Qué extraña es la forma de amor que enclaustra al dragón en un nido de hormigas. Qué violencia la de aquellos que causando tu dolor te acarician para callar tus lamentos.
A ti, mi cuervo, siempre tan oportuno, que estuviste y representas lo que más necesité, te agradezco por cobijarme bajo tus alas. Tu nombre secreto permanecerá como un murmuro entre los dos, triste, solemne, el arrullo de una joven madre a su infante.
Pero no permanezcas más en la ventana. ¡Entra! Derriba la puerta, acuéstate en mi cama, ponte mi ropa y usa mis palabras, que así te daré las gracias:
Me vestiré del color de tus plumas y tus alas serán mis alas. Llévame con el búho, tenemos una canción para la luna.
Esta noche soy valiente. Ya no te pido que me acompañes, sino que al vestir tus plumas y beber tu sangre, tú y yo seamos lo mismo. La canción de cuna permanecerá dentro, pero desde hoy el mundo conocerá a una guerrera.
Los gigantes y las sombras, las espinas de las rosas; los falsos amantes, las hormigas, los espejos rotos y los remendadores de heridas, todos temblarán al oír nuestro nombre.
Llámenme Morgan.
Estoy furiosa, en calma, paciente. Hija de la noche y sierva de la luna, no moriré nunca más. A continuación los sorprenderé con mi mayor acto de rebeldía: demostraré lo mucho que sé amar.
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Astronomía en mi habitación
RandomColección de escritos independientes con los temas de la vida conforme pasa el tiempo.