¡Salí de mi casa! Y me fue bien... (Día #17)

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Ya empezamos la semana y hoy miércoles 1ero de Abril estoy de regreso a mi casa...
Sí... tal y como lo oiste... estoy de regreso a mi casa...

Deja te cuento...

Resulta que hace un par de días saqué una cita para podologia (especialidad médica en pies) ya que, como ya te lo he comentado, he estado sintiendo algunos dolores en mi pie derecho...

Sí... ese fue el mero fin de aquella mítica y, a lo mejor, súper arriesgada aventura...
Con todo, nos enrumbamos con mi hermano hacia el consultorio de mi doctor, no sin antes arreglarnos, desayunar, y obviamente ponernos nuestros cubrebocas por seguridad de nuestra salud...

Así, siendo exactamente las 11:08 nos despedimos de nuestro tata Pedrito y fuimos a la aventura...

"Cómo me lo esperaba... las calles están desoladas..." - me dije a mí mismo en mis adentros.

Y es que, ni siquiera habían muchos carros o "combis" (como llamamos en Perú a los vehículos de transporte público)...

Por ello, tuvimos que caminar unas cuantas cuadras para llegar a un lugar donde los carros pasaran...

Admito que estaba temblando... jejeje... sí... temblando... algo por el temor de contraer el temido corona, pero más que nada estaba afanoso por la salud de mi pie...

Así, tras una no tan larga espera, aborde una combi después de más de 2 semanas sin salir a un lugar (que no fuera la tienda, la bodega o el mercado cerca de mi casa).

Todo era aparentemente normal... salvo por un detalle... todos los pasajeros llevábamos una mascarilla... inclusive el cobrador (el hombre que cobra los pasajes) y el chofer del carro...
Es más, algunos hasta llevaban GUANTES (de esos que llevan los cirujanos)...

De esta forma, empezó mi viaje no tan cotidiano...

En esas estaba cuando pude ver a una chica de piel color canela..  sus ojos chinos brillaron ante los inponentes rayos del sol... claro está... solo pude ver sus ojos, ya que llevaba una mascarilla (como todos)...
Sin embargo, debo de admitir que me llamó mucho la atención...

Un pequeño detalle de mi travesía; tampoco pretendo hacer de esta obra una historia de amor... jejeje... para nada...

Bueno, ¿en qué estábamos?
¡Ah, sí!

Vislumbrando aquel insólito espectáculo a mi alrededor, llegamos a la Clínica...
Llegamos, salude al doctor, y pasé a consulta...

Me revisó el pie, le pregunte mis inquietudes, y básicamente el me dijo que TODO ESTABA BIEN...

Sí... me había preocupado todo este tiempo por nada... no había ninguna herida en mi uña del pie...

Salí más tranquilo...

He aprendido que no debo de exagerar las cosas... ni ahora en tiempos de cuarentena, ni nunca... debemos tomar las cosas con calma...

Al llegar a mi casa, entrando a mi cuarto me puse a pensar en todo aquel sufrimiento que me hice pasar todo por un mal pensamiento en mi mente...

"Pero... el doctor me dijo que todo estaba bien... y antes me dolía feo al pisar... entonces, ¿Qué pasó? ¿Dios me habría curado?" - pensé.

Y es que no había otra explicación... yo había orado hace unos días haciendo cánticos de adoración al Padre (Dios)...

La cosa iba algo así como:

"Aunque no te pueda ver, estas sanando mi pie... Aunque no pueda sentirte, estás tocándome..."

Así, cual mismísimo rey David en sus momentos más íntimos de aflicción y dolor, emanaba yo cánticos nuevos hacia mi Dios...

Creo que sí me sano después de todo... solo me falto creer... ¡Claro! Y dejar de preocuparme...

Por ahora, me siento mucho mejor... gracias a Dios que también usó al médico para que me dijese que no hay ninguna lesión en mis pies...

Aún así, me falta mucho por aprender de la fe, la confianza en Dios, y en sí, de conocerlo más a Él...

01/04/2020

1 de Abril del 2020

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Un adolescente en cuarentena (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora