CAPÍTULO 12. PASIÓN

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DEVIL

Había estado con muchas mujeres es mi vida, quizá había perdido la cuenta, pero aunque sabía que esto cambiaría nuestra relación y que quizá desde ahora en adelante solo la haría mía, aún después de saber eso sabía que Lucía sería la mujer que querría y esté en mi cama. No como una simple follada, era algo más...como alguien más.

El sexo era increíble y fabuloso, pero estaba seguro que con lucia sería una adicción.

Levanto su pequeño cuerpo en mis manos y la llevo a la cama, despacio la recuesto en la cama y caigo encima de ella, obviamente que mis brazos están a su costado. Beso sus labios despacio mientras ella me pide ir más, pero jodidamente iba a darle cada uno de los segundos que teníamos. Joder, ella simplemente estaba hermosa con ese conjunto, y el color celeste solo hacía que sus ojos se vuelvan más celestes.

Mi hermosa niña se veía increíble y estoy segura ella no sabía la magnitud de eso.

Bajo lentamente mis besos hacia su cuello, pequeños gemidos se escuchan por su parte y yo disfruto, beso todo su cuello y cuando llego a sus pechos me detengo y desabrocho el click delantero del conjunto.

Cuando el broche se abre mis manos enseguida van a sus pechos algo llenos, se nota claramente que están hinchados y eso me agrada, sin perder más el tiempo meto uno de sus rosados pezones a mi boca y su sabor dulce me encanta. Yo era un hombre de tetas e iba a disfrutar mucho de estas.

Los sonidos que emergen de su boca me vuelven completamente loco, sigo besando su cuerpo y al ver su pequeña tanga de encaje, gruño.

Me encanta.

Lucía me mira con algo de vergüenza, pero joder, conmigo ella nunca jamás sentiría eso.

Acaricio su vientre y bajo mis dedos a la cinturilla de sus bragas, las retiro despacio y las tiro lejos, ahora ella estaba desnuda, solo quedaba quitarle su vestido ya abierto. Beso sus tobillos mientras ella gime, luego cuando abro sus piernas y trato de ir por lo que tanto he deseado, ella no me lo permite.

—No...

—Joder, Lucía...

—Es que, no sé si lo que vas a hacer me agradé.

—Oh, lo hará.

—Pero no... no...

—Por ahora, Lucía.

La ayudo a quitarse los restos del vestido, nos besamos por lagos momentos, mientras tanto mi mano acaricia todo lo que se le pone en el camino. Llego a su coño y al sentirla toda mojada mi polla va a explotar.

Abro los labios de su coño y busco su clítoris, no bien lo toco mi niña se tensa. Despacio empiezo a jugar con él y ella gime cerca de mi boca.

—Ahhh...

Muerdo su oreja mientras sigo acariciándola, despacio y buscando el ritmo que a ella le gusta, cuando lo encuentro solo puedo ver su rostro contrayéndose y gruño demasiado porque verla llegar es lo mejor que me puede pasar.

Dejo que ella se calme un poco, yo sigo marcando su cuello.

Lucía abre los ojos y me mira feliz.

Jalo sus piernas a la orilla de la cama y abro sus piernas, despacio empiezo a ingresar en ella, Lucía gime y me pide ir más, me entierro muy despacio en ella y ¡joder! Es uno de las mejores sensaciones. Su coño me apretaba de una manera perfecta. Empiezo a moverme despacio y ella gime.

Su coño está rosado y algo hinchado por su orgasmo anterior.

Lucia apenas y puede verme, mi cuerpo empieza a sudar cuando busco cambiar de ritmo; fijándome en lo que ella quiere.

Y lo quiere, sus pequeñas caderas se mueven, y ella lucia hermosa con su panza, y toda abierta para mí.

Acelero mi ritmo, sus ojos se agrandan cuando juego con su clítoris, puedo sentir como sus paredes se tensan, y yo simplemente me pierdo al verla llegar. Su orgasmo la deja sin aliento, yo empujo un poco más y salgo para vaciar mi semen fuera de ella.

—¡Maldita sea!

Me vacío fuera de ella y caigo a su lado. Beso su frente mientras la recuesto en mi pecho.

******

—¡Joder, Lucía!— gruño. Levanto su pierna un poco y la sigo follando. Eran las cinco de la mañana y cuando pensé que mi niña estaba cansada, fue ella quien me despertó. Había escuchado que las embarazadas tenían un gran libido, pero ahora sabía y era cierto.

Lucia me había sorprendido, yo no era tímido en lo absoluto, pero me encantaba que mi mujer se sintiera tan segura para despertarme.

Ahora mismo la estaba reclamando, mi chica estaba de espaldas a mí y no dejaba de gemir mientras yo la penetraba, y su coño ya se había acostumbrado a mí por lo que iba a follarla siempre.

Pellizco sus pezones mientras Lucia levanta mucho más su culo, mis manos aprietan su carne con fuerza y bombeo rápido. Lucia casi grita cuando su orgasmo la come viva, yo sigo bombeando por unos minutos más y me vacío dentro de ella.

No había nada malo en mí, estaba limpio, y por los exámenes de ella sabía ella también. No iba a haber nada entre nosotros por siempre.

La quería así para mí.

Mia para proteger.

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Es un capítulo algo corto, pero quería que solo sea dedicado a ellos, espero es guste.

Besos 💋💋

Mía para protegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora