Podías ver fácilmente lo feliz que estaba el rubio cargando a bebé, mientras su esposo y novio le acompañaba a la par.
Tomaban rumbo hacia una tienda de bebés bastante tierna, que el rubio se había enterado de su existencia después de una amplia investigación de tiendas para pequeños, desde que Inosuke le había metido en la cabeza la grandiosa idea de adoptar a un hijo.
Zenitsu Agatsuma, 23 años, casado, siendo CEO del área de música de la empresa más grande de entretenimiento en todo Sapporo: Kamaboko Corporations.
Ese mismo joven tenía a un bebé pelirrojo el cual dormía plácidamente entre sus brazos, todavía la escdn le parecía irreal, sentía una cálido abrazo a su corazón, cuando recordaba que esa bella criaturita ahora era suya.
- Nuestra. - Habló el peliplateado, como si prácticamente hubiera leído los pensamientos del rubio.
- Es insano que leas tanto mis pensamientos. - Contestó Agatsuma, tratando de hacerse un poco el ofendido, a lodo de juego.
- No dices lo mismo en la ca- - Fue interrumpido por la mano del más bajo mientras trataba de sostener al bebé al mismo tiempo, totalmente sonrojado, exactamente como la primera vez. - Siguen pasando los años y te sonrojas por cualquier cosa sucia que digo, no cambies bebé.
Se detuvieron en una banca cercana, el día estaba nublado, con una brisa moviendo las hojas de los árboles, lo cual producía una linda melodía. Agatsuma estaba sentado en el regazo del mayor, mientras traía al pequeño pelirrojo en brazos.
Después de la corta escena, finalmente fueron a la tienda, a la cual Zenitsu se enamoró de todo con tan solo imaginarse al bebé usarlas las adorables prendas.
Tengen se encargo de juguetes y objetos necesarios, esperando en la fila encargo que remodelaran de forma rápida la habitación de al lado y le hicieran un puerta corrediza a la suya, para que todo quedara para ese mismo día.
Por el otro lado, Agatsuma compró bastantes (en realidad la palabra se quedaba corta con lo que compró) conjuntos, mayormente solo variaban de color siendo de cuerpo completo, algunos con moomin's o craituritas tiernas o otros con carritos. También se encargo de la comida del bebé, sabía que su esposo compraría los objetos y juguetes, pero nunca se le pasaría por la mente que tendría que comer el niño, antes de papilla, se le pasaría por la mente una llanta.
Cada uno terminó sus compras, llegando a la casa con bastantes bolsas, que al instante fueron recogidas por tres mucamas de la casa, se quedaron un poco en casa para después volver a salir, pues no estaba en sus planes quedarse sin hacer nada.
Fueron a comprar un helado, mientras veían los cerezos del parque florecer, Tanjiro Tengen Agatsuma, había nacido en invierno, así que con sus tres meses de recién nacido, podría apreciar como sus padres disfrutaban de lo que alguna vez se convertiría en una tradición familiar.
Porque al fin y al cabo los cerezos siempre escuchan los latidos del corazón.
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