CANEM "SI ME DICES QUE ME QUEDE, ME QUEDARÉ, SI ME DICES QUE ME VAYA..."

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6 AÑOS DESPUÉS…

CANEM “SI ME DICES QUE ME QUEDE, ME QUEDARÉ, SI ME DICES QUE ME VAYA…"

SANEM
Mi celular estrellado vibra en la mesa con un número desconocido interrumpiendo la conversación, en ese momento un alto policía entra corriendo con una delgada laptop negra, tipea algo muy rápido y voltea a ver a su capitán.
- Estamos listos…- el capitán se acerca a Can y a mí.
- Es mejor que conteste usted señora. Él quiere hablar con usted… - me anima con voz grave. Inhalo y exhalo, puedo hacer esto… por mis niños. Tras una última mirada de nervios, Can entrelaza su mano con la mía, dándome su fuerza para seguir.
- Hola…- contesto activando el altavoz. Emre se asoma a la sala y hace una seña a todas para que guarden silencio.
- Amor…- del otro lado reconozco la voz de Yguit, solo que está mucho más ronca y afectada, como si hubiera estado gritando por largas horas. Can aprieta mi mano, se está conteniendo.
- Dime…- respondo con voz temblorosa.
- ¿Estás lista? – pregunta con confianza. El capitán me hace una señal para que lo mantenga hablando.
- No lo sé…- contesto siguiendo su juego- ¿que debía llevar?
- Solo lo necesario- responde evasivo- pero hay un detalle, le tuve que pagar a alguien para que me ayudara con todo esto. Esta muy necesitada de dinero y amenaza con lastimar a nuestros niños si no le pagas…- cierro los ojos al mismo tiempo que Can apoya su frente en mi hombro.
- ¿Cuánto? - pregunto cortante. No solo secuestro a mis niños, además quería sobornarme.
- 4 millones - contesta tranquilo. De verdad, ¡¿qué había pasado con él?! Empieza a toser e imagino que de ahí viene la voz ronca. Tengo que esperar unos segundos hasta que su voz se aclara otra vez.
- ¿A nombre de quien pongo el cheque? - pregunto. Se me ocurre la idea para que así me dé el nombre de la persona que lo ayuda.
- Aylin… no se me sus apellidos. Olvídalo, lo quiere en efectivo…- toda la sangre se cae a mis pies… ¡¿Aylin?! ¿En qué momento salió de la cárcel?! Volteo a ver a Emre que esta estático, sus ojos se abren ampliamente y un sudor frio hace brillar su frente.
- Puedo…- se me corta la voz por la emoción dolorosa- ¿puedo… hablar con mis niños?
- No lo creo amor…- contesta tranquilo con voz suave- están durmiendo tranquilamente. Pero sería una pena que despertaran y no te vieran…
Lagrimas empiezan a correr por mis ojos, siento como mi mente me empieza a traicionar oscureciendo todo a mi alrededor. Can aprieta mi mano haciendo que sea consciente de mi realidad otra vez, no lo abandonaría en esto, ni a él ni a mis niños.
- Entiendo… ¿a qué hora te puedo ver? - pregunto pasando por mi garganta el dolor de mi corazón que amenaza con salir.
- Nos veremos en la ubicación que te mandaré al teléfono, 1:30 am. Recuerda que tengo a nuestros niños conmigo, no vayas a decidir mal Sanem. No te lo perdonaré otra vez y ellos van a pagar por tus errores. Debes llegar con la bolsa del dinero y sus pasaportes. Ni la policía, ni nadie debe ir contigo… solo Can. Él debe ir a dejarte al punto de reunión. ¿Entendiste?
- Si…- contesto en un susurro con los ojos apretados para tratar de evitar las lágrimas.
- Nos vemos amor…- se despide con voz tierna - Ah, por cierto, si están rastreando la llamada diles a tus amigos policías que es un número público…
Termina la llamada con una leve carcajada. Cuelgo el teléfono soltando el aire que no sabía que estaba sosteniendo.
Abruptamente Can se para y me jala de la mano llevándome tras él. Pasamos por la sala al segundo piso, todo el mundo nos mira, pero ni yo entiendo sus intenciones. Cuando llegamos a la parte de arriba se voltea, me toma de mi cadera y me besa. Es un beso exigente pero también tierno, es un beso necesitado, un beso que me recuerda cuanto nos amamos y donde esta nuestro corazón, es un beso que abre puertas y despeja caminos, no somos Can y Sanem, no somos una pareja, nosotros somos uno, estamos tan complementados que podemos sentir el dolor, la desesperación, la esperanza y el amor del otro.
No hacen falta palabras, no hace falta nada porque su sangre bombea mi corazón, su aliento llena mis pulmones, sus pensamientos son los míos y sus palabras son este beso apasionado que inflama mi pecho, que me recuerda que hay que seguir luchando. Nos separamos lentamente, nuestra respiración es entrecortada y mi cuerpo tiembla, nuestras frentes se juntan en automático como siempre. Él está aquí, yo también y no vamos a dejar que nadie acabe con eso.
Bajamos a la sala y todos están presentes menos mi hermana y Mihriban. Emre tiene la cabeza entre las manos, imagino que Leyla debe estar molesta por como todo dio vueltas hasta Aylin.
- Entonces, ¿no tenías idea? - pregunta Kemal escéptico.
- Aaaah…- suspira Emre- fui a verla un par de veces cuando entro. Aún no me casaba con Leyla. A pesar de lo que había hecho sentía una especie de lástima porque yo la había ayudado a terminar ahí, pero no había nada que pudiera hacer por ella, al ser mi hermano quien la acuso no podía hacer nada más que observar y acompañarla. Después de que me casé con Leyla fui más esporádicamente, Aylin se enteró y me corrió. Luego me llamo y me pidió que la visitara, Leyla se enteró y tuvimos una discusión muy fuerte, me dio a elegir entre ella o Aylin así que deje de ir a verla. Eso fue en el año en que no estuviste hermano…
- ¿Te volvió a contactar? - pregunta Can. Me siento en el brazo del sillón a un lado de Ayhan que arrulla a la bebé, Can empieza a acariciar mi cabello en un gesto tranquilizador.
- Si, pero como vendimos la casa para pagar las deudas y me fui a vivir con los papás de Leyla, solo así, al fin me perdió la pista. – responde sin dejar de pasar las manos por su cabello. Emre estaba tan tenso y angustiado que de verdad le creía toda la aflicción que sentía. Entran Mihriban y Leyla con te, café y aperitivos para todos en bandejas; Leyla se ve enojada y sus ojos están rojos. Mihriban se acerca a Can y a mí, pero ambos declinamos la comida.
- Hijos… tienen que comer algo, aunque sea un poco…- nos da una suave sonrisa. Can alarga la mano tomando 2 vasos de té, no es capaz de negarse otra vez, yo agarro dos pequeños sándwiches.
Metin entra guardando su teléfono en su bolsillo, me ve y se acerca a saludarme. Siempre ha sido un gran amigo y nunca nos ha abandonado, me da un abrazo muy fuerte susurrando que todo estará bien. Ya quiero llorar otra vez.
- ¿Alguna novedad? - pregunta Can.
- Pues si…- pone sus manos en la cintura mordiendo sus labios, lo conocía lo suficiente para saber que estaba nervioso. Metin no había cambiado prácticamente nada, seguía con su estilo formal y juvenil a pesar de los años- hable con Polen. Tras un buen rato explicándole la situación, logré convencerla. Vendrá en 20 minutos. Pero me puso una condición…
- ¿Cuál es? - susurro con sarcasmo. Ya tenía sospechas de lo que pediría. Metin clava su mirada de disculpa en mí.
- Quiere hablar con Can… a solas, no hablará con nadie más…
CAN
Ruedo los ojos al escuchar a Metin; cómo era posible que Polen siguiera con sus tonterías después de tanto tiempo iba más allá de mi comprensión, era ridículo. Desde que había ido a buscarme hace dos años a la agencia no había sabido de ella; ¿que no se daba cuenta que esto no se trataba de nuestros problemas? Era sobre tres niños secuestrados por un psicópata que resultó ser su hermano… no debería sorprenderme.
- Me parece bien…- responde Sanem con tranquilidad, aunque sus puños están apretados y sus labios firmemente sellados, toda su espalda se pone tensa y sus ojos avientan llamas.
- ¿Estás segura? - pregunto con sorpresa. Me fulmina con su mirada tranquila.
- Esto no se trata de nosotros Can, se trata de nuestros hijos. Si así coopera la princesa inglesa entonces está bien, me quedaré aquí y tú puedes ir a hablar con ella en la casa – su voz firme y “tranquila no está en equilibrio con sus ojos flameantes, inhala profundo y me sonríe - también puedes traerme unas cosas para los niños, ¿por favor?
- Claro… - contesto ligeramente asustado. Una Sanem celosa era una Sanem peligrosa.
- No te preocupes Can, nosotros cuidaremos a Sanem mientras no estás. Nos aseguraremos que coma algo - susurra Ceycey. Sabía que lo haría, había cuidado de nosotros desde siempre.
- Lo sé…- le contesto palmeando su hombro.
- Vuelvo en unos minutos- susurro en su oído, beso su frente, ella me da media sonrisa y salgo con Metin, Kemal y él capitán Turgut.
- Señor Can nos gustaría que se pusiera este micrófono, queremos saber lo que está diciendo la señora Polen en caso de que diga algo importante, así investigaremos sobre ello – asiento mientras pone en mi camisa un pequeño aparatito negro.
- Tienes que ser específico y rápido Can, no tenemos mucho tiempo. Esperaremos mientras tanto la ubicación de la que hablo Yguit y formaremos un plan. - me asegura Kemal sosteniendo mi hombro.
- Lo haré…- contesto.
- Y ten cuidado Can, - me aconseja Metin poniéndose frente a mi cuando el capitán termina de ponerme el micrófono- está embarazada…
Eso no lo esperaba así que abro los ojos con sorpresa. Sabía que se iba a casar, ¿pero hijos? Polen nunca quiso tener hijos.
- Tendré cuidado…- palmeo su hombro para asegurarle que estoy tranquilo y regreso a la casa.
Nada más al acercarme puedo sentir como la oscuridad y el silencio me gritan. Trato de pasarlo por alto y me dirijo a nuestro cuarto por la mochila que Sanem suele usar cuando vamos a algún lugar por todo el día. La saco del armario, me giro para salir, pero mi vista se clava en una de las fotos de la pared, los trillizos cuando apenas tenían 3 meses… yo había tomado esa foto. Nos había costado tanto que se quedaran quietos porque Ates no dejaba de aventarse para adelante, Deniz no quería soltar su chupón y Yildyz volteaba a ver a Sanem para que la cargara. Aprieto los ojos respirando profundo… podía escuchar esos soniditos de bebe y la enorme sonrisa de Sanem cuando intentaba acomodarlos. Me dolía el corazón.
Voy a la habitación de Ates conteniendo la respiración, trato de no ver alrededor, pero me es imposible. Hay fotos, juguetes y peluches por todos lados… Ates no tenía ningún sentido del orden, había dibujos de dinosaurios y otros animales pegados a la pared, dibujos de nosotros y sus hermanas, dibujos que Yildyz le había hecho y varios frascos de cremas que había hecho con Sanem. Abro un cajón y saco una chamarra azul, la que le gusta más, recuerdo que me insistió para que se la comprara porque tenía un gran dinosaurio rojo atrás, mi niño siempre quería ser grande para cuidar a los demás y no le gustaba que lo vieran llorar. Arriba de la cómoda hay una foto de él y mía con un León en medio, habíamos ido al zoológico… había estado tan contento… una lágrima resbala por mi mejilla, me apoyo para respirar profundo otra vez, mi pequeño guerrero estaba pasando por algo horrible y yo no estaba con él, salgo de ahí con la cabeza baja…
Entro a la habitación de Deniz que tiene una cortina de libélulas rosas y moradas a la entrada, la lámpara se había quedado encendida proyectando pequeñas hadas, princesas, duendes y magos en el techo. Arriba de su cama había una foto de ella y Sanem abrazadas… eran tan parecidas, mi niña había estado tan feliz de que su mamá se había comprado un vestido como el de ella. Camino a su clóset que está lleno de estampas y fotos de ella y sus hermanos, saco una de sus chamarras que más usa y la guardo. Voy a apagar la lámpara y por accidente le pego a su hornito de juguete, recuerdo que mi bebé quería aprender a cocinar para hacerme galletas, incluso una vez lo habíamos intentado, pero terminamos comiendo el chocolate antes y manchados, Sanem se había reído mucho y les había hecho bigotes de chocolate a todos; mi niña tan soñadora debía estar tan asustada, le daban miedo las tormentas y estaba justo en medio de una.
La puerta de la recámara de Yildyz está abierta, debieron estar aquí… entro. Tiene prácticamente una pared entera tapizada de dibujos, fotos e imágenes. Quería ser fotógrafa… como yo. Le había comprado su primer cámara para que practicará, se la llevaba a todos lados y la cuidaba con fervor porque yo se la había regalado por portarse bien. Sobre su cama hay una hermosa foto de mi niña vestida de princesa, la luz se prestó para reflejarse en sus maravillosos ojos azules, era la foto perfecta. Camino a su pequeño ropero blanco y saco la chamarra rosa, tenía peluche blanco en las mangas porque ella era una princesa, me había reído cuando insistió en que se la compráramos. Sobre la cama todas sus muñecas están sentadas, peinadas y bien vestidas esperando a jugar con ella; le encantaba peinar, pero no solo a las muñecas, una vez hasta había insistido en peinarme llenándome de broches y pasadores rosas… fue la última vez que la dejé porque me había jalado tanto el cabello que me había dolido la cabeza, ahora corría para que me persiguiera y a ella le encantaba. Mi niña extrañaba su cámara, querría tomar fotos de todo, pero ahora no estaba para eso. Salgo, pero por el movimiento se cae un papel de la puerta, un dibujo de los cinco… mi corazón se parte y más lágrimas brotan.
Me apoyo en la pared, justo a un lado de su puerta y otra foto hace tropezar a mi corazón. Mi hermosa Sanem en el paso con un lindo vestido sonreía emocionada con nuestros hijos en sus brazos… eran tiempos hermosos, creímos que lo habíamos logrado. La amaba tanto, LOS amaba tanto que adoraba cada minuto que pasábamos juntos y ahora…

6 años después...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora