24.-Problemas con ex amores

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Corría en la oscuridad, entre los matorrales del parque, en el área descuidada, oculto en las sombras. Había estado corriendo desde que inició la noche, la cacería, y siguió corriendo cuando se le acabaron las vías de escape, cuando se le acabó el espacio a cubierto, cuando volvió al asfalto de la ciudad.

La única razón por la que siguió corriendo fue porque le disparaban, podía escuchar los casquillos enterrarse en el asfalto a sus pies, era más rápido que el ojo de sus agresores, pero todavía no quería descubrir si era más rápido que las balas.

Su indicación era sencilla, debía encontrar a su ex, encontrarlo y... y matarlo.

¡Por supuesto que no quería hacerlo! Por eso le disparaban, porque se negaba a ser parte de aquella purga contra su raza, porque se negaba a disparar un arma en contra de cualquier ser vivo, humano o lobo, así que había plantado cara a las personas que lo habían llevado ahí sin su consentimiento y se había impuesto, se había pronunciado en contra de los juegos de las sombras y había preguntado qué harían para detenerlo o para obligarlo a disparar.

Bueno, pues le dispararon, eso fue lo que hicieron.

Y Johan Anderson no tuvo otra opción más que salir corriendo.

En los linderos de su mente todavía retumbaban las palabras de Dartz, quien le había dicho que, si cambiaba de opinión sólo debía levantar el cañón de su pistola en contra de Judai, sus instintos le dirían qué hacer, sabría tirar del gatillo, aunque no quisiera hacerlo.

Si sólo debía levantar el cañón en su dirección, eso le ayudaría a ganar algo de tiempo para pensar, porque justo ahora, corriendo entre las sombras, ocultándose detrás de un auto, y hacia el siguiente, y hacia el siguiente, eso no era suficiente tiempo para planear su estrategia, no, necesitaba poder pensar.

Y entonces lo vio.

Un destello castaño, ahí estaba su cabeza de kuriboh, no lo dudó, se plantó con los pies separados y apuntó al frente, apuntó a los pies de Judai, dejando espacio suficiente para que él se detuviera ante la carrera que había emprendido, ajeno a que estaba siendo vigilado.

Funcionó. Judai levantó la mirada, a él dejaron de dispararle.

—Hello, my sweet gem... —murmuró Johan mientras comprobaba el barril de su colt.

—Hello, my sweet jewell... —respondió Judai girando lentamente, levantando las armas a los lados de su rostro con el índice fuera del gatillo.

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24.-Problemas con ex amores

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(Forget – The thech thieves)

Kaiba había levantado una tapa del alcantarillado y ahora se movía en medio de las sombras, rápido como una ráfaga en medio de la noche, silencioso en medio del agua sucia. A pesar de que sus pies entraban y salían de los charcos, él no hacía ruido, cuidando sus movimientos con la precisión de un gato, andando con cuidado, frenando en las esquinas, revisando los rincones y los recovecos.

A él no lo iban a tomar por sorpresa esa noche.

O al menos eso era lo que él creía, hasta que un disparo pasó rozando su mejilla tan cerca que le hizo un corte superficial, podía sentir el calor de la bala, pudo sentir el metal ardiendo quemarle a la pasada, pudo sentir el viento que quedó a su paso, y en esa fracción de segundo, se agachó en una rodilla aprestando su Glock 18 con ambas manos, en espera de que su atacante se manifestara.

No, no fue a cubierto, no se ocultó tras el borde de alguna pared, plantó cara a su agresor, esperando alguna señal o pista para poder regresar el ataque, aunque la sensación apremiante de que había fallado a propósito comenzó a carcomerlo desde los linderos de su mente hasta el centro de sus pensamientos.

[Omegaverse] Contra todosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora