Inesperada.

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Lunes, 7:25 a.m.

Y ahí estábamos todos nuevamente, en el comedor

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Y ahí estábamos todos nuevamente, en el comedor. Algunos con resacas y otros en perfecto estado. Yo estába algo resacada, la fiesta se descontroló a eso de las doce de la noche, mientras la mayoría de todos estábamos borrachos. Algunos no se acuerdan ni de como llegaron a sus cuartos, en mi caso, acabé durmiendo, junto a muchos más, en la sala común de Gryffindor, y al despertarnos a las seis de la mañana, fue una tortura recoger todo. Una locura total.

Mis ojos se encontraban entrecerrados, observando mi comida sobre la mesa, esperando a lo que los maestros estában por decirnos.

Nos habían reunido para un aviso importante, nadie sabía para que era, posiblemente yo sí.

Miré la taza de café que estaba frente a mí, cortesía de Snape, era el único que sabía de mis situaciones, y, por ahora, uno de los pocos en quien confiaba aquí, de todos los profesores de Hogwarts, junto a Flitwich, y Dumbledore, pero a ellos no les contaba la mayoría de cosas que a Snape.

Le dí un pequeño sorbo al café humeante que se encontraba frente a mí, y justo en ese momento, escuché como Dumbledore hablaba.

-Hoy, recibiremos a una antigua alumna, que ha vuelto para integrarse nuevamente, dadle todos la bienvenida a Aida Malfoy. -Escupí el sorbo dado hacia la persona frente a mí, Astoria Greengrass.

-¡Oye! ¡Manchaste mi ropa! -rugió la joven frente a mí, a la cuál le hice un ademán de disculpa.

Aida Malfoy.

No había escuchado mal, la gemela de Malfoy estába aquí nuevamente.

-¡Aida Malfoy! -Exclamaciones en la mesa se hicieron presentes, mientras todos miraban a la chica.

Una chica, de cabello rubio platino, y ojos grises, se encontraba en medio del pequeño escenario, donde estaban todos y cada uno de los profesores.

La profesora McGonagall, se levantó de la silla y, se acercó a la muchacha, pidiendo que se sentara en la silla para ver en qué casa quedaba.

Le colocó el gorro seleccionador y, este, pensó por varios minutos; los cuales se me hicieron eternos. No tenía ni idea de lo que pasaba sobre el sombrero seleccionador, pero sí sabía donde quedaría la muchacha.

-Ha sido una decisión difícil, pero que se veía venir desde el primer momento en el que entraste en esta sala, ¡SLYTHERIN! -clamó el sombrero, haciendo que la eufórica casa nombrada, estallara a golpes contra la mesa en señal de aprobación.

Miré hacia Draco, observando las facciones de su rostro. Jurando ver una lágrima caer por su mejilla, la cual rápidamente se quitó, y recibió a la nueva integrante con mucho gusto.

L U J U R I A [Draco Malfoy y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora