cuando se enferman, sí que lo hacen. Te recomiendo que no duerman juntos, no abrazos, no besos, nada de eso hasta que estés mejor, ¿está bien?", y obvio que Jooheon había dicho "está bien".
—¿Donde voy a tener que dormir entonces? —le dijo Changkyun al salir de la consulta ese día haciendo un puchero.
—Pero entonces...
—Pues donde siempre: en la cama.
—Yo duermo en el sofá, tú en la cama. Nadie más se res-¡achú! —La pequeña discusión terminó con los estornudos consecutivos de jooheon, y el felino tuvo que aceptar el hecho de dormir solo, aunque nadie tenía previsto que habría una tormenta. Volvió a sacudirlo del saco de dormir insistiendo, pero sólo recibía negativas.
—Nunca me enfermaba en el refugio, ¡nunca! Bueno, un par de veces, pero nunca me contagié de un humano. Vamos a dormir, verte así es feo, pareces un gusano.
Se empecinó tanto, además de demostrar su miedo por la luz de los rayos que se reflejaba en la ventana, y después engrifar hasta la punta de su cola con el ruido de los truenos, que se sentían como decenas de camiones estrellándose uno con el otro (al menos eso se imaginaba en su cerebro gatuno), que terminó con los brazos de Jooheon alrededor de su cuello siguiéndolo escalera arriba.
En el momento en que se metieron entre las sábanas la cama por fin se puso más cálida, y changkyun no esperó nada para pegarse a su dueño, quedando estrechamente abrazados. Notó que estaba más calentito de lo normal, aunque le había dicho que tenía frío, ¿sería eso fiebre? pero qué más daba, estaba seguro de no contagiarse, se encogió de hombros y se apegó más a él.—¿Podrías ronronear? —le pidió antes de quedarse dormido—. Leí en una revista que es bueno para la salud y todo eso, además me gusta que lo hagas, así que...
—Pero no estoy relajado —Changkyun intentó, pero el ronroneo no le salía—. Estoy nervioso.
—¿Por la tormenta?
—No, no es eso... Puedo sentir el latido de tu corazón y no sé, es lindo. Me gusta sentirlo pero es raro.
—Oh, Dios. Estás tan enamorado de mí, changkyun —jooheon reía.
—¿Por qué? Ay, sólo porque me agrada que... ¡Sólo cállate y abrázame más! —el estruendo de un trueno lo interrumpió y se estrecharon más el uno con el otro— ¡Más!
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patitas suaves y ronroneos || adaptación jookyun
Hayran KurguJooHeon descubre que tener un gato puede resultar no tan malo como pensaba, pero ChangKyun no es exactamente sólo ronroneos y dulces maullidos. ♡JooKyun central. ♡Historia en proceso. ♡Género: Romance, fluff♡, recuentos de la vida. Todos los crédito...