Narrado por Tessa:
Rose era un dolor de cabeza, e incluso cuando era mi mejor amiga, admitirlo era algo inevitable. No me costaba comprender el porqué de sus acciones, pero algunas veces quería golpearla esperando que tal vez, si algún ser todo poderoso quería hacer un milagro, ella comenzara a pensar antes de actuar.
Viendo que no me había resistido a meterme en el coche de un narcotraficante no era la persona más adecuada para hablar de acciones premeditadas.
—Es...pera. —Rose se detuvo de manera abrupta y vi como se inclinaba hacía el suelo de manera peligrosa. Dejé caer los tacos y la sostuve por la cintura esperando que al menos si decidía caerse, no me arrastrara con ella—. Vaya.
—¿Dijiste espera o que es una pera? —Su rostro volteó a verme con una de aquellas perfectas cejas rubias arqueada y no supe si yo había dicho una idiotez, o si ella estaba demasiado consumida por el alcohol—. Olvídalo, tenemos que entrar a la casa así te ayudo a ducharte con agua fría.
—Quiero vooooomitaaaaar. —La manera en la que su lengua arrastraba las palabras era alarmante, pero el que pudiera modular de manera correcta evitaba que me preocupara. La había visto en peores condiciones, desde luego—. Algo me dice que tú... mierda.
Estiró el brazo como si quisiera mantener el equilibrio y supe que las cosas habían comenzado a girar en su mundo.
—Vamos, ya comenzarás a vaciar tu estómago y no quiero tener que quedarme acá fuera. —Levanté los tacos aún sosteniendo el peso de mi mejor amiga y comencé a guiarnos a la casa aunque me tambalee más de una vez por su inestabilidad—. Necesitas una ducha, una botella de agua y al menos dos aspirinas si no queres estar medio muerta para mañana.
—Creo que también necesitas la ducha.
—¿Yo? —pregunté mientras abría la puerta sin preocuparme en el escándalo que hacíamos Rose y yo al cruzar por el umbral, ella se encargaría de despertarlos al subir las escaleras, estaba segura—. ¿Acaso huelo feo?
—Por como lo mirabas no me sorprendería que tuvieras una erección femenina. —Mis brazos se aflojaron por la sorpresa de sus palabras y su cuerpo se tambaleo por un momento donde pensé que se caería sin remedio. Alcancé a sostener su brazo cuando su hombro parecía a centímetros de chocar con la pared y me reí lo más bajo que pude cuando vi sus ojos abiertos exageradamente—. Vas a conseguir que me haga puré.
—¿No será que te lo conseguiste por tu cuenta al tomar el ponche? Te dije que eras conductora designada, y al final tuvo que traernos un imbécil arrogante vende hierba. —Los tacos me estaban matando y no podía soportar mi peso y el de ella, así que no tuve mejor opción que soltarla mientras me los quitaba con cuidado de no armar un escándalo demasiado grande—. Si no fueras mi mejor amiga te hubiera dejado sola en la fiesta para que vieras las consecuencias de ser una idiota.
—Deberías haberlo hecho en vez de traerla a la casa teniendo más alcohol en las venas que sangre. —Levanté mi cabeza en cuanto escuché la voz de mamá desde lo alto de las escaleras. Tenía puesta la bata negra que usaba para estar en la casa y sus brazos estaban cruzados agudizando la mirada filosa que mandaba en nuestra dirección. El entrecejo fruncido solo me confirmaba que estaba enfadada, y faltaba poco para que la vena de su frente comenzara a resaltarse—. Esta más que borracha, Tessa, ¿y qué es eso de un imbécil vende hierba? ¿Te estás drogando?
—¿Qué? ¡Claro que no! —Sus ojos parecieron entrecerrarse de manera peligrosa—. Por favor, mamá, puedes acusarme de lo que sea pero no de drogadicta porque ni siquiera sé como fumar un cigarrillo sin ahogarme.
Sus facciones se suavizaron, pero la mirada acusatoria no se retiró de la escena y en cuanto miró a Rose supe que no había terminado la noche ni estaba cerca de hacerlo.
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The boy in my dreams [EN EDICIÓN]
FantasyEN EDICIÓN. El considerarse normal o no para Tessa Hemsworth siempre fue relativo. Existen personas que no se consideran normales por no seguir una moda, por no encontrar una gran cantidad de personas que compartan los mismos gustos o porque simp...