3.16 Telarañas

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"Debo estar demente." Su voz hizo eco en la oscuridad.

Raven se acurrucó dentro del calor y la seguridad que su capa le brindaba mientras daba vueltas por la desolada habitación de Damian.

Perdió la cabeza, era irreal que ella se hubiera prestado a los planes de Rose Wilson. A su amiga quizás le sirvió el sigiloso chantaje para aclararle la mente, pero dudaba fielmente que esto le serviría.

La luz de la luna colándose por la ventana y su conocimiento de la habitación le ayudaron a encontrar el espejo de cuerpo completo escondido dentro del armario. Raven abrió su capa para ver su reflejo en el espejo e inmediatamente sintió el rubor de la vergüenza apoderándose de ella.

'.....Es una pésima idea.' Raven pensó al volver a cubrir su cuerpo.

Al final terminó haciendo eso que tanto criticaba de él; invadir propiedad privada sin que él estuviera presente, pues desde que llegó no pudo sentir la presencia de Damian, Titus, o Jason dentro del departamento.

Tal vez era una señal del cielo para retractarse, pues a pesar de que necesitaba hablar seriamente con Damian sobre ciertos sentimientos, no estaba segura si el método de Rose Wilson le serviría para cumplir su cometido.

Debió suponer que sería una pésima idea desde el momento en el cual Rose la metió a su habitación y le entregó una cuestionable caja rojo terciopelo.

Al abrirla se encontró con dos piezas de lencería, quizás las mas diminutas en el universo. El atuendo parecía estar hecho por una enorme y muy erótica araña, pues el patrón de los hilos asimilaban a una telaraña que juraba pobremente cubrir sus pechos.

Antes de darse cuenta, Raven se encontró en el baño usando la provocativa y tétrica lencería, mientras Rose la alentó en añadir un factor sorpresa al envolverla en la oscura capa de su uniforme.

Raven aun recordaba las palabras de Rose antes de que la despidiera: "La mejor manera de vencer a la tentación es cayendo en ella."

Pero, ¿Cuantas veces no había caído ya en la tentación?;

Han caído tantas veces que incluso crearon un circulo vicioso, uno que se convirtió en la excusa de sus corazones para estar juntos. Quizás en una manera de protegerse del miedo de perder la fantasía que vivían sí admitían la verdad.

Ninguno supo como manejar la situación, pero ahora tenían la oportunidad de hacerlo funcionar. Era tiempo de romper esa burbuja de lujuria y secretos para asimilar la realidad de sus sentimientos.

Ella tomó un fuerte respiró para pensar.

Estando lejos de la manipulación de la rubia se dio cuenta que había tomado una apresurada decisión. Aparecer en su departamento con algo que no dejaba nada a la imaginación solo los transformaría en una bola de fuego y los distraería de lo racional.

No quería mandar el mensaje incorrecto.

Que decía, esta lencería incluso rebajaba sus principios como mujer, entregándose como si ella fuera un pedazo de carne.

Maldita seas, Rose.

Lo único que quería era ser sincera con sus sentimientos, igual que él.

Él fue tan honesto y dulce, que para muchos la situación les sonaría imposible. Las personas creían que Damian Wayne era un bastardo insensible, pero solo pensaban así porque nadie lo conocía de la manera en la cual Raven lo hacía.

Lograba ver mas allá de esa máscara a la cual se aferraba, y así apreciar las verdaderas virtudes de su persona. Damian era noble, de buen corazón, fuerte, comprometido inteligente e incondicional. La hacia sentirse protegida en su presencia y todos los días parecía como si descubriera algo nuevo de él.

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