Capítulo VII - Lucky

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Como cada mañana al abrir la oficina Jennie veía una hermosa flor en el Matraz, el recuerdo de esa noche siempre tenía un efecto curativo, se había vuelto su refugio cuando el día era agotador, no sabía cómo explicarlo era algo sanador, las flores cada mañana tenían ese efecto cambiando todo, su sentido del humor, sus sentimientos, su sonrisa y su vida.

Lisa llevaba 1 mes llevándole flores cada mañana, al inicio pensó en tirarlas una vez que se marchitarán trato de hacerlo simplemente no lo logró, creía que tiraba una parte de la menor, eligió la opción de llevárselas a su departamento para ponerlas a secar y conservarlas.

Compartía departamento con Jisoo y su hermana menor Dahyun, como su mejor amiga sabía quién se las dejaba no hacía comentario alguno, pero Dubu empezaba a preguntar y recordando que literalmente le dijo – Jen, tú eras un rascacielos de hielo, desde que has empezado a traer a casa estas flores – señalando el montón – algo en ti ha cambiado – empezó nuevamente su ansiedad.

Trato de controlar su ansiedad, aunque los gestos espontáneos de Lisa se lo complicaban, le gustaba que ella se expresara libremente sin temor a miradas o habladurías, porque si Manoban quiere va y te abraza, si quiere darte un beso lo hace, si quiere bailar lo hace, todos están acostumbrados a recibir un poco de amor de ella, porque no podía ser tan valiente como ella.

En su caso era todo lo contrario no podía dejarse llevar así de simple, su nombre Jennie Kim y Polo Norte iban de la mano, le costaba demasiado valor corresponder esos gestos, recordaba la primera vez que Lisa le dio un beso en la mejilla en público, grito no de emoción sino de pánico cuando noto que la habían visto, cuando la menor le lanzaba besos ella hacía gestos aventándolo lejos, cuando le daba notas rápidamente las guardaba o se las regresaba, cuando la abrazaba por la espalda ella solo trataba de respirar para tranquilizarse agradecía que a veces Rosé o Jisoo se unían a los abrazos.

Lisa jamás le reclamaba por su comportamiento, cuando ella hacía un desplante a sus muestras de cariño la rubia solo se reía viéndola con tanto amor, tenía la firme idea de que Lisa jamás le haría daño y al parecer ella si le hacía daño, se sentía terriblemente mal quería corresponderle sus hermosos gestos.

Vivir con ansiedad no es fácil, sobre piensas mucho las situaciones deseas que tu cerebro tuviera un swicth de encendido y apagado, imaginas siempre el peor escenario, la gente cree que eres demasiado extremista en tu actuar respecto a cosas que no te agradan, te conviertes en tu peor critica, ni mencionar la falta de aceptación, así como la falta de información del tema que tienen las personas, por eso recurrió con su Psicóloga.

Conforme avanzaba en terapia, hubo una serie de recomendaciones, la principal era hablar con sus Padres, su hermana y sus amigos, primero hablaría con Dubu a la cual había invitado a almorzar, era una mañana un poco nublada con un viento agradable, ahí estaba ella sentada en la terraza del Restaurante inmersa en sus pensamientos.

Viendo su reloj de mano por 15 veces seguidas, empezaba a salir su mal genio.

– Hola hermanita – saludándola con una sonrisa, tomando asiento.

– Donde rayos estabas, llevo esperando aquí desde hace rato – contestándole irritada.

– Jennie me dijiste a las 10:00 am y son las 9:50 am, para que tienes un maldito reloj si no lo sabes utilizar – diciéndole seriamente.

Rápidamente Jennie reviso la hora en su reloj, respiro profundamente dándole la razón – Touché.

Se iluminó el rostro de Dahyun haciendo inmediatamente un baile de la victoria, Jennie se rio al verla olvidándose de su mal humor.

– Dime hermanita que hago aquí – dando un bocado a su comida.

Respondiendo con un tono desinteresado – Acaso no puedo invitar a almorzar a mi hermana sin ninguna excusa.

Hospital *Jenlisa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora