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Cap (3/6)

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Aquella mañana cuando abrió los ojos, Randy se sintió desorientado y por un segundo, el pánico intento subir a la superficie al creer que estaba de vuelta en su habitación, confinado a un ecierro obligatorio lejos de todas las personas que le importaban. Pero cuando se dió cuenta de que aquella no era su habitación, soltó un suspiro tembloroso dejándose caer de vuelta en la almohada.

Estaba solo en aquella cama, pero seguía tibio a ambos lados por lo que los otros dos ocupantes, no debían haberse levantado hace mucho. La puerta que daba al baño se abrió revelando a un adormitado Lorell. El chico llevaba solo unos pantalones cortos de pijama en color azul y una camiseta gris sin mangas. Se veía completamente atractivo así con el cabello ligeramente revuelto.

—Buenos días, ángel— saludó con una sonrisa perezosa al notar que estaba despierto.

—Hola —Sonrio cuando Lorell se subió de vuelta a la cama y se envolvió a su alrededor dándole un beso en los labios y luego ocultando el rostro en la curva de su cuello.

—¿Lograste descansar?

—Si...— suspiró. Durmió de un tirón y se sentía descansado físicamente. Ahora bien, el agotamiento mental y emocional, seguían ahí.

—Esos es bueno...¿Y cómo te sientes?

Sabía lo que Lorell estaba preguntando, así que se tomó su tiempo para sopesar la respuesta. Podía decirle que estaba bien, fingir que su corazón no estaba desgarrado con todo lo que había pasado en los últimos días, pero estaba cansado de fingir que era fuerte, que estaba bien. Por una vez quería dejarse cuidar, recibir mimos, quería sentirse frágil.

Además las verdades que salieron a la luz fueron suficientes para que se sintiera al borde del colapso, necesitaba aferrarse a alguien y sabía que tanto Lorell como Andy, no dudarían en sostenerlo. Era una certeza que palpitaba en el fondo de su alma.

—Supongo que me tomará un tiempo asimilarlo todo— respondió con sinceridad— pero sé que debo hacerme a la idea de que nada es como pensaba.

—Sabes que puedes hablar conmigo y con Anderson ¿verdad?

—Si —Sonrio dejando un beso en la frente del castaño. — Gracias por eso.

—Nada que agradecer, ángel. Solo cuidamos de nuestro chico.

Soltó una risita mientras su estómago cosquilleaba de manera agradable discipando un poco del malestar que le provocaba pensar en su situación familiar. Joder, su vida era una mierda que había terminado patas arriba en cuestión de un par de días, pero no iba a dejar que eso lograra arruinarle lo que tenía con Lorell y Andy. Ellos le importaban, sabía que el sentimiento era mutuo, por lo tanto iba a luchar para que su relación siguiera siendo tan prospera como hasta ese momento.

Rodó a Lorell sobre su espalda tomádnolo por sorpresa, para luego sentarse sobre sus caderas. La sonrisa coqueta marca patentada de Lorell no tardó en aparecer.

—¿Con ganas de jugar al rodeo?

Randy parpadeó, se sonrojó y luego se hecho a reir porque no importaba cuanto tiempo haya sido víctima de esa arrolladora personalidad, siempre se sentía nervioso (en el buen sentido), ante el descarado coqueteo que se desbordaba a montones de ese guapo chico. Se inclinó y mordisqueó su barbilla robándole un jadeo.

—¿Eso significa que me dejarías montarte? —pregunto de manera tentativa.

—Ángel...dejaría que me hicieras cualquier cosa. Tú solo pide y lo tendrás.

Más que Amor (suerte # 7.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora