c a p i t u l o 32

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SELENE

—¡Es que es el maldito colmo!—tome la almohada de la cama y me abrace a ella. Las paredes no eran lo suficientemente gruesas para impedir que escuchara los gritos del cuarto de mi padre—¡No voy a tolerar una conducta así más!

Luego unos murmullos, tal vez era Julia que no gritaba, uno tenía que tener cordura.

—¡No puede estar haciendo lo que se le pegue la gana!—luego silencio de nuevo. Un par de segundos después, la puerta se abría y ví a Julia entrar con algo de miedo. Me dió una sonrisa de pena y negué mientras entraba al cuarto

—me golpeó enfrente de los chicos

—sabemos que estuvo mal, pero sabes que debes seguir al pie de la letra las reglas

—¿Para que? ¿Para vivir encerrada y medicada el resto de mi vida? No quiero vivir así.

—lo harás hasta que el juez lo decida, debes estar lo más tranquila posible

—¿De verdad sigues creyendo que yo mate a mi madre?—su cara me dejó ver que era correcto—no la mate.

—lo se, pero las cosas no están a tu favor, no podemos darnos el lujo de ignorar todo. Para tu bien...

—diran para el suyo

—para el de todos—me interrumpió—porque no queremos que te vinculen a lo de Marina tampoco, y no querías involucrar a nadie en esto.

—¿Y de que me ha servido?—la interrumpí sin querer saber más—estos últimos 3 meses he hecho lo que me han pedido, he sido buena hija, buena hermana, buena en todo. He estado en ese puto manicomio y no puse objeción. He tomado mis medicinas al pie de la letra y no he fallado.

—pero ya no depende de nosotros que el juez haya decidió abrir el caso nuevamente.

—¿Tu crees que yo soy feliz aquí con ustedes?—me levanté está vez, ella retrocedió un paso—yo era feliz con mi madre y sin ver a mi padre. Todo era perfecto a pesar que mi madre la mayor parte del tiempo la pasara drogada, porque éramos ella y yo solamente. ¿Porque habría de matarla si la quería más que nada?

Se quedó callada. Se dió la vuelta y se fue de mi cuarto, las llamadas a mi teléfono hicieron que lo apagará al final, no iba a asistir a clase y no esperaba menos.

—Maria llegará en 10 minutos, toma las pastillas y baja por favor—se fue por el pasillo sin ver atrás, escuché la puerta y todo volvió a un silencio. Tal como lo dijo, a los 10 minutos llegó la psicóloga a la casa, tuvimos una sesión más larga y está vez dejo una nueva receta, pues se supone mi medicamento iría terminando y debido a lo sucedido se que mi padre haría que tomase uno más fuerte.

—señorita Mirbeau en la entrada la buscan—me levanté para ir a la puerta y casi me parecía una alucinación.

—¿Que haces aquí?—me vio y suspiró—Ander respóndeme.

—¿Quieres salir a caminar?—negue, si mi padre regresaba lo que menos quería era que estuviera fuera

—pasa, vamos al patio—asintio entrando mientras me seguía hasta la parte trasera. Nos sentamos en una de las jardineras que tenía el patio—¿Que haces aquí Ander?

—¿Estás bien?—asenti sin verle, porque tenía la impresión de que lloraría si lo veía—nunca había visto a tu padre así. No puedes permitir que haga eso

—desobedeci y me reprendió, no paso de más.

—¿Crees que me voy a comer ese cuento?—le ví y me tomo la mano, la dejo ahí y suspiro mientras formulaba bien lo que me iba a decir—te conozco, no tanto como Guzmán tal vez pero lo hago. Te quiero mas que a nadie en el mundo. Lo que pasó podemos olvidarlo. Quiero que cuentes conmigo en lo que quieras.

—no puedo Ander. No puedo siquiera pensar por mi misma

—entonces ayúdame a entenderte—se puso de rodillas frente a mi y negué—cambiaste mucho, eres otra y quiero entender por qué lo hiciste. Por qué te fuiste ese día y volviste apenas nada. Quiero saberlo.

A pesar de no querer hacerlo, mi corazón decía que lo hiciera, confiaba en Ander, le quería demasiado, aún estaba algo confundida por lo de Omar y eso, sabía que mi actitud no había sido mejor, había hecho errores, pero además de eso, no quería involucrarlo, porque Marina seguía en mi cabeza.

—no puedo, de verdad no puedo Ander—negó ocultando su rostro en mis piernas, no supe que estaba haciendo hasta que sentí como las lágrimas caían sobre mi pantalón y se comenzaba a empapar.

—te lo voy a pedir una vez más, estoy rogadote si lo quieres ver así, dime qué te pasa, quiero ayudarte y no sé cómo. Eres alguien importante en mi vida...no...eres lo más importante para mí, y quiero recuperarte, te necesito, te quiero a mi lado.

No le dije nada, acaricié su cabellera rulosa, pero me tomo de la mano, me vio y no pude evitar sentirme terrible por ver su rostro lleno de lágrimas, me acerque para dejar mi frente con la suya y escuchaba como sollozaba como niño pequeño.

—tanto te quiero, que debo alejarte de mi, por tu bien, por el mío. Debes creerme Ander

—no se si pueda hacerlo—murmuro y supe que no tenía otra opción. Lo acerqué lentamente hasta mis labios y ese roce entre sus labios y los mios, hizo que una corriente pasará por todo mi ser, Ander siempre me había hecho sentir miles de emociones al mismo tiempo. El beso fueron solo roces. No quería hacerle daño. Porque si él sabía la verdad y se alejaba de mí, no lo soportaría ni con todo el medicamento del mundo.

—por favor, déjalo asi—nego y se alejó de mí, quito las lágrimas y soltó un resoplido de resignación

—tal parece que no me quieres como yo a ti, solo trata de no ser una mierda con los demás—se levantó y comenzó a caminar, no mirando atrás, no con la mirada gacha, solo caminando. Me rompía el corazón verlo irse, mi corazón acelerado estaba dividido, no quería herirlo más, pero tampoco podía dejarlo así como así.

Me levanté de prisa corriendo hasta la entrada donde salía Ander bajando las escaleras a toda mecha. Vi como se quedó estático cuando comence a saltar de dos en dos los escalones hasta abrazarlo por la espalda fuerte.

—¿Prometes no juzgarme por nada de lo que te diga?—y al contrario de la respuesta que yo esperaba me hizo quitar las manos y se dió la vuelta viéndome. Estaba roto, muy roto.

—creo que ahora el que quiere dejarlo soy yo, al menos así logro entenderte un poco—y bajo el resto de los escalones, montándose en la bici y partiendo lejos de mi. Al principio no entendía que es lo que estaba sintiendo, pero después, ese enorme vacío en mi pecho me hizo saber que la había cagado. Y que cuando él quisiera, tal vez yo ya no tendría el valor para confesarle lo de la muerte de mi madre, lo de Francia y lo de Marina. Tal vez fuera bueno, pero no sabía que tanto tiempo iba a soportarlo.

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Iiiiiiiii se puso bueno

👀👀👀👀
~Mauren

✨LIGHTS ON-ELITE (Ander) ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora