Narrado por Tessa:
Me había duchado como él me había dicho y me gustara admitirlo o no, la ducha había sido lo suficientemente reparadora como para aclarar mis pensamientos. Estar con él era un peligro del cual estaba consciente pero mi corazón, mi alma y todo mi ser estaban aferrados a él como si la existencia después de él no fuera completamente posible.
¿Hasta donde llegaría mi nivel de dependencia con él? No lo sabía, pero hasta ese momento tenía que lidiar con un padre furioso y una amiga que seguramente tenía un desastre monumental en referencia a sus sentimientos. Si respiraba profundo y contaba hasta diez tal vez podría lidiar con ambas cosas.
Si lo besaba una vez más tal vez podría ir contra el mundo entero.
—Estoy lista. —Salí del baño secando mi cabello con una toalla limpia que había encontrado en un estante, y me enfrenté a la imagen más desconcertante. Kyle Stevenson estaba con unos anteojos de pasta negra y uno de mis libros frente a él. <<Caliente.>>pensé—. ¿Acostumbras a revolver bolsos ajenos? Pensé que lo tuyo eran las drogas, no el robo de bolsos.
Dejé la toalla sobre el respaldo de una silla en su dormitorio para ver que cerraba el libro que reconocí como el de matemáticas y se colocaba de pie. Tenía una elegancia genuina en sus movimientos, lo comprobé cuando guardó el libro en mi bolso y quitó un cepillo para acercarse a mi.
Cada paso, cada vez que sus ojos ejercían más peso sobre los míos, mi corazón se aceleraba como si estuviéramos corriendo otra vez en una competencia que desconocía.
—Vi tus horarios y perdiste la primer hora de matemáticas por mi culpa, así que me ocupé de que llevaras la tarea lista para la segunda hora. —El cepillo rojo no parecía fuera de lugar en su mano, lo noté cuando llegó frente a mi y con total seriedad pidió:—. Voltea. Prefiero que cuando estés despeinada sea en mi cama, no en clases.
Sentí el sonrojo escalar en oleadas calientes por mi cuello hasta arremolinarse en mis mejillas. Voltee con una sonrisa sintiendo que volvía a ser parcialmente el hombre al que acostumbraba a enfrentarme, y recuperando valentía, solté:
—Te quedan muy bien los lentes.
Una de sus manos subió para quitar el cabello de mis hombros y cuando pasó el cepillo por primera vez, haciéndome sentir una niña pequeña, lo escuché responder:
—Son lentes de descanso. Creo que la resaca me va a forzar a usarlos al menos todo el día. —Estuvimos en silencio algunos segundos, aunque eso parecía poco posible con Kyle—. ¿No pueden hacer más larga la falda del colegio? Muestras mucha piel.
—Yo no hice las reglas de vestimenta con las cuales se maneja la preparatoria. Agradece que al menos usamos uniforme. —Una de sus manos se apoyó en mi cintura, y la electricidad entre nosotros se volvió reconfortante. Quería más, lo quería todo—. Espero que lo de esta mañana este olvidado.
—¿No crees que eso debería decirlo yo? —Volveríamos a comenzar, siempre lo hacíamos, así que después de suspirar voltee para quedar de frente a él. No era una novedad sentir que en cualquier momento podía babear encima suyo, me encantaba todo lo que lo componía—. Esto es complicado, y aunque me encanta lo difícil, no sé que tan bueno será para nosotros.
Solo había algo que me importaba.
—¿Quieres dejar de verme, Kyle? —Cruzó los brazos sobre su pecho, su postura volviéndose completamente a la defensiva—. Es sólo una pregunta.
—Pues sabes muy bien lo que no debes preguntar.
La manera en la que no evadía mi mirada me hacía sentir más pequeña, menos valiente. Había algo tan frío en sus ojos que no pude evitar dudar que en el infierno existieran icebergs gigantes en lugar de los supuestos ríos de lava.
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The boy in my dreams [EN EDICIÓN]
FantasyEN EDICIÓN. El considerarse normal o no para Tessa Hemsworth siempre fue relativo. Existen personas que no se consideran normales por no seguir una moda, por no encontrar una gran cantidad de personas que compartan los mismos gustos o porque simp...