Capítulo 4-Un rayo de esperanza

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Antes de empezar quiero hacer especial mención a: Maria José Delgado, Silaris, Diana López y Ariela por dejar su maravillosa reseña en Goodreads sobre el libro "Por nuestro amor".  No sabéis lo que ese sencillo acto significa para mí. 

La esperanza es como el sol, que arroja todas las sombras detrás de nosotros

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La esperanza es como el sol, que arroja todas las sombras detrás de nosotros.

Samuel Smiles

Sentía la obligación moral de regresar

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Sentía la obligación moral de regresar. Sin un mediador que intercediera en esa desastrosa realidad, no sabía de lo que era capaz su primo Francis. Temía por la seguridad de la señora Allen y de las demás trabajadoras. 

—Lady Rosalie, no deberíamos volver —la aconsejó Theresa, cogida a su cintura mientras galopaban en dirección a la mansión. 

Estaba amaneciendo y pronto notarían su ausencia. 

—¿Y la señora Allen? ¿Y las doncellas? Francis me amenazó con hacerles daño si lo hacía enfadar. Sin la ayuda del párroco, no puedo hacer nada más por ellas que contener la ira de mi primo personalmente. 

—¡Ellas pueden escapar! La señora Allen ya es una mujer adulta a la que dudo mucho que Francis le ponga una mano encima. En cambio tú, querida, eres una jovencita en peligro. Hay que permanecer alejados de las personas malvadas. Su sola presencia podría perjudicarnos. Mientras más lejos estemos de los maltratadores, será más fácil  protegernos de su ira. 

Rosalie detuvo el trote de su caballo. —¿Y a dónde iremos? Me buscarán. Ya has oído a Pedro, ellos son mis tutores y me obligarán a volver. ¿No sería mejor regresar antes de que noten mi ausencia?

—Ese cura del diablo contará lo sucedido de todas formas y no quiero imaginar qué clase de castigos podrían infringirte. 

Rosalie miró al horizonte, donde el tejado de su mansión despuntaba junto a los primeros rayos del sol. ¡Si pudiera volver un solo momento al pasado! Cuántas tardes gozaron ella y su hermano jugando en el jardín mientras su madre tejía plácidamente. Cuántas noches se quedó sin dormir para leer los libros de la biblioteca. Qué lejos le parecían ahora esos días de felicidad cuando su familia estaba a su lado. ¡Héctor! Extrañaba sus consejos. 

El Diario de una HerederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora