El Dragon del Sufrimiento

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Ella se puso a llorar, sus ojos cafés se tornaron un poco mas claros, su nariz, antes pálida como la blanca nieve, se volvió roja cual sangre, y ahí fue cuando supe que ambos compartíamos el mismo sentimiento por Julieta, ambos la amábamos incondicionalmente.

- Perdón por ponerme así, soy una tonta, es que solo me imagino a mi niña inocente sola por la vida por culpa de un hombre malo que quería esclavizar de cierta forma a sus hijas, dijo Nicole sollozando.

- No debe ser nada fácil, pero si todo esto fue por culpa de tu padre, ¿Qué hay de tu mamá?


- Ella murió en un accidente cuando Julieta nació y quedamos al cuidado del despiadado de mi padre, pero como pudimos salimos adelante.

- Lo siento tanto Nicki, te comprendo, yo también he perdido a personas valiosas, pero si me permites, te daré un consejo, por mucho mal que te haya hecho tu padre, no le guardes rencor en tu corazón, pues lo que hay en lo profundo de tu corazón se convierte en tu realidad, tus sentimientos y todo de ti son envidiables, eres un tesoro que hay que cuidar muy bien y no pierdas tu benevolencia por un hombre que no se arriesgó a perder nada por ti. Ora mucho, cree en ti misma y pon toda tu fe en Dios, él se hará cargo de hacer justicia en tu vida.

Ella seco sus lágrimas, me regalo una sonrisita preciosa y me abrazo, me sentía en el cielo, su cuerpo estrechándose con el mío, sentir su corazón latiendo, saber que le pude hacer bien a una persona, mi pulso acelerándose, todo era tan perfecto, no cabía duda, estaba enamorado una vez más, me maldigo por sentir estas mariposas que revolotean en todo mi ser.

- Gracias Mateo, por todo, hace tiempo no me desahogaba así.


- No se preocupe doncella, su leal sirviente no dejara que caiga en las garras del dragón del sufrimiento de nuevo.

- Eres tan lindo, la doncella le jura lealtad a su noble caballero.

Terminamos de comer y salimos a caminar, aun me quedaba media hora de mi descanso para volver al trabajo. Por mucho que trataba de llevar una conversación normal y no distraerme tanto, no podía parar de pensar como le podía decir a Nicole que conocí a su hermana, que ella murió y que estuve al borde del suicidio después de su fallecimiento, de tanto hablar y caminar sin ningún rumbo fijo me di cuenta que iba con 15 minutos de retraso.

- Disculpe majestad, voy a llegar tarde a defender su castillo de los maleantes, le dije a ella y procedí a levarla a su cuarto nuevamente.

- Me encanto este rato contigo Mateo, espero que podamos conocernos mejor.

- Claro que sí, debe ser un privilegio conocerte bien

Me dio otro abrazo de esos que solo ella sabe dar y me fui a mi labor, estaba un compañero cubriéndome y gracias a Dios no tuve problemas. Ese día al terminar de trabajar, aunque parezca raro pude dormir bien, feliz, más o podía dejar de pensar que, si me atrevía a contarle todo lo ocurrido a Nicole puedo hacerle daño y aún peor, la depresión me saludaría otra vez.

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