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Changbin estrelló su mochila contra el escritorio y ahí mismo se acomodó sobre esta cuando estuvo sentado.
Giró su cabeza viendo cómo la otra persona en la sala estaba igual que él o seguramente ya envuelto en los brazos de Morfeo.
Chistó y se acomodó para echar una siesta de igual manera.
—¿Quién les dijo que la detención era para dormir?— Viró los ojos al escuchar al profesor de literatura hacer bulla.— ¡Levántense par de vagos! ¡Vamos, necesito que me ayuden con algo!
Los aplausos que el hombre daba al aire que eran meramente para fastidiar el sueño de ambos chicos enfureció un poco a Changbin.
—¿Qué sucede?— Somnoliento y un poco tímido, Felix preguntó al aire.
—Pasa que este tipo quiere que hagamos su trabajo.— Bufó y el profesor lo miró mal.
El hombre no esperó a que respondiesen algo y se acercó con una caja.
A Changbin se le encendió la curiosidad y su cuerpo por inercia se inclinó hacia delante intentando ver cuál era el contenido de la dichosa caja.
—Me van a ayudar a organizar todo.
Changbin no aguantó y metió su mano para por fin saciar la curiosidad.
Una invitación.
—¿Habrá una fiesta?— No tardó en preguntar y a este punto, incluso Felix estaba curioso.
El profesor de literatura asintió.
—La escuela está planeando un proyecto para financiar algunos textos y actividades para los niños de primaria y preescolar y se pensó que sería buena idea recaudar fondos; después de todo es algo de los estudiantes para los estudiantes.
—En otras palabras, nos toca poner el dinero a los estudiantes.— Changbin intervino.
—Pensé que la escuela tenía los fondos.— murmuró Felix un poco confuso.
— ¡Claro que los tienen! Pero son unas ratas.— Respondió Changbin susurrando esto último, siendo escuchado de todas formas por el profesor.
—¡Joven Seo! No permitiré que le falte el respeto a la comunidad educativa de esa man—
—¡Profesor!— Una cuarta voz se hizo presente en el aula y el par de estudiantes miraban complacidos la escena de drama que estaba por comenzar.
—Oh, Seungmin ¿Qué haces aquí?
—Yeji me mostró el diseño de las tarjetas de invitación y si me lo permite, tengo un par de preguntas.— Kim Seungmin habló intentando controlar sus emociones.— Recuerdo haber mencionado que no quería participar en el proyecto y tengo la duda de qué...— Respiró hondo—¿qué diantres hace mi nombre escrito ahí?
Changbin bufó.
—¿Diantres? ¿Quién dice diantres?— Se burló— Se dice mierda amigo, m-i-e-r-d-a.
Changbin carcajeó y mostró su palma a esperas que el rubio a su lado chocara los cinco, sorprendentemente lo hizo.
Seungmin resopló intentando ignorar al par de estúpidos sentados a un lado.
Él no se iba a rebajar a su par.
—Christopher dijo que habías cambiado de opinión y querías ser segundo en el proyecto.
Y en ese momento justo en donde Seungmin apretó la mandíbula y su respiración comenzó a volverse irregular, Changbin codeó a Felix para que mirase directo al rostro del chico.
«Quién sea que sea el tal Christopher está más que muerto» pensó el rubio viendo al chico tratando de controlarse.
— Lamento decirle que son falacias.— Culminó con una sonrisa.— Así que le pido por favor que retire mi nombre del diseño de las invitaciones, quiero mantenerme al margen de esto, profesor.
—No es posible, Seungmin.— Al chico se le veía un poco frustrado por la respuesta. Mientras tanto, el hombre señaló la caja.— Ya están las invitaciones, mandarlas a hacer de nuevo solo sería desperdiciar dinero.
Felix tenía que admitir que se le hacía gracioso cómo el chico comenzaba a tirar su máscara porque por supuesto, al igual que todos, aquel castaño tan ejemplar y perfecto parecía tener una.
Seungmin llevó sus manos a su cadera intentando no soltarle improperios en la cara a su profesor.
Para él, Christopher Bang era un completo hijo de puta, no había duda.
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Volví pero sin separador así que les tengo permitido burlarse por eso, a.
