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Suspiró dejando la escoba a un lado. Sacudió sus manos intentando librarse del polvo y sus ojos inquietos observaban la gran sala completamente limpia, con las sillas acomodadas en una pequeña ronda y el escenario improvisado de madera pulcro y brillante.
Sonrió al finalizar su cometido y colgó su mochila en sus hombros, seguidamente observó la hora su reloj de muñeca.
6:45 PM
Se había tardado más de lo que pensaba limpiando el salón de teatro pero no importaba.
Salió de este y aseguró la sala con la llave para evitar inconvenientes e iba directo hasta la salida hasta que escuchó un estruendoso ruido por el pasillo.
Soltó una pequeña risa jocosa y acomodó mejor su bolso.
Era obvio lo que estaba pasando.
Salió de aquel pasillo para descubrir que no, no era obvio y no pudo ocultar su sorpresa al verlo ahí, de pie sin ningún rasguño.
—Han Jisung.— Habló a modo de saludo el otro.
Jisung recuperándose de su consternación, carraspeó mientras se apoyaba en la pared del lugar, sin quitarle la mirada a la silueta del extraño.
—¿Quién eres?— Preguntó y una risa se escuchó.
—No te hagas el tonto, sabes perfectamente quién soy.— Fue el turno de Jisung para soltar una risa. Ocultó sus manos temblorosas en los bolsillos de su pantalón.
—Lo siento, no te reconocí.— La mueca jocosa que tenía cambió por una completamente seria.— Estás muy diferente a como estoy acostumbrado a verte ¿No crees?
Jisung se sentía tan satisfecho de ver cómo ese solo comentario había afectado de sobremanera al ahora tenso chico.
—Voy a ser directo.— Se recompuso y dió cuatro pasos hacia Jisung quedando frente a frente, mirándolo directamente hacia los ojos.— Tu sola presencia me desagrada.
—No es mi intención, pero tampoco me voy a disculpar.— Sonrió de lado viendo como el contrario apretaba la mandíbula.— ¿Y qué hay con esta distancia? ¿Acaso pretendes besarme?
—Es lo que menos haría en este momento, a menos que eso te moleste. Si es así entonces sí.— Sonrió en cuanto Jisung lo alejó.— Como decía, me desagradas; pero te perdono por todo.
—¿Por todo?— Se echó a reír, reincorporándose y separándose de la pared.— Yo nunca hice nada.
—Ese fue tu error, no hacer nada.
Jisung rodó los ojos, retomando el camino.
—Nunca le hice nada ni a ti, ni a nadie.
—Pero te quedaste callado.— Sentenció el otro.— Te quedaste callado cuando sabías perfectamente lo que estaba pasando.— Un toque de dolor se escuchó en su voz y el chico suspiró.— Pero ya no importa, no te guardo rencor.
—No me importa.— se giró para encararlo.— Puedes hacer lo que quieras.
— Olvida todo, te propongo algo.— Campante como si nada de lo que se dijeron antes hubiese pasado, camino feliz hacia el chico.— Estoy seguro que no podrás rechazarlo.
Jisung bufó.
—No sé qué cosa estés planeando, pero déjame fuera de todas tus mierdas.
—¿Tienes miedo?— Se mofó y Jisung negó.
—Miedo no, es algo que sinceramente no me importa que no me involucra y tampoco quiero hacerlo.— Sonrió de la manera más hipócrita posible.— Suerte con lo que sea que estés planeando, pero déjame fuera, amigo.
Y sin más, caminó con paso seguro hacia la salida de la escuela, cansado de todo.
