capítulo 8.

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Robbie.

Estar aquí en esta casa encerrada se esta volviendo tedioso, me encuentro aburrida, sin nada nuevo que hacer y, según yo, nada nuevo que decubrir, esta casa se me cae encima.

Me levanto de la cama y la ordeno, ordeno un poco el cuarto y me meto a bañar,  saliendo de bañarme me pongo unos shorts azul claro y una camisa blanca y me mantengo descalza.

Bajo a almorzar y hago hot cakes, preparo la masa y la revuelvo, justo como Margaret me ha enseñado,  justo de la cual no he podido saber nada, y todo por padre. Pero no hay que pensar en eso tan temprano.

Caliento los hot cakes y saco algo de fruta y la pico para comer con los hot cakes. Pongo mi plato, pero al escuchar algunos pasos, pongo otro plato, sé que es Adan, tiene una forma singular de caminar.

-buenos días Adan- dije mientras picaba la fruta

-Cómo sabes que soy yo?- me contesta

-siempre que hago algo de almorzar apareces mágicamente- le digo volteandome con el plato de fruta en la mano y con saco dos tazas y la cafetera.

Me siento de un lado de la mesa y me sirvo dos hot cakes, mientras que el plato de Adan tiene cinco, les pongo la mantequilla y la miel y fruta encima.

Me he acostumbrado a esto, almorzar con alguien es lindo, se siente lindo. Tener con quién platicar y que siempre va a estar cuando esté haciendo el desayuno... en qué estoy pensando? Esto es sólo temporal, de seguro dentro de poco me tendré que ir, no habrá razón alguna por la que me tenga que quedar y me quedaré sola de nuevo.

-en qué piensas?- me dice Adan mientras come lo que he preparado

-Qué pasará cuando todo esto acabe?- le dije volteando a verlo, se puso algo nervioso, sin duda era nuevo verlo así.

-pues... - sonó el teléfono- tengo que atender- dijo y fue con el teléfono. Volvió poco después- tengo que salir rápido,  vuelvo maximo en una hora.

Significa que volverá en una hora mínimo.

-claro, ve con cuidado- dije antes de que saliera.

Bueno, otra vez sola.

Terminé de desayunar y ordené la cocina. Fui a la sala de estar un rato para ver la tv, después de ver un capítulo de una serie decidí ir a la piscina, el día de hoy se veía muy bonito. Subí las escaleras y fui a mi cuarto. Busqué en el closet y saqué una toalla, bloqueador y un bikini. Me puse el bikini y el bloqueador, me puse el short por encima de el bikini y salí al patio.

Corrí por el césped hasta la piscina, avente la toalla y el short a una de las sillas y me tiré a la piscina. Se sentía tan bien, me encanta sentir el agua en verano, nado un buen rato hasta que me quedo  encima de un flotador viendo los árboles y sé perfetamente lo que le falta a este patio. Un columpio.

Salgo de la piscina y le pregunto a los guardias en donde puedo encontrar cosas como herramientas,  uno de ellos me guía a una especie de garaje que tiene Adan, le agradezco y busco lo que necesito.

Encuentro una cuerda lo suficientemente larga, una llanta, escaleras, algo para agujerear la llanta y pintura blanca.

Tomo todo y me lo llevo uno por uno al otro lado del jardín,  las cosas son muy pesadas, no puedo con todas a la vez.

Llegado ahí me siento en el suelo y acuesto la llanta, abro el bote de pintura y meto mi dedo a él. Con el dedo comienzo a pintar flores alrededor de todo ese lado de la llanta y  habiendo terminado la dejo un rato al sol.

Justo cuando estoy empujando la llanta a otra parte donde el sol sea más fuerte llega Adan y me ve.

- dios mío, qué te pasa?- me dijo y yo asustada voltee

-porqué dices?- digo viéndolo extrañada

-mira tu espalda, acaso no te duele dice tentando por encima de mi piel asustado

-hablas de esto?-dije tocando una de las cicatices que tengo en la espalda, el se sorprendió al ver que no me dolía- no son cortadas, son cicatrices de cortadas, sólo que con el sol se ponen algo rojas eso es todo, no tienes porque preocuparte - dije dandole un golpe amistoso en el hombro

-como sea, qué estás haciendo? - dijo viendo todo a mi alrededor

-hago un columpio- dije tomando la llanta y el objeto que tenía para hacerle el agujero- pero no necesito ayuda-dije intentando hacer el hoyo, cada vez más difícil, hasta que se me mueve la mano por la presión que hacía y se desvía, suelto el objeto,  pero corta mi otra mano- maldición- dije viendo la cortada.

-oh dios, que te has hecho?! No te preocupes, tengo un botiquín en casa- dijo y en menos de un minuto ya estaba de vuelta con él tomando cuidado de mi cortada, lo veía tan concentrado por hacerlo todo bien que me dio ternura.

Al final me trajo una silla y ahí me quedé sentada, ya no me permitió hacer nada más. Yo lo vi solamente terminar todo lo que había empezado y dejó listo el columpio.

-te quieres subir?- dijo mostrandome el columpio orgulloso del trabajo.

-claro- dije y fui al columpio, me senté y me tomé sólo con la mano sana.

Y me columpio todo el tiempo que quise, sin negarse.

No me quiero ir, no me quiero alejar de él.  Porque lo quiero.

me has condenadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora