Ella era considerada la belleza más rara de Goryeo. El había crecido con una marca en el rostro.
¿Su amor será más fuerte que la ambición y los prejuicios de aquella época?
Historia ficticia basada en el K-Drama Moon Lovers: Scarlet Heart Ryeo.
Ide...
-Temo enamorarme porque mi pasado fue vacío... pero mi futuro también lo será, si no estás en el-
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—En su momento lo sabrá, Reina. No desespere, muy pronto le haré una visita formal y hablaremos de los términos en que quedaremos —dijo Elizabeth guardando su espada— Descanse, mañana será un día muy ajetreado para usted y el Clan Chungju Yoo —Elizabeth se dio media vuelta y se retiró de los aposentos de la Reina.
—¡Maldita! ¡No te atrevas a amenazarme! —gritaba la Reina Yoo tirando todo lo que tenía a su alcance.
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Elizabeth buscaba a So, ella lo había visto muy mal y temía que hiciera otra locura. Recorrió todo el Damiwon y no lo encontró.
Llego al lago Donji y notó que el Cuarto Príncipe estaba arrodillado en la orilla, con la vista perdida en el horizonte. La Princesa no dudó en correr a el y abrazarlo.
—Vete —dijo So en un susurro— Aléjate de mi —dijo tratando de soltarse de el agarre de la Princesa.
—No lo haré... —dijo la Princesa en la espalda de So.
—¡Vete! —So forcejeaba para zafarse, pero Elizabeth se abrazaba con más fuerza al Cuarto Príncipe— ¡Soy una bestia! ¡Aléjate antes de que te lastime!
—Jamás me lástimaras... no te voy a dejar —la Princesa sollozaba, le dolía ver así a So.
—Tu viste lo que hice a esas personas... yo, yo los maté. Estoy manchado con su sangre —So lloraba desconsoladamente— Solo sirvo para eso, mi Madre lo ha dicho, no soy una persona...
—Tu, no eres una bestia, eres una persona con un gran corazón. Y por eso he llegado a amarte —dijo entre lágrimas la Princesa.
—No digas eso... —So estaba emocionado al escuchar esas palabras y al mismo tiempo las palabras de su madre resonaban en su mente.
—So, me dijiste que no me alejará de ti, que no huyera. Ahora no me pidas que me vaya... yo, me quedaré a tu lado, sin importar lo que venga en el futuro —la Princesa se levantó y se puso frente a So— Estaré contigo, pase lo que pase —decía acariciando el rostro de So que se hallaba cubierto de sangre.
