Sábado, 8:05 a.m.
La alarma no paraba de sonar, así que decidí abrir los ojos después de escuchar durante, exactamente, cinco minutos; el mismo ruido sofocante de aquel aparato al que llamábamos reloj despertador.
Me levanté con cuidado, colocando mis pies sobre las zapatillas con forma de conejitos que tenía. Me las regaló mi madre cuando... Bueno, cuando aún estába viva.
Me acerqué al armario que tenía en aquella habitación; para mí sóla. Mi padre había conseguido que me pusieran sin compañera de cuarto, no era aficionada a relacionarme con mujeres, que no fueran las profesoras, Granger, Danna o mi hermana Nellie.
Me recogí el cabello para poder vestirme mejor y luego arreglarlo. Iba a coger el uniforme que siempre utilizaba, uno largo, para que no marcase nada de mi cuerpo pero, decidí dejarlo donde estába y, en reemplazo, cogí mi uniforme del año pasado. Me iba a quedar apretado y corto, justo lo que necesitaba para comenzar el juego.
La camiseta la sustituí por la del uniforme ancho, debido al gran tamaño de mis pechos. La falda me quedaba una palma más arriba de las rodillas, lo cual me incomodó un poco. Ajusté la corbaja, aflojándola un poco y desabroché los dos primero botones de la camiseta, sonriendo. Me coloqué las medias bucaneras, medio transparentes y me puse los zapatos, admirando mi reflejo en el espejo. Solía hacerlo poco, y para una vez entre pocas que lo hacía, me sentía orgullosa de mis curvas.
Ahora, seguro que preguntaréis por la capa, siempre lo hacen.
La capa no es algo que suela utilizar. Más bien, sólo la uso a la hora de andar por la sala común de Slytherin, por que no es algo que me haga mucha falta.
Solté mi cabellera azabache, para plancharla, dejando así un alisado perfecto y dejando ver mi cabello un poco más largo de lo que ya lo és.
Me miré al espejo, mis pestañas ya eran largas y abundantes, no necesitaba rímel, así que sólo me apliqué un poco de brillo labial transparente, dejando como resultado sólo brillo, sin ningún color extravagante ni llamativo.
— Vas a desear no haberme conocido, Malfoy. —Susurré para mí misma, sonriendo en el acto, haciendo que mis ojos color aqua, relucieran más de lo que ya lo hacían—.
Miré la hora, eran las ocho y cuarenta. Tenía cinco minutos para llegar al comedor antes de que no se le permitiera entrar y treinta para desayunar algo, haciendo una bonita escena como entrada.
Antes de salir, le puse una carta en las patas a la lechuza de mi papá y la mandé a volar después de darle una gominola.
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[C O M E D O R /Narración omnisciente/]
———————————————En el gran comedor de Hogwarts, la gran y prestigiosa escuela de Magia y Hechicería de Escosia, estaban sentadas ya a la mesa y desayunando, la mayoría de alumnos de las cuatro casas; Gryffindor, Slytherin, Hufflepuff y Ravenclaw.
Algunos estaban hablando, otros estaban en su propio mundo y, otros, como era el caso de un jóven llamado Draco Malfoy, estaban esperando a sus compañeros, en este caso, a su compañera; para poder molestarla como todas las mañana. Pero era raro, ella solía llegar a las siete y media, justo cuando abrían.
El muchacho, extrañado, iba a preguntar por su compañera cuando, alguien entró al comedor.
Todas las miradas del comedor se posaron en la preciosa azabache que venía entrando hacia el lugar.
La mayoría de ellos sorprendidos, pues, era obvio quién era aquella joven tan hermosa y bien dotada, pero nunca pensaron que tuviera tremenda confianza para poder vestir tan... ¿Sexy? Digamos que sí, y sí, digamos, por que ella no había roto ninguna regla, llevaba todo lo que se tenía que llevar a la hora de asistir a clases.
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L U J U R I A [Draco Malfoy y tú]
FanficEl amor y el sexo normalmente no se suelen mezclar, querida [T/n], y tú eso lo sabías perfectamente. Pensaste que sólo sería para satisfaceros pero, todo empieza a tomar otro rumbo cuando él, el chico más "temeroso" de Slytherin, empieza a tratart...