Los celos son un sentimiento normal en el ser humano, mas su exceso puede corromper fácilmente el temple. Kenma, con apenas diez años, pudo conocer ese amargo sentir.
En ese entonces, Kuro y él jugaban juntos casi todas las tardes, después de llegar de la escuela, comer y hacer su tarea podía tener un momento de diversión con su mejor amigo. A veces iban al parque, otras veces jugaban videojuegos y en ocasiones, si ninguna de las dos opciones les apetecían, veían televisión.
Con apuro terminó el último problema de matemáticas, tardó un poco más en hacer la tarea que de costumbre, guardó sus útiles lo más rápido que pudo, lo que menos quería era perder tiempo para jugar.
El día anterior los pelinegros pactaron que hoy que irían al parque, así que una vez libre corrió hacía la mencionada ubicación. Siempre que se encontraban Kenma no podía evitar mostrar la gran sonrisa que se formaba en su rostro, mas en esta ocasión una mueca de confusión fue lo que hizo aparición, al llegar pudo ver a Tetsuro acompañado de una chica.
-Hoy tardaste un poco más, Kenmita, ¿tarea de mate?-
-Si...-
No quería ser grosero, pero aquella ajena presencia lo tenía confundido, Kuro no acostumbraba a juntarse con niñas. Fue en ese momento cuando él y los celos estrecharon lazos, aunque a esa edad no supiera llamarlo de esa manera, solo sabía que sentía algo en su pecho y que no le gustaba.
-Hola, soy Nejire Hado. Kuro me ha contado mucho de tí, eres muy mono-
Las mejillas del menor se tiñeron de rojo, no estaba acostumbrado a que la gente lo halagara. Nejire era bonita, de tez clara y con unos grandes ojos marrones, llevaba su corto pelo café sujeto en una coleta baja, era más alta que los dos chicos, se notaba alguien agradable.
-Soy Kenma Kozume, un gusto-
-Nejire es nueva en la escuela, vive cerca así que la invité a jugar-
Durante el tiempo que pasaron juntos en aquel parque pudo apaciguar sus venenosos celos y calmar a su caprichoso corazón al hacerse amigo de Hado y entrar en confianza. Pasadas unas horas terminaron los tres sudorosos y llenos de tierra.
Que bien se la habían pasado.
Ese día marcó el inicio de una gran amistad, ella terminó convirtiéndose en la hermana que nunca tuvieron, desafortunadamente Hado se mudó a los quince años, obligando a su hermandad a seguir por mensajes de texto.
[...]
Un mes después de lo ocurrido en el capítulo siete. Sábado 4 de abril.
Kenma se levantó muy temprano ese día pues era una ocasión especial, después de poco más de un año verían a Nejire de nuevo. A las nueve en punto Kuro y él se encontraron en el parque y enseguida tomaron rumbo hacia la estación del metro. Les tomó cuarenta y cinco minutos llegar a su destino, en ese momento la chica debía estarlos esperando en la entrada del lugar.
Salieron del vagón tomados de las manos, no había mucha gente alrededor asi que verían a Hado facilmente.
-Ay, el dulce amor~-
Y ahí estaba, frente a ellos se encontraba su querida amiga. Su apariencia física había cambiado bastante, ahora tenía el cabello largo y teñido de rosa pastel, el rostro levemente maquillado y con una expresión más madura, incluso su voz sonaba más desarrollada, midiendo 1.80 metros era una chica bastante alta.
-¡Nejire!- El menor de los tres la abrazó con fuerza, la diferencia de alturas era notable. Después de saludarse calidamente siguieron a la chica hasta su morada. Tenían mucho de qué hablar.
-Neji, ¿sabías que la primera vez que conociste a Kenma sintió celos de ti?, mientras veníamos para acá me contó como se pudría en celos en aquel entonces-
-¿Ah, sí?, ya decía yo que ese día Kenma me miró con recelo-
-¡Eso no es cierto!-
Los dos mayores soltaron una risotada mientras que el menor trataba de ocultar su avergonzado rostro tras sus manos.
Ese día se divirtieron como cuando niños.
Fin del Especial 1: Celos
☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡
Aquí termina el primer (y corto) especial, me gustó introducir a una amistad más de nuestros chicos, espero les haya gustado. Les recuerdo que aún quedan un par de más especiales.
¡Voten y comenten!
Nos leemos ʕʘ‿ʘʔ
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Ataraxia [KuroKen]
Hayran KurguAtaraxia: Estado de ánimo que se caracteriza por la tranquilidad y la total ausencia de deseos o temores. Kenma siempre tuvo a sus padres a su lado, pero ahora que han comenzado a tramitar su divorcio él se siente solo y culpable por la separación...