—051420.
—¡Seo Changbin!
El mencionado reaccionó hacia el grito tan abruptamente que su cuerpo casi cae al piso.
—¡Presente!— Se espabiló pestañeando varias veces para acostumbrarse a la luz de la sala.
—Presente pero en el quinto sueño, muchacho.— Bromeó la profesora y toda la clase rió, incluído Changbin. La profesora hizo una seña hacia la puerta y Changbin sonrió apenado.
—¿Tengo qué?— La profesora asintió y Changbin suspiró.
Se levantó de su asiento y disimuladamente agarró su celular y se lo embolsó. Caminó hacia la puerta bajo la atenta mirada de sus compañeros y de su profesora. Ahí, frente a la puerta volvió a girar su cuerpo y miró a la mujer, esperando un atisbo de bondad.
—Anda, ve con la señorita Jung.— Lo echó con una sonrisa y Changbin puchereó.
—Bien, no me extrañes Hayeon.— Atrevidamente lanzó un beso hacia su profesora, provocando un bullicio por parte de sus compañeros antes de salir por completo del aula.
Cerró la puerta y miró aburrido el extenso pasillo, sacó su celular y observó la hora.
—Me voy a pegar un tiro, todavía es temprano.— Se quejó.
Podría quedarse a dormir lo que quedaba de la clase y recuperar el sueño que había perdido la noche pasada, pero seguramente la profesora de física preguntaría a la secretaria del director si le había dado algún pase para detención a Changbin.
Y por más que pareciera lo contrario, no quería problemas.
Comenzó a caminar con las manos en los bolsillos, perdido en sus propios pensamientos.
Perdido en los “¿qué hubiera pasado si...?”
¿Qué hubiera pasado si las cosas fueran diferentes? Si tal vez, solo tal vez sus actos hubiesen sido diferentes.
¿Qué hubiera sucedido?
¿Él realmente sería feliz o seguiría con aquella maldita carga?
Estaba cansado.
Solo quería terminar con toda la mierda que le privaba del sueño durante tantas noches. Pero era imposible, siempre que intentaba algún avance las cosas volvían a como estaban.
Como un maldito ciclo completo de toxicidad.
Era eso, Changbin estaba hasta la mierda con la maldita toxicidad, pero el final de aquel oscuro túnel estaba tan alejado de su realidad.
Tenía que vivir con ello o en lo posible, dejarse consumir por completo.
Su teléfono vibró en el bolsillo de su pantalón y con desgano lo sacó, leyendo por encima el mensaje que habia recibido y bufó.
Siempre la misma mierda.
Desbloqueó su teléfono y escribió una respuesta rápida. Salió de la aplicación de mensajería y antes de volver a bloquear el aparato se quedó unos segundos apreciando la imagen que tenía por fondo de pantalla.
Se veían tan felices...¿Pero por qué todo resultó ser mentira?
Chasqueó la lengua y se decidió a guardar el celular cuando estuvo a la esquina del despacho de director y el de su secretaria.
—¡Rita!— Exclamó de la manera más bulliciosa para anunciar su llegada, asustando a la pobre mujer de repente.
—skurwysynu.— Maldijo la mujer rubia en su idioma. Changbin frunció el ceño.
—¿Qué significa eso?— La polaca se encogió de hombros con una sonrisa amable.
—No es nada, Seo. Déjame adivinar ¿Te dormiste en clase de nuevo?
Changbin asintió energéticamente y la mujer resopló.
Rápidamente sacó uno de los volantes y lo marcó con la hora exacta de la detección y se lo extendió al chico.
—Gracias Rita, siempre tan amable.— Guiñó su ojo a la mujer en cuanto recibió el papel.
—obrzydliwa świnio, mam nadzieję, że dostaniesz biegunki.— Musitó viendo a Changbin sin ninguna expresión en su rostro.
Changbin se giró con el pensamiento de haber sido elogiado en otro idioma y caminó hacia la entrada del lugar, pero algo lo detuvo.
El chisme, exactamente.
—¡Duele, duele, duele, duele!— El encargado de la convivencia en la institución se encontraba entrando al despacho con un chico colgado de la oreja por este.
Nada más y nada menos que Lee Felix.
—Yah, la violencia está de más ¿No lo crees, Hoseok?
—Rita asegúrate de que vaya a detención.— Lo ignoró.
La mujer asintió y rápidamente realizó el mismo procedimiento de antes.
Felix fastidiado lo recibió, no sin antes echarle una extraña mirada al chico a su lado, quien lo veía con entera curiosidad.
—Como sea.— Bufó y se encaminó a la salida, pero sus ojos chocaron con los de alguien más y consiguió tensarse al segundo.
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