Capítulo 29

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Cuenta Sebas
Estuve hasta las dos de la mañana escuchando como Tini lloraba del otro lado de la puerta. Hubo un momento en el que dejé de escuchar su llanto por lo que calculé que se quedó dormida. Al rato pude conciliar el sueño yo también.

A la mañana siguiente escucho unos ruidos provenientes de la habitación y en un abrir y cerrar de ojos mi cuerpo entero cae sobre el piso frío. Escucho un grito de Tini y abro los ojos al instante.

Tini: ¡Me asustaste pelotudo! ¿Qué haces durmiendo contra la puerta? ¿Estás loco?

Me paro y la agarro de los hombros.

Sebas: Dormí contra la puerta porque estuve toda la noche pidiéndote que me dejes explicarte que pasó y tratando de entrar.

Tini: ¡Jodete! No me hubieras cagado y no te pasaría esto.

Sus ojos se cristalizaron.

Sebas: ¡No te cague Martina! ¡Créeme!

Tini: ¡No me grites! Si no me cagaste, ¿por qué ayer te pusiste tan nervioso y llegaste tan tarde?

La agarro de los hombros y la siento en la cama.

Sebas: Ayer llegué tarde porque fui a preparar tu sorpresa para navidad con mi mamá, mi hermana, mi suegra...

Me interrumpe.

Tini: ¿Mi mamá? -Dice confundida.

Sebas: ¿Tengo otra suegra?

Se encoge de hombros tratando de aparentar indiferencia.

Sebas: No, no tengo otra. También estaba mi cuñada.

La interrumpo antes de que vuelva a preguntar.

Sebas: Si, hablo de tu hermana, y si no me crees tenes cuatro mujeres a las que preguntarles para que te digan la verdad.

Tini: Bueno ¿Y? ¿Por qué te pusiste nervioso ayer?

Sebas: Cuando fuimos a preparar tu sorpresa nos atendió una piba rubia de unos veinticuatro años.

Ella frunce el ceño.

Sebas: Cuando nos estábamos por ir me quiso besar, hasta me pidió que la traiga acá y la haga mía.

Tini: ¿Perdón? ¿Y dónde está esa trola para arrancarle la cara con mis manos?

Me río por su comentario.

Sebas: No sé ni me importa. La cuestión es que cuando se me tiró encima para besarme yo la alejé y justo entraron las chicas y nos fuimos de ahí. Por eso me puse nervioso cuando me preguntaste.

La miro fijo a los ojos.

Sebas: ¿Me crees? -Mi voz tiembla un poco.

Tini: ¿Tengo otra opción?

Me mira a los ojos y viendo mi desesperación se ríe.

Tini: ¡Te estoy jodiendo tonto! ¡Obvio que te creo! Ayer actué sin pensar porque estoy re sencible con el embarazo y no sé, no lo pensé dos veces. Perdón.

Baja la mirada y yo se la levanto.

Sebas: ¡Eu! Perdón te tengo que pedir yo por lo que pasó ¿Me perdonas?

Tini: ¡Si! Un millón de veces. -Dice con voz de tierna.

Sebas: Dejá de hablar así porque no soy responsable de mis actos.

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