Capitulo cuatro [editado]

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Narrado por Tessa: 

—No me gustan los gatos —respondí en cuanto la sequedad de mi garganta dejó escapar esas pequeñas palabras en un susurro bajo—. Me gustan los animales que no sueltan prepotencia excesiva.

Kyle estaba lo suficientemente cerca como para sentirme insegura de mi misma, él era un peligro inminente ante el cual yo no sabía si lograría enfrentarme. Era atractivo, demasiado hipnotizante. Había algo magnético en él, algo que no podía repeler ni evitar. Tal vez era la seguridad que su postura emanaba, o la forma en la que una tormenta parecía desatarse en su interior cada vez que sus ojos caían sobre mi.

Estaba cayendo a causa de la tentación que él me provocaba, y si no lograba mantener las distancias la caída estaba destinada a tener consecuencias trágicas.

—¿Así que para gustarte tengo que dejar de ser prepotente?

—¿Te estás identificando con un animal, Kyle Stevenson? —pregunté incrédula—. Pensándolo bien, yo no podría encontrar mejor comparación.

Su ceño se frunció como si estuviera sopesando un pensamiento que no debería tener el derecho de atormentarlo y tan rápido como vi la indecisión, se fue.

No necesitaba verlo demasiado para notar que sus pensamientos era algo con lo cual mantenía una pelea constante. Siempre parecía ser calculador, metódico, dueño de cada una de sus acciones pero cuando lo miraba detenidamente podía ver un leve titubeo.

Era capaz de ver ese titubeo cada vez que clavaba su mirada sobre mi.

—No soy un animal, ellos merecen un respeto que yo jamás podría reclamar. —Sus ojos oscuros se deslizaron por mi cuerpo y vi una sonrisa aparecer en sus labios con lentitud—. Mierda, tienes piernas de infarto.

—¡Deja de mirar mis piernas! —Mis manos volaron a la bata que llevaba puesta e intenté de tirar de la tela para que cubriera más piel pero no podía hacerlo con brusquedad o terminaría quedando en ropa interior frente a él—. ¿Qué estas haciendo en mi habitación? ¿Cómo entraste?

—¿Qué quieres que haga, dulzura? ¿Ignorarlas? Primero deja la crema hidratante y la depilación si no quieres que mis ojos se desvíen por si solos. —Podía sentir el calor nacer en mis mejillas y expandirse con rapidez. Sabía lo que sucedía cuando me avergonzaba, y nada podía compararse con el sonrojo violento que dominaba mi piel—. Vaya cosa de locos, te avergüenzan los cumplidos.

—¡Deja de ser tan...agh! ¡Eres exasperante! —Pasé por su lado manteniendo mis ojos lo más lejos posible de su presencia y caminé hasta la cama buscando un montón de ropa que había elegido antes de ir por la ducha. Allí no había nada—. Hice preguntas que no respondiste y aquí te va otra: ¿quién mierda te autorizó a tocar mis pertenencias hijo de...?

—Mi madre es un límite incruzable. —Sentí sus pisadas en el suelo de mi cuarto y antes de que pudiera voltear por mi cuenta la mano que se apoyó en mi cintura me obligó a hacerlo. Mi rostro rozó el suyo, su respiración chocaba contra mi piel—. Entré por algo llamado <<puerta>> buscando respuestas que no me darás si no te obligo a hacerlo. ¿Me veo como un hombre que desiste así de rápido? Tomo lo que quiero cuando quiero, y que pongas las cosas difíciles no me provoca ganas de retroceder.

—No entiendo, lo estoy intentando y no entiendo.

Ladeó su rostro.

—¿Tengo que explicarte la utilidad de tener una puerta? —preguntó—. La función es tan evidente como las ganas que tengo de poder leer cada uno de tus pensamientos.

—Me refiero a que no entiendo que haces aquí cuando dejé en claro que debías apartarte.

Kyle podía hacerme temblar con el solo hecho de estar en una habitación pero tenerlo tan cerca producía una amenaza a mi estabilidad mental.

The boy in my dreams [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora