Cuando Koga dejó ver su carota, ya había pasado varias semanas sin haber cruzado palabras con Inuyasha o algún miembro de su grupo.
Su llegada al pueblo fue tan escándalosa como siempre, con ventizcas por todos lados. Esparciendo arena y haciendo que la gente del pueblo que lo vieron llegar corriera escandalizada.
Llegando a la cortina de la entrada principal de la casa de Kaede, se detuvo en seco cuando escuchó el llanto de un bebé venir desde dentro de la casa. Su rostro palideció cuando escuchó a Sango arrullar al bebé, la ansiedad lo inundó y lo primero que a su cabeza llegó fue un "Mi cachorro está aquí". Inmediatamente apretó el agarre en la bolsa de tela abultada que llevaba en su mano. Koga apartó con fuerza la cortina al pasar, entró preguntando con el entusiasmo pintando su fuerte voz— ¿Dónde está?—con la mirada había buscado a la criatura dueña del escándoloso llanto.
Sango sorprendida por la llegada de Koga lo miró extrañada, la pobre había sido tomada desprevenida y asustada había abrazado contra su pecho al bebé que seguía sollozando en sus brazos.— Joven Koga... avise antes de entrar— dijo suspirando. Kagome que sabía sobre su llegada al pueblo gracias a que podía ver los fragmentos de Shikon se mantuvo indiferente a la llegada del hombre lobo. Al ver que solo ellas dos estaban en la habitación principal Koga se acercó, se puso de cuclillas y curioso olfateó al bebé entre los brazos de Sango.
—Hm...— el ceño fruncido de Koga se suavizó y luego sobó su nuca, la tranquilidad volviendo a su cuerpo al recordar que para que su cachorro naciera aún hacía falta tiempo.
—Es muy pronto para eso— comentó Sango con una sonrisa divertida en su rostro. Koga la miró reprimiendo la vergüenza, sonrió incomodo y desvió la mirada.— Ya lo sé, la emoción nubló mi mente... y bueno..—
Sango rio bajito al ver al lobo avergonzado por su equivocación. Arrulló al bebé que empezaba a tranquilizarse y entre sus brazos trató de acercarlo a Koga que parecía perdido en analizarlo.
—¿Quieres cargarlo?—
La pregunta sorprendió a Koga, que sin pensarlo mucho asintió sentándose al lado de la exterminadora. Sango sonrió enternecida cuando vió al bebé balcuceando entre los brazos de Koga. El lobo también sintió infinita ternura y dicha viendo a la criaturita alzar sus manitas tratando de alcanzar los mechones de su cabello que caían a los costados de su rostro.
Sango y Koga, hipnotizados por la belleza de ese diminuto ser no ponían atención a la mirada fiera de la miko que se había alejado del lado de Sango. Entre risitas lobo y exterminadora siguieron jugando con el bebé por un rato, hasta que el dulce aroma a flores explotó repentinamente en el aire. Koga se levantó con el bebé en brazos, mirando a la entrada de la casa esperando ver al hanyou por el que su lobo interior había estado aullando y saltando ansioso por ver desde el día en que lo dejó gritando vulgaridades en esa misma casa...
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《En Celo》[KogInu|Yaoi]
Fiksi PenggemarLa época de reproducción de monstruos y demonios llegó, y con ello la época de celo en las distintas especies sobrenaturales de la antigua Japón. InuYasha y su grupo se hallaban aún en busca de Naraku y de los fragmentos de la poderosa Perla de Shi...