CAPÍTULO III

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Ya era la hora del refrigerio, y Susana me dijo para salir a almorzar juntos. Fue en ese momento que me enteré de lo que pasaba con Iván y Adrián. Susana me comentaba que Adrián estaba trabajando en una empresa como seguridad, y que Iván trabajaba con su Mamá en el reparto de bocaditos y tortas, que era el negocio que la señora tenía. Me contaba también, que Adrián era muy malcriado con su Mamá y por eso a veces terminaban discutiendo. Algunos fines de semana los hermanos salían a hacer deporte o alguna discoteca junto con sus amigos de barrio, pero había momentos en que no se soportaban. Susana también me contó que Adrián estaba celoso de mí, pues en su casa siempre era motivo de conversación, y que Iván siempre hablaba de lo buen amigo que yo era.

Yo, por mi lado estaba pasando por un momento muy difícil en mi vida, y necesitaba conversar con alguien. Por esos meses de vacaciones de la universidad Katty, mi amiga, viajaba al sur de Lima, a pasarla con sus padres, ya que en Lima vivía en casa de unos tíos. No dudé y llamé por teléfono a Iván y le dije para vernos y conversar. Iván había quedado con Adrián en salir ese sábado con Gianella y una amiga de está, pero al querer verme también, pues ya hacía tiempo que no conversábamos, y al escucharme tan afligido, les dijo que saldrían mejor otro día. Adrián se molestó con Iván e igual salió solo. Gianella fue más comprensiva, ella me conocía muy bien y sabía que éramos buenos amigos, a pesar de que también había escuchado los rumores de que yo era gay, y estaba enamorado de Iván. Ella confiaba en ambos.

Fui a la casa de Iván después de casi dos meses. Después de saludar a todos, conversar un rato con la señora Olga y cenar, Iván me dijo para conversar en su cuarto. En el cuarto le conté a mi amigo entre lágrimas que me había enterado que era adoptado, que mis verdaderos padres habían fallecido en un accidente cuando apenas era un recién nacido. Mis padres adoptivos que en realidad eran mis tíos, quienes me confesaron la verdad después de escuchar una conversación entre ambos, y al ver que ya era un adulto que entendería, me lo dijeron. Yo había nacido prematuramente a los siete meses, y estuve en una incubadora hospitalizado cuando esto ocurrió. Mis padres verdaderos regresaban a la casa después de haber estado conmigo en el hospital, lamentablemente el taxi en el que regresaban chocó contra un bus muriendo ambos al instante. Mis tíos al ser los únicos familiares que tenía, se hicieron cargo de mí. Fui criado sin ninguna diferencia con mis otros hermanos, que en realidad eran mis primos. Sentía solo agradecimiento por todo lo brindado por ellos, que siempre serán mis padres y hermanos. Mi dolor era que me sentía culpable del fallecimiento de mis padres. Si no me hubiese adelantado en nacer, ellos estarían vivos. A la vez renegaba del porqué nunca me habían dicho la verdad, pues tenía el derecho de saber que los tíos a quienes frecuentemente visitaba en el cementerio en realidad eran mis padres.

- No, Jairito no, las cosas no son así, tú no eres el culpable de nada. Lamentablemente las cosas se dieron así, solo tienes que estar agradecido de haber tenido la oportunidad de tener una nueva familia. Si bien es cierto tus verdaderos padres ya no están contigo, ellos siempre estarán en tu corazón – me consoló Iván.

- Lo sé amigo, lo sé. Pero ¿Por qué no me lo dijeron antes? - Respondí

- Si tus tíos no te dijeron la verdad antes, fue porque justamente querían evitar que sufrieras como lo estás haciendo en este momento – prosiguió Iván.

Yo solo lo escuchaba. Lo entendí y me calmé. Después de mucho conversar, me quedé dormido. Estaba agotado. Como era muy tarde para regresar a mi casa, Iván me dejó dormir en su cama, me prestó una colcha y llamó a mi familia para avisarles que me quedaría en su casa y que estaba tranquilo. Apagó la luz y se fue a dormir al cuarto de su Mamá, ya que allí había dos camas, pues no quería que Adrián se moleste por dormir en la suya.

Adrián llego a la medianoche después de haber estado en una fiesta con amigos de su barrio. Entró a su cuarto. Como estaba borracho no se dio cuenta que yo estaba acostado en la cama de Iván. Prendió una lámpara, dejo su billetera, algunas monedas, sus llaves y su celular en la mesa de noche. Se sacó la ropa y se quedó totalmente desnudo. Era verano y así le gustaba dormir. Solo se tapó con una sábana. Disfruté ver como quedaba al descubierto cada parte de su intimidad. Quede extasiado de ver su tan hermoso y trabajado cuerpo. - Lindo cuerpo, cara bonita, pero eres un patán - pensé. El solo hecho de pensar que estaba durmiendo en el mismo cuarto con Adrián, me costó conciliar el sueño de nuevo. El cuarto estaba en penumbra y no podía dejar de contemplar el rostro y el cuerpo de Adrián bajo aquella sabana. Sentí un fuerte deseo por ese cuerpo.

TÚ ME CAMBIASTE LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora