Esforzándome y siendo valiente (Día #9)

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"¡NO PUEDO MÁS...! El dolor en mi pie es demasiado incómodo...
No me da ganas de hacer ninguna actividad... sucumbo fácilmente, lo sé..."

En esas estaba en la mañana de hoy 24 de marzo del 2020, específicamente entre las 11 y 12 del mediodía...

Mi tía Victoria (la hermana menor de mi padre) me pidió que regara el jardín de la casa... pero yo no quería... aquel mítico dolor me molestaba en demasía...

Así, negándome enfáticamente a realizar dicha encomienda, me marché con lágrimas en los ojos hacia aquel lugar en el que podía encontrarme conmigo mismo... mi cuarto...

Ahí, preocupado y abatido, traté vanamente de acabar con mi preocupación recurriendo al Internet, a la escritura, o a la lectura... pero no encontré calma y desesperé...

Fue allí cuando resolví caer al suelo, hincarme de rodillas, y empezar a hablar con Dios... suplicandole que aquel dolor se fuese...
Sólo Él podría ayudarme dadas las circunstancias... el médico al que iba (por lo de mis pies) había decidido cerrar su local hasta que acabe la cuarentena (31 de marzo), fecha para la cual aún faltaba una semana...

Allí, postrado, empecé a declarar en fe que conforme cada día que pasara, la salud de mi pie iría mejorando progresivamente...
Sí... porque lo que es imposible para el hombre (o sea, yo), es POSIBLE para Dios...

Admito que me resultó difícil creer (y aún ahora me resulta así), pero prefiero mil veces adoptar esta conducta, que la de pensar lo peor...

Teniendo en mente esto, decidí esforzarme y ser valiente...
Aproveché el tiempo que tenía libre para lavar la ropa de mi papá (sus camisas, pantalones y medias), y ENCIMA lave mis 7 polos a mano...
Y todo ello en un tiempo récord (para mí) de 1h y media...

Me siento satisfecho, y sí... aún me duele un poco el pie, pero en fe me siento más sosegado... más tranquilo...
Y todo ello...
Gracias a Dios...

Un adolescente en cuarentena (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora