c a p i t u l o 1

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Las Encinas, la prestigiosa escuela de la que todos hablaban, donde se encontraba lo mejor de lo mejor, la escuela en la que todo español quería entrar. Unos niños pijos nadamás.

—Lena es la última vez que te lo digo, baja a desayunar—rode los ojos, era la cuarta vez que mi "madrastra" pasaba para decirme lo mismo. Ya llevaba un par de minutos despierta, solo que no tenía ganas de ir nuevamente a la escuela. El verano se había ido volando más rápido de lo que yo pensé. No tenía ganas de salir de mi casa y toparme a toda la gente en las Encinas.

—¿Problemas para levantarse?—mire a la puerta y asenti viendo a mi media hermana, Thalia me sonrió y señaló—yo ví que iba directa a por un cubo de agua, yo que tú me apresuraba a cambiarme

—ya la oí—nego riéndose y sin mas que hacer salió del cuarto. Me levanté suspirando, tome mis cosas para pegarme una buena ducha mientras que pensaba seriamente en un plan para no ir a la escuela. En realidad solo conocía a 4 personas y solo de una era mejor amiga. Sabía que Guzmán estaría ahí, lo que significaba que Marina aunque no me cayera bien también estaría ahí. Y estaban Polo y Ander, que deje de verlos hace ya bastante tiempo. 

Salí ya cambiada con el uniforme y me dedique a arreglar un poco mi cara, tampoco era como que fuera a ir así como si nada, al menos debía hacer mi entrada triunfal.

—hasta que a la Miss Francia se le antojo bajar—exclamo mi medio hermano, José, a lo que solo hice una reverencia.

—come que se hace tarde—solo eso dijo mi madrastra. Sabía que la había hecho enfadar, pero no era como que nunca lo hiciera. Almorcé en silencio y un poco apresurada a la vez, Thalia fue la primera en levantarse, se despidió de nosotros rápidamente y salió agitando las llaves—¿Tomaste tus pastillas Lena?—la mire y señale el medicamento que tenía en la mano, lo trague con un poco de jugo y le sonreí un tanto falso

—¿Le dirás a Gómez que te lleve?—dijo José y asenti terminando mi jugo, miró a papá y renegó—no es justo

—reglas de la casa—dijo mi padre y sonreí. Corrí a tomar mis cosas y lavarme los dientes, darme una última mirada y suspirar. Yo podía con esto y con más, era Selene Mirbeau. Nada podía conmigo.

El viaje fue callado, como siempre, Gómez era muy reservado y algo avanzado de edad, pero le teníamos un gran cariño al estar siempre con nosotros. Sabía que no era mucho de hablar, así que se limitaba a llevarme a dónde le dijera y ponía la música que me gustaba la mayor parte del tiempo, en ocasiones lo había cachado cantandolas en bajito o intercalando canciones de su gusto que no me molestaban en absoluto.

Al notar aquella escuela el estómago se me revolvió un poco, tome una gran bocada de aire y la dejé salir un poco ruidosa a mi parecer.

—¿Es muy tarde para decirte que regreses a casa?—dije cuando algunas miradas se posaron en el auto. Gómez me miró por el retrovisor y se rió.

—tengo órdenes de tu padre de dejarte en la escuela, de no ser así, ya te hubiese llevado a otro lado—me reí y suspiré. Se bajó del auto para abrir la puerta, en ese transcurso coloque unos lentes de sol y tome aire nuevamente, acepte la mano de Gómez al salir y me sonrio—que tenga un buen día señorita Mirbeau

Merci mon amourGomez río y caminé con paso decidido hasta la entrada. Las miradas que podía ver a través de los lentes me decían que intentaban hacerme sentir mal, eran miradas de desdén, querían saber más de mi, cuál era mi nombre. Yo se los diría.

Habia oído de la escuela infinidad de veces, pero no había podido estudiar aquí debido a que tuvimos que mudarnos del país  y sin embargo sabía todo de esta escuela. Conocía casi todo e incluso sabía del trofeo de fin de curso. Caminé hasta la dirección topandome con totalmente desconocidos, era lógico a mi parecer. Cuando iba a abrir la puerta alguien de dentro se adelantó, ocasionando que chocarnos al yo querer entrar y él salir.

✨LIGHTS ON-ELITE (Ander) ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora