Ella era considerada la belleza más rara de Goryeo. El había crecido con una marca en el rostro.
¿Su amor será más fuerte que la ambición y los prejuicios de aquella época?
Historia ficticia basada en el K-Drama Moon Lovers: Scarlet Heart Ryeo.
Ide...
-"Mi dolor solamente es curado por la calidez de tu ser"-
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—Le prendí fuego a todo, Madre. Nadie sospechara de usted —dijo So, esperando a que todos sus esfuerzos no fueran en vano.
—No me digas que... ¿los mataste a todos?
—Solo vivían para usted. No podrán hacer nada en tu contra, ya que murieron por usted, Madre —la Reina Yoo suspiro pesadamente al escuchar decir eso.
—¿Creíste que te diría que hiciste un buen trabajo? ¿Quieres que te pregunte si estás herido? ¡Ja! —la Reina lo miraba con odio— Eres como una bestia ¡Fuera de aqui! Tu olor a sangre no me dejará dormir
—Lo hice por usted, Madre...
—¡Madre, Madre, Madre! ¡Oírte llamarme "Madre" hace que se me ponga la piel de gallina! ¡No quiero verte! ¡Vete ya! ¡Lárgate!
Elizabeth sintió como se estrujaba su corazón al escuchar el desprecio de la Reina Yoo hacia So. Esa mujer era ambiciosa y egoísta, no amaba a nadie, solo a ella misma y su causa. La Princesa sacó los rollos de su manga, tenía en su mano la soga para atar a la Reina.
La Princesa comenzaría a idear un plan para que la Reina Yoo perdiera el suficiente poder en el Clan Chungju Yoo. Esa mujer iba a sufrir los mismos desprecios que le hacía pasar al Cuarto Príncipe, el mismo sufrimiento que el Príncipe Heredero experimentaba día a día. Se juró a sí misma proteger con su propia vida a las personas que amaba.
Mientras tanto, So se sentía la peor persona, escuchando todo el desprecio de su madre. Jamás iba a escuchar una palabra agradable de su parte.
—Siempre he tenido curiosidad, ¿Por qué mi madre no siente piedad por mí? —dijo So, con las lágrimas a punto de caer— Si usted fuera mi Madre, le importaría si estoy herido. Entonces, ¿Por qué mi Madre no voltea a verme? He esperado desesperadamente por su cariño...
—Tu no eres mi hijo —dijo la Reina Yoo con desprecio— Tu, eres el hijo de la Concubina Kang, de Shinju —So sentía que todo daba vueltas, la Reina solo miró a otro lado.
—Es por mi rostro, ¿verdad? Me envió lejos en lugar de Hyungnim, y me sigue dando la espalda —los labios de So temblaban— Traicione a la única persona que me importa, traicione mis sentimientos, para protegerla a usted. ¿Para qué? Al final sigue tirandome lejos ¡Todo por culpa de este maldito rostro!
So empezó a romper todo a su paso, tirando los jarrones y cosas que había en una mesa. Elizabeth se sobresaltó al escuchar el ruido, se preocupó de que So cometiera una locura. Entro sin pensarlo haciendo que la Reina Yoo se asustará al verla. Debido a la oscuridad de el lugar, era difícil distinguir que era la Primera Princesa quien se hallaba ahí.
La Princesa corrió al lado de So, este se veía indefenso y vulnerable, estaba en el suelo encima de los pedazos rotos de la cerámica.
—So... —tomo la mano de el Cuarto Príncipe, noto que salía sangre.
—¡Salgan ambos de aquí! —grito la Reina, Elizabeth no hizo caso.
—Alteza, debes levantarte —dijo Elizabeth aguantando las ganas de matar a la Reina en ese instante.
So miro a la Princesa, aún no procesaba que ella estaba ahí, creía que se trataba de una ilusión, alzo su mano con la intención de tocar el rostro de Elizabeth, pero nunca llego. La mirada de el Cuarto Príncipe estaba perdida. Miro a su madre, quien agarraba las mantas con fuerza.
—¿Tiene idea de cómo ha sido mi vida con la Familia Kang? Una vez me arrojaron a la guarida de los lobos más feroces de Shinju. Pase toda la noche peleando con esos animales, mientras rechinaban mis dientes, y luego prendí fuego a toda la montaña, asesine a todo lo que vivía en ese lugar y después me fui.
Elizabeth sentía en sus ojos las lágrimas acumularse, el dolor de el Cuarto Príncipe era muy fuerte, y escuchar como lo trataba la Concubina Kang, era desgarrador para alguien como el. Sus emociones hicieron que ella abrazara a So, ese hombre no merecía tal trato.
—¿Y que con eso? —respondió la Reina Yoo, Elizabeth sentía que todo el cuerpo de So temblaba— Una madre solo debe reconocer al hijo que la haga brillar. Tu, eres mi vergüenza, mi desgracia... un error —dijo fríamente— Es por eso que te envié lejos.
—Alteza, es momento de irnos —Elizabeth no soportaba un minuto más, si se quedaba escuchando las habladurías de la Reina, ella podría clavarle la espada en su corazón— Levántate —ordenó la Princesa, jalando al Cuarto Príncipe.
—Si, es mejor que se vayan —la Reina reconoció la voz de la Primera Princesa— Te doy un consejo, Princesa Hwa Young, aléjate de So, el solo trae desgracias...
—Cuide sus palabras, Reina, haré que se trague una a una, las humillaciones y los infortunios que ha provocado con su proceder —dijo Elizabeth poniéndose de pie— Usted, no me conoce aún, yo... siempre estaré un paso adelante de sus planes —dicho esto, la Princesa jalo a So para que este se levantara.
—Princesa, ten cuidado, tampoco me conoces. Puedo llegar a ser tu peor enemigo o una gran aliada... —dijo la Reina con una sonrisa— Espera —ahora se dirigió a So que se levantaba de el suelo— Tengo que agradecerte algo, gracias a que te envié lejos, conocí la sensación de amor y justicia —So se volteó hacia su madre y comenzó a llorar en silencio.
Elizabeth sentía que la sangre le hervía, se acercó rápidamente a la Reina y le apuntó con la espada. La Reina pudo apreciar de cerca el rostro de la Primera Princesa de Goryeo. Estaba en shock, tal vez por la osadía de la Princesa, o por la belleza tan única de Elizabeth.
So no hizo movimiento alguno al ver que la Princesa apuntaba con su espada hacia la Reina. Elizabeth presionó más su espada en el brazo de la Reina, a lo cual está se quejó. So se acercó a la Reina, quedando a la altura de ella.
—Hoy... es un día que siempre recordará —las lágrimas corrían por las mejillas de So— Me echó de aquí otra vez. Sin embargo, no me iré... de ahora en adelante, tendrá que mirarme sólo a mí —una última mirada, dirigió So a su Madre, dándose media vuelta, olvidándose que Elizabeth estaba a punto de matar a la Reina.
—¡Tonterías! ¡Insensato! ¡Lárgate de Songak! ¡Agh! —se quejó la Reina, la Princesa había hecho un corte más profundo en el brazo de la Reina Yoo— ¡Maldita! ¡Lárgate! ¡No saldrás bien librada si me matas! —amenazó la Reina.
—No se preocupe por mi, Reina, preocupese por su vida. La que sostiene la espada, soy yo —dijo la Princesa agarrando fuertemente el brazo de la Reina— Además, si quisiera matarla, tengo muchas maneras más sutiles de hacerlo, no me manchare las manos tan fácilmente —la Reina tenía miedo, la voz de Elizabeth le causaba escalofríos.
—¡Guardias!... —Elizabeth tapó la boca de la Reina.
—Reina, le sugiero no hacer ningún escándalo y permanecer quieta. No soy muy paciente que digamos. Así que... de ahora en adelante, hará lo que yo diga —dijo la Princesa soltando bruscamente a la Reina.
—¿Que es lo que quieres, Princesa? —eso último lo escupió con rabia.
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