A veces podía encontrarse observando hacía un punto fijo del cuarto, como perdido en su propio mundo apenas compartido, y una voz, un gesto le sacaba de sus cavilaciones y lo regresaba a la realidad. Había descubierto de alguna manera, que necesitaba de Seonghwa, que él se había trasformado en su cable a tierra desde aquel momento que decidieron compartir para siempre cada momento de su existencia.
Una expresión graciosa se asomó sobre su faz. Al principio como quien cree ver a alguien familiar pero no recuerda bien el lugar de donde le conoce o la situación, pero a medida que se acercaban cada vez más en aquel trecho, su mente pareció comenzar a encajar piezas y una sonrisa más amplia le arribó, para ir desvaneciéndose de a poco. Levantó su mano dirigiendo un saludo más familiar al chico.
Los ojos del rubio se entornaron un tanto, los pasos de aquellos tres jóvenes que le llevaban, se detuvieron. Un saludo animado fue dirigido hacia el joven: una presentación. Era en aquel entonces el delegado del curso, pero no había estado presente en aquel instante donde el rubio llegó. El destino no parecía quererlo de esa manera, y a pesar de la sonrisa de Seonghwa, no mostró más allá de aquello ante el saludo. Una imagen venía a su mente, podía recordar de a poco, lo pasado el día anterior, aquella tarde de lluvia, repitiéndose en su cabeza como una cinta. Un ayer, le resultaba tan lejano.
—Podría acompañarte a...
—Gracias, apenas disipe la lluvia me iré...
Aquel tono cortante amortiguó cualquier propuesta ajena por acompañarle a destino, amparados por aquella sombrilla. El mayor solo asintió a sus palabras, dejando que su intención muriera en su garganta y sus ojos contemplaran la lluvia que comenzaba a escapar de a poco. No tardó mucho en detenerse completamente y las nubes continuar su camino. El rubio miró hacia el cielo y sus pasos comenzaron a avanzar lentamente y sin siquiera girarse a ver, levanto leve su mano.
—Adiós...
Y ahora, cuando parecía que aquel momento había sido uno más en una transición de momentos sin importancia, una vez más aquel hilo parecía tensarlos. Donde el límite parecía a punto de ceder y jalaba los dos extremos a un centro, negándose a romperse. Un capricho tal vez.
Una charla animada en la que el menor no había tenido mucha participación, escuchando como se trataban con tanta familiaridad. Se contaban cosas de las que solo ellos se daban por enterados y hacían que el sentimiento de aislamiento en el joven se incrementara, al punto de desear desaparecer de aquel lugar, volver a su desapegada monotonía.
Un encuentro normal, casual. A veces al recordar aquello no encontraban en esa manera de conocerse algo fuera de lo cotidiano. Cuántas historias igual llegaban a conocer el día a día, pero era simple: que ellos dos hacían la diferencia.
Había veces en la que el menor les rehuía, rechazaba por todos los medios las invitaciones de sus compañeros, pero era difícil deshacerse de aquella sombra que representaba el pelinegro. Y lentamente, también podía percibir en él esa imagen de protección, esa sensación de apego que, aunque buscase rehusar, lo envolvía lentamente y lo jalaba a compartir cada vez más momentos a su lado.
—Eso se llama, enamorarse, pequeño Yeosang.
Se sintió de repente turbado por aquella sonrisa que acompañaba la respuesta pedida a su compañera de asiento. Había tomado el valor de hacer una pregunta capciosa pero la sorpresa fue tanta que su rostro no logró disimular el creciente sonrojo que asomaba en sus mejillas. Ya hacía unos seis meses que se encontraba allí, habían pasado tantas cosas en el trascurrir lento y vertiginoso del tiempo. Seis meses, y había logrado dejar atisbar una pequeño tallo emergiendo desde la profundidad de la tierra.
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I Need Somebody ○SeongSang○ •Ateez•
Hayran KurguPorque el amor crea esa sensación de apego con otro ser, que se manifiesta de una manera especial, no se sabe hasta dónde puede llegar, cuantas lagrimas derrama, cuantas sonrisas se roba, dolor, tristeza y alegría, comprimidas en cuatro letras, hace...