¿Te imaginas haber acabado la escuela recién, y estar planeando tu ingreso a la Universidad... y ¡PLUM! Crisis mundial...?
Pues eso me pasó a mí...
No te daré una descripción de lo que está pasando actualmente con respecto al corona virus, puesto q...
Como te comenté hace un buen tiempo... mi Tata ya es un hombre mayor... un anciano, en otras palabras... por esa razón mis tíos y yo hemos tratado de cuidarlo minuciosamente...
Sin embargo, hace un par de días que ha manifestado una tos con flema... Ello nos preocupó un poco... Bueno, en realidad el desasosiego e incertidumbre invadió más que nada a mi tío Jhonny...
Sí... a él...
Ayer nomas que mi Tata empezó a tener un poco de calentura, llegando hasta los 37° C.
Estábamos súper preocupados por él... Como buenos nietos/hijos tratamos de ayudarlo dándole de tomar pastillas para controlar la fiebre, y uno que otro artilugio casero...
Gracias a ello, y a la mano poderosa de Dios que obró en él mediante la medicina, mi padre pudo estar mejor...
Sin embargo, en todo el día de ayer (02 de abril del 2020) mi Tata NO pudo ingerir ningún tipo de alimento... esto quiere decir que no comió ni su desayuno, ni su almuerzo ni su cena...
Y es que... ¿quién podría estar tranquilo en semejante situación? Después de todo, nuestro Tata era nuestra responsabilidad... de hecho, es como un "hijo" para nosotros...
Así con todo, tuvimos que alimentarnos puesto que... ¿cómo podríamos ayudarlo estando débiles...?
Eso sí... comíamos con un poco de culpabilidad ya que nuestro papito no podía acompañarnos en ello (o al menos yo lo sentía eso)...
Sin embargo, tras un día de algo de intranquilidad... llego la noche... Mi papito no había comido nada...
Por ello, ni bien me levanté, pude ver como mi tío Jhon alistaba a mi Tata (le ponía sus ropas, le lavaba su cara, etc) para llevarlo al HOSPITAL...
"¡No puedo dejarlo!" - exclame a voces en mis adentros.
Por ello, decidí acompañarlo en su camino de ida hacia el centro de salud...
Llegamos, lo sentamos en su silla de ruedas, y luego mi tío se lo llevó hacia la sala de espera en Emergencias... Yo tuve que quedarme esperando afuera, y aunque mi corazón permanecía confiado en el poder de Dios (ya que Él tiene en control todas nuestras situaciones), uno que otro pensar negativo me quiso derrumbar...
Más que nada debido al temible corona... y es que, como dije antes, el continuo bombardeo de la prensa amarillista acerca de las muertes y demás tragedias que trajo el virus, podrían acabar aterrorizando a cualquiera...
Sin embargo, aunque me costo mucho, decidí proclamar en silencio salmos para que Dios proteja mi familia...
Así, estando sentado bajo una pequeña y verdosa arboleda, sintiendo a flor de piel la refrescante brisa que contrastaba de un modo casi perfecto el sofocante calor del mediodía, proclamé el Salmo 91, que se llama "Morando bajo la sobra del omnipotente"...
Ahí les dejo un pequeño extracto, lo que está subrayado es lo más importante respecto al hecho que Dios protegerá a sus hijos de todo mal, y en este caso, de una peste como lo es el corona...
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Como lo puedes ver (o leer), la palabra de Dios dice que Él protegerá a sus hijos... Por ello, yo rogaba a mi Padre celestial que cuidara a mi Tata Pedrito (él también cree en Dios), y que no permitiera que ningún coronavirus afecte su cuerpo...
Y... ¿qué creen?
¡Así fue...!
Mi Tata solo tenía una infección en su garganta... no era muy grave... Él está ahora en casa, echado en su cama para ser exactos... De hecho, ellos (mi tío y mi Tata) llegaron a casa justo media hora antes del toque de queda...
"¡Gloria a Dios! ¡Aleluya!" fueron las exactas palabras que le escribí a mi tío por el WhatsApp cuando me informó que ya estaban de regreso...
Dios ha sido bueno con nosotros... Estoy agradecido con Él porque su fidelidad sigue firme hasta el día de hoy...
Ya mañana se le pondré su segunda inyección a mi Tata, y le daremos sus pastillas que le recetó el médico...
Hoy, siendo 3 de Abril del 2020, pensando que iba a dormir intranquilo, gracias a Dios, podré dormir parsimoniosamente ya que mi papito está en casa nuevamente...
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Y no olvides que tu también puedes aferrarte a aquella hermosa promesa que Dios nos dio a sus.hijos... que nos cuidaria y que ninguna peste nos tocará a nosotros ni a nuestro hogar...
