Reunidos

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Kaede desde la entrada de su hogar miraba a aquel grupo de cinco acercarse. Inuyasha y Miroku llevaban la delantera, el azabache mirando la incomodidad del otro mientras eran seguidos por las dos féminas que caminaban una al lado de la otra mientras se tomaban de la mano, tras ellas iba Koga quien no quería perder de vista al de cabellera plateada.

La anciana suspiró pesado al mismo tiempo que fruncía un poco su ya arrugado ceño, sabía perfectamente que tratar con ese grupo de jóvenes no sería muy fácil, menos con el tema que abordarían en un momento.

Shippo, quien recién asomaba tras la cortina de la entrada miró a la anciana.

-Creo que ya está el té-

Avisó el menor viendo a la mujer con parche dar la vuelta para entrar a su hogar.

-Shippo, creo que deberías salir un momento-

Y así Kaede pasó junto al zorrito.

Shippo la vio entrar en silencio, segundos después de darse cuenta de cómo Sango y Miroku volvían junto a Inuyasha, Aome y Koga, resopló. No sabía que ocurría, pero tras haber escuchado a la anciana Kaede pedirle dejarlos solos intuyó con facilidad que algo pasaba.

Miroku detuvo su andar frente a la casa de Kaede, girando para mirar a los otros cuatro e indicarles pasar con la mirada y señalando con su bastón en dirección a la entrada. Todos obedecieron en completo silencio.

Shippo seguía expectante desde la entrada, miró como en uno en uno entraban. Miroku fue el último. El zorrito no hizo nada más que obedecer, se alejó de la casa para tomar asiento bajo un árbol a unos cuantos metros del lugar.

-Quién sabe en qué embrollo se ha metido Inuyasha ahora-

Comentó para sí mismo Shippo mientras negaba con la cabeza lentamente.

Kaede recorrió con la mirada las expresiones serias y otras nerviosas de los demás sentados a su lado.

Las miradas preocupadas de Sango y Miroku se entrelazaban con la de ella, rogando que la anciana relajada fuera de ayuda para iniciar esa algo complicada charla.

-Sé que pusiste tu confianza en Sango, Inuyasha. Pero, para poder ayudarte necesitaba saber exactamente lo que ocurría-

Kaede habló mirando al de kimono rojo poner una expresión de decepción.

Sango se encogió de hombros algo avergonzada, había prometido a Inuyasha no contar a nadie más aquello.

-Lo hice porque. . .-

-No hay que dar explicaciones, Sangito, Inuyasha sabe que es por su bien-

Miroku interrumpió.

- ¿Verdad? -

Miró a Inuyasha, que al sentir la mirada del monje sobre él asintió.

Aome los observaba aún confundida, no quería creer que lo que estaba escuchando y viendo. Koga mantenía una postura algo indiferente a lo que decían, su azulada mirada se hallaba fija sólo en Inuyasha.

No sabía el por qué, pero, de un momento a otro algo en él se había decidido vigilar a la bestia.

-Aome, Inuyasha está esperando un bebé-

Sango la miró mientras ponía una de sus manos sobre la de la mencionada en señal de apoyo. Aome no se tomaría eso de ninguna forma que se considerara buena.

-Sango, por favor. . .-

La miko inició con una expresión de molestia en su rostro.

-Eso no es po-

《En Celo》[KogInu|Yaoi] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora