L U J U R I A [Draco Malfoy y tú]

Otra noche más.

Ese mismo día, más tarde....

Sábado, 7:35 p.m.

Sentados en el comedor, se encontraban las hermanas collegens(T/n y Nellie), Ben Syeder, los hermanos weasley, Hermione, los hermanos Pucey(Danna y Adrian) y Terence, todos reunidos en la mesa de los leones, mientras charlaban entre ellos.

— [T/n], ¿Qué ocurrió hoy? Me dijo Adri que tuvieron que salir del comedor. —Preguntó la castaña, preocupada—. ¿Otra vez Draco? —susurró para el grupo—.

— Resulta que el principe de Slytherin no prefiere más que humillarme. —Suspiró la mayor, mientras sostenía su rostro entre sus manos—.

En el fondo, muy en el fondo, se encontraba decepcionada por el encuentro de hoy. ¿Desde cuando Malfoy defendía a Pansy? Y lo que es más importante, ¿Desde cuando era tan leve conmigo?

Eso último no le importaba en absoluto, pero el muy imbécil, le había dañado lo suficiente como para no querer verlo durante el resto del día.

—Pasa de él, es un inmaduro. —aseguró la pequeña comadreja, mientras, su rostro se teñía de un pequeño color rojo—.

¿Ron, sonrojado?, se preguntó. Alzó una de sus cejas observando la escena, parecía sacada de un libro o algo. Era extraño, que Ron se avergonzara no era difícil pero, ¿que se pusiera rojo? JAJA, eso si que era todo un espectáculo.

Al lado de Ron estába su primo; Ben Syeder.

Ben Syeder, 16 años, castaño, apuesto, listo, valiente; digno de ser un Gryffindor. Su altura era un poco más grande que la de Ron, lo cual hacía gracia, pues estos dos siempre peleaban por ver quién era más alto.

Entonces, una leve idea llegó a la cabeza de la azabache y, disimuladamente, hizo como que buscaba algo en el suelo. Fue una vil trampa, para encontrarse a Ben, cogido de la mano de Ron.

Los ojos de color aqua de la pelinegra brillaron en cantidad y, levantándose, sonrió de lado, clavándoles una mirada cínica y psicópata a ambos jóvenes.

Ben observó a su prima y, comprendió que posiblemente le habría descubierto, así que solo puso una cara juguetona, guiñándole un ojo.

Viendo la escena de ambos familiares, se encontraba, no muy lejos de la mesa de los leones, un Malfoy bastante enfadado, lo suficiente como para acercarse a la mesa y hablarte.

—Collegens, te vienes conmigo. —habló de forma clara y precisa, mientras miraba a la mayoría de los componentes del grupo que se encontraba en la mesa; con asco—.

—¿Y tú quién coño eres para hablarle así, rubia? —gruñó Ben, mientras observaba como el rubio, colorado de furia, tomaba a su prima de la muñeca—.

Draco no se había percatado de la brutalidad con la que agarraba la muñeca de la oji-aqua, hasta que escuchó un quejido por parte de esta, aflojando el agarre.