Sanem "EN EL ABISMO"

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6 AÑOS DESPUÉS...

Sanem “EN EL ABISMO”

- ¡¿Dónde está Yildyz?! – grito volteando para todos lados cuando no puedo verla por ningún lado. Aylin ya ha arrancado el carro así que solo me mira por el retrovisor.
- ¿Que no está ahí? - pregunta Yguit con tranquilidad, como si fuera cualquier cosa sin importancia y no una niña pequeña. ¿Si estuviera aquí porque habría preguntado?, ruedo los ojos. Los dos se dan una mirada - Tal vez se salió…
- ¡¿Como que se salió?!- grito más fuerte, lo raro es que los niños no despiertan, paso mi mano por sus mejillas y su frente para revisarlos - es una niña de 5 años, ¡¿cómo pudiste no darte cuenta?!
- ¡CALLATE SANEM! - grita Yguit, antes de que pueda articular palabra una fuerte y rasposa tos lo interrumpe. Por un momento vi algo horrible en su mirada.
*Sanem, no lo hagas enojar. Seguro la niña se salió antes, estará con Can...
No podía pensar en otra posibilidad o me volvería loca. Yguit sigue tosiendo, pone un trapo en su boca y se limpia los labios cuando termina. Suspira profundo y se recarga en el asiento, luego voltea a verme, la cosa más extraña sucede, como si alguien más se hubiera apoderado de su cuerpo y la horrible mueca de enojo hubiera desaparecido, está tranquilo y hasta sonriente.
- Con dos estaremos bien y seremos muy felices mi amor… no te preocupes - había visto cosas raras antes, mis niños comunicándose sin palabras o mi propia voz interior, pero esto era de otro mundo. Asiento asustada, Kemal tenía razón, Yguit no estaba bien.
Saco de la mochila las chamarras de los niños, empiezo a ponérselas con cuidado, pero el movimiento los despierta. Trato de ponerme frente a ellos para que me vean y no se asusten, sobre todo Deniz, tenía que pensar en algo para ponerles el rastreador y darles una buena explicación si preguntaban que hacíamos ahí.
- Mami, ¿dónde estamos? - pregunta Ates estirando sus brazos para pasarle las mangas.
- Vamos a un paseo mi amor, no te preocupes - contesto nerviosa. No puedo ponerle el collar porque se vería sospechoso así que lo meto en una de sus bolsas y la cierro. A través de la tela aprieto el botón de encendido…
- Mami… mami, esa es la bruja…- la voz de Deniz se quiebra, está a punto de llorar- mami… tengo miedo…
- No no no…no- respondo llena de pánico, si lloraban solo Dios sabía que podían hacernos; me acerco a su oído entre ambos para que me escuchen- iremos a dar un paseo para que ellos no nos asusten más, pero escúchenme bien, no digan ninguna palabra porque no les gustan los niños. Tienen que quedarse calladitos y sin llorar, ¿pueden hacer eso por mí?
- Si mami…- responden en un susurro; hago la señal de un cierre en mi boca y ellos lo repiten. Un truco que les enseño Can para que no hicieran ruido cuando íbamos al cine.
- ¿Porque haces esto? - pregunto. Siento a Deniz en mis piernas y Ates se recorre a mi lado para que lo abrace - éramos amigos…
- No Sanem, tu creías que éramos amigos. Yo quería que me amaras, pero tú problema siempre fue esa obsesión que tenías por Can, eso arruinó todo - mira quien hablaba de obsesiones… saco los auriculares con los reproductores de música. Se me había ocurrido que serían buena idea para que los niños no escuchen algo indebido.
- Tranquilo, solo es música. Son niños y no quiero que se asusten- respondo a su mirada enojada. Mientras pongo los auriculares en cada uno, le doy una buena mirada a Yguit que no aleja su mirada de nosotros, se ve tan enfermo que me cuesta creer que sea el - ¿Qué te paso?
- Mi amor por ti me enfermo el cuerpo…- contesta en un susurro, pero al siguiente segundo sonríe ampliamente - pero ahora me recuperare. Seremos la familia que siempre debimos ser…
*Está más loco que nosotras Sanem… ten cuidado…
- ¿A dónde quieres ir? - pregunto; los niños tiemblan y miran todo con ojos muy abiertos. Maniobró para quitarme la chamarra de Can y los cubro con ella.
- A un lugar donde ese imbécil no pueda encontrarnos, vas a amarme Sanem, sé que ya lo haces, así tenga que recordártelo por la fuerza – aprieto los labios tratando de controlar una risa histérica, no sabía si asustarme o reírme ante tanta locura que había en su cabeza.
- Estas tan mal…- susurro- te obsesionaste con una fantasía…
- ¡CALLATE! - grita asustando a los niños que me abrazan fuerte. Los abrazo más fuerte para calmarlos, saben que algo está mal; Yguit quiere hablar otra vez pero la tos no lo deja.
Tose y tose más fuerte. No puede parar y veo un líquido rojo escurrir por su barbilla, sangre, palmea el brazo de Aylin que sostiene la palanca y ella da un volantazo para orillarse y parar el coche. Sale rápido mientras Yguit abre la puerta para bajarse, lo ayuda y cierra; tras unos momentos vuelve a subirse, enciende el auto y nos vamos. No entiendo nada.
- ¿Lo vas a dejar ahí? - pregunto sin entender.
- Si… va a durar un rato y necesitamos estar en movimiento – quita su gorra de su cabeza y también la peluca. Deniz voltea a verme sorprendida, niego con la cabeza para que no diga nada.
- Aylin ¿porque nos haces esto? ¿Qué te hizo Can que no puedes dejarlo en paz? - sus ojos se entrecierran. Aylin siempre había sido hermosa pero ahora se veía desgastada, como si se estuviera secando, la cara de alguien que consumía drogas o que fumaba mucho…
- ¿Por qué crees que es sobre Can? - pregunta levantando una ceja por el retrovisor.
- Es obvio, si fuera por Emre estarías sobre mi hermana y su hijo. Pero yo estoy aquí, siempre te empeñaste en que Can sufriera… ¿Que te hizo? ¿Sentías algo por él? – pregunto desviando la mirada, si fuera así, no me sorprendería. Se ríe agitando la cabeza en negación.
- Eres más que una chica de barrio, ¿verdad Sanem? - no respondo a su broma y espero que me conteste. Suspira y baja la velocidad entrando a una larga autopista - jamás vi a Can como algo más allá de un compañero de trabajo y un cuñado, contrario a lo que pareces pensar querida Sanem, no todas nos morimos por tu hombre, aunque debo admitir que juntos formamos un gran equipo: Can, Emre y hasta la pequeña Deren. Bajo el ala de Aziz, ganábamos campañas de publicidad una tras otra y levantamos aún más el prestigio de la compañía, las ganancias estaban por las nubes… fueron buenos tiempos. Éramos un gran equipo e incluso con Polen hice una amistad muy cercana, salíamos los cuatro juntos aunque debo decir que Can jamás fue tan amoroso como lo fue contigo, con Polen era solo caballeroso a pesar de que eran pareja, ella lo justificaba por su personalidad seria, pero ¿quién iba a pensar que un pajarillo de barrio lo atraparía? - guiña un ojo por el retrovisor, no puedo evitar rodar mis ojos.
- Si eran tan buenos “compañeros", ¿porque lo lastimas de esta manera? - seguía sin entender.
- Una vez, ganamos la campaña para una importante compañía cervecera. Can tiene carisma y una gran creatividad para ganarse a las personas a pesar de ese aspecto rudo y salvaje; trabajamos día y noche por dos semanas para ganarla, si lo hacíamos, podríamos expandir la empresa en otro país, Can sería el vicepresidente y yo tomaría su lugar aquí en Turquía. Estaba muy emocionada cuando ganamos, Emre apoyaba la idea, aunque el señor Aziz no estaba muy convencido. Días después Can estaba muy nervioso, su mal humor coincidió con la llegada de Polen y Emre parecía estar igual, por sus acciones deducimos que nos pedirían matrimonio en la fiesta de celebración de la campaña; aunque no amaba tanto a Emre como Polen a Can, si quería casarme con él porque sabía que algún día podría dirigir la empresa, pero en la fiesta nada pasó… Can estuvo más receloso que de costumbre e incluso se fue temprano, dejo a Polen con nosotros porque ella pensó que necesitaba prepararse. Cuando llegamos a su casa, el señor Aziz nos llamó a los cuatro y nos sentamos.  Dejo hablar a Can, para nuestra sorpresa nos informó que había aceptado una propuesta de trabajo por National Geographic y se iría de la agencia. Fue un golpe bastante fuerte, pero sabía que podíamos manejarlo sin él, si se iba entonces el señor Aziz dejaría a Emre a cargo de la otra sucursal y aun así no se vería en peligro mi posición, al menos eso creía yo. No fue así, el señor Aziz canceló el proyecto de la siguiente sucursal ya que después de que Can se fue tuvimos nuestra primera derrota en años. Y todo solo siguió y siguió empeorando… - aprieta las manos en el volante y guarda silencio con recelo.
- ¿Y por eso estás enojada? Pudiste casarte con Emre y aun así tendrías tu parte en la agencia…- me parecía una tontería infantil. Al parecer Aylin era muy rencorosa.
- Emre siempre tuvo un carácter débil y me desesperaba que fuera tan manipulable, yo podía decirle que hiciera algo en mi beneficio y él lo hacía, lo malo era que no era la única con un control sobre él – suspira con fastidio y acelera el auto - tuve que llenarle la cabeza de que se merecía todo más que Can, a pesar de que Emre nunca fue muy creativo. Se le daban mejor los números…
- ¿Como conociste a Yguit? - eso me daba más curiosidad.
- Él me buscó. Me enviaba cartas, me contó todo lo que sucedió y quien era, en él vi una oportunidad así que hicimos el trato, me sacó de la cárcel y ahora estamos aquí…- el tono de tranquilidad con el que habla me asusta.
- ¿Te das cuenta que están lastimando niños? ¿Acaso no te importa? - pregunto sorprendida. No podía creer que fuera tan cruel.
- No realmente… ese es su problema. Solo me dijo que hacer, está bastante obsesionado contigo y Can – atrapa mi mirada por el retrovisor y sonríe con malicia.
No hablo más porque no puedo creerlo. A pesar de que Can insistió en que esto no era mi culpa, sabía que si cargaría siempre con un peso por ello; mis niños estarían traumados gracias a esta horrible experiencia, gracias a que yo había sido una ingenua, ¿qué pasaba por la mente de Yguit que lo había hecho de esta manera? En ningún momento yo le aseguré o le di indicativos de sentir algo por él, siempre trataba a las personas de igual manera y con la única que había sentido latir mi corazón, el mundo parecía decidido a alejarnos. Esta mente que tengo me hace revivir cada momento que tuve con Yguit cuando Can no estuvo, aunque ahora me hace ver todo con un foco diferente… como si me quitara una venda.
Yguit había insistido siempre en alejar de mi cualquier cosa que me relacionara con Can, incluso se había vuelto salvaje y brusco. Nunca le di importancia porque estaba tan dolida en ese momento que nada ni nadie me importaba, mi corazón estaba tan roto que junto con mi mente perturbada no tenía idea de que lo los demás hacían o querían…

“Busco por todos lados mi botella de pastillas, pero no las encuentro; llevaba ya varios días en la casa que me había dado la hermana Mihriban por mi cuenta y lo había hecho bastante bien pero no sabía dónde había dejado mi frasco de medicinas.
- Sanem… ¿estás bien? – me levanto sorprendida. Es Yguit.
- Si…- susurro. Quito los cojines, pero no están ahí, las necesito, si no me la tomo no voy a poder dormir y tendré pesadillas de ÉL otra vez.
- ¿Se te perdió algo? Puedo ayudarte a buscar…- entra cerrando la puerta.
- Mis pastillas…- digo en voz baja. No recordaba la última vez que había hablado.
Empezamos a buscar, pero ni él ni yo tenemos suerte, voy al librero buscando sobre cada libro, Yguit hace lo mismo hasta que deja caer uno, “Cartas a Milena". Con pánico me aviento sobre él para arrebatárselo, pero es más rápido, mi fuerza no es nada en comparación a la suya, se aleja de mi con una rapidez impresionante. No lucho más.
- ¡¿QUE ES ESTO SANEM?!- abre el libro. Esta roto por dentro, el espacio forma un hueco del que caen un collar de ámbar y una pequeña foto doblada, mi corazón se acelera de miedo y dolor - ¡¿es en serio?! ¡TE DIJE QUE TE DESHICIERAS DE TODO SOBRE ÉL! ¡Pero eres débil! Yo mismo lo haré…
Avienta el collar al suelo y lo pisa. Todo mi mundo se vuelve negro, no pienso, no respiro, no hago ningún sonido hasta que escucho un fuerte grito, una puerta siendo azotada y una dulce voz que me llama.
- Sanem… ve a tu lugar especial, ve ahí Sanem. Estarás bien…- en mi lugar especial no había dolor y lágrimas. Solo había calor, calma y seguridad. Mi lugar especial es un pecho suave, una respiración pesada acompañada de un fuerte corazón retumbando, mi lugar especial huele a bosque, a libertad, a canela, a mar, a orquídeas … a amor. Mi lugar especial me cobija, me protege… nunca me va a soltar.
Estoy acostada en mi cama, hay algo en mis manos que aprieto con fuerza, pero no sé qué es, oigo voces, pero finjo estar dormida. Sea lo que sea que lo que estoy sosteniendo es tan caliente que no puedo soltarlo, yo estoy muriendo de frío.
- Le diré que no se acerque por un tiempo…
- No sé qué hubiera pasado si no llegamos a tiempo. Estaba a punto de pegarle, ¿te diste cuenta verdad?
- ¿Crees que se hubiera atrevido? No lo creería si no lo hubiera visto, siempre parece tan calmado y amable…
- Ya no sé, pero Sanem necesita calma. Así que ojalá al menos un mes no venga por aquí…
- Estaremos más al pendiente. Pero una cosa es cierta, hay algo raro con este chico. Eso ya no fue normal…
Esa noche esperé a que me dejaran sola para abrir mis ojos y revisar que tenía en mis manos, era el libro, ya más maltratado con hojas rotas. Lo hojeo y recuerdo haber rayado su nombre en cada página como un símbolo de mi coraje, dolor y desesperación, lo abro más y pedazos del collar caen. No… estaba roto. Ya no iba a regresar nunca más… ya estaba totalmente sola… me dejo caer en la cama gritando en la almohada su nombre con la esperanza de que me escuche.
- ¡CAAAAAAAAAAAAAAN! - grito ahogadamente. Ya no había esperanza, mi vida había acabado, no tenía sentido seguir, toda la habitación esta tan oscura y hueca como mi propia alma, casi no podía respirar… no quería sin él. Lloro más fuerte por mi corazón roto hasta que siento una botella fría junto a mi… mi salvación”.

Después de ese episodio, Yguit se había desaparecido por un tiempo y la hermana Mihriban solo me había dicho que tuviera cuidado cuando estuviera cerca de él porque tenía arrebatos muy fuertes. Como siempre, no escuché… Yguit volvió después de un tiempo pidiéndome perdón, no le dije que sí y tampoco que no, no me importaba nada lo suficiente como para perdonar. Ya no tenía ni un solo sentimiento dentro de mí.
¡Ay había sido tan tonta! Pude haber parado esto, pero solo lo dejé crecer y crecer. Había tantas cosas que me hubiera gustado cambiar, tantas señales pasando justo frente a mis ojos; habría ido detrás de Can cuando me enteré de que se fue en su barco, lo habría buscado en cada rincón para hacerlo volver, o mejor aún, hubiera sostenido su mano asegurándole que le creía que el jamás podría haber lastimado a alguien… ¡uff! Tantas cosas…
Regresamos a donde dejamos a Yguit. Tiene los labios rojos por la sangre, la piel más reseca por el frío y los ojos más hundidos. Los niños lo ven, seguro piensan que es el “fantasma" pero hago la señal del cierre en mi boca cuando voltean a verme.
- ¿Lo hiciste? - pregunta con voz rasposa.
- Si… di un buen rodeo para perderle la pista a cualquiera, aquí no hay señal de ningún tipo. Estamos a salvo…- Aylin apaga el carro, toma la gorra y la peluca junto con su celular y una pequeña cartera - Adiós querida…
- Sigue el plan - ordena Yguit y ella cierra la puerta. No entiendo nada, Aylin saca del asiento de atrás la maleta con el “dinero", nos sopla un beso, cierra la puerta y se va. No puedo creerlo, ¿si ella se va, quien va a manejar?
- Sanem…- Yguit me llama por el espejo- pasa al asiento del conductor, y antes de que te niegues, tengo algo que puede lastimar a los niños así que obedece…
- Voy…- contesto en un susurro. Levanto el auricular de cada uno y les susurro en su oído- voy a llevar el carro del fantasma a su casa. Vamos a jugar un juego, ¿de acuerdo? Van a cantarle al fantasma la canción que están escuchando para que se ponga feliz, el que lo haga sonreír gana.
- ¡SANEM! - grita Yguit. Ambos asienten y pongo en el reproductor la canción que tanto les gusta. Salgo y me paso al asiento del conductor, Yguit hace una mueca de fastidio ante los niños cantando, pero no dice nada, cuando le pregunto a donde, pone una ubicación en su celular y me la enseña… conocía esa casa…
- Okey…- contesto encendiendo el auto. No era muy buena con los carros de velocidades, cada vez que Can me enseñaba terminábamos peleando y uno sobre el otro, pero no había que hacer. Volteo a ver a Yguit, en su mano trae una pequeña arma por la que se asoma un cañón. Dios… esperaba que Can llegara pronto.
No decimos nada en todo el camino dejando que los niños canten; en algún momento del viaje Yguit pone su palma huesuda en mi pierna, quiero quitarla y vomitar al mismo tiempo. Eso solo me hace recordar el último momento íntimo con Can, como lo había torturado todo el viaje de regreso del restaurante besando su cuello, su abdomen y más abajo…  no pudo contenerse y en la puerta de la habitación me había tomado… nos habíamos puesto creativos con una corbata que encontramos y su cámara de fotos instantáneas. Quería llorar, no quería el tacto de nadie más, solo de él… al final, me había hecho el amor con las cortinas abiertas a la luz de la luna, había sido tan hermoso que recordarlo me hacía sentir lágrimas en mis ojos.
- No llores mi amor…- susurra Yguit, - pronto acabará…
Se inclina para besar mi mejilla, pero apenas me alcanza. No tiene mucha fuerza así que regresa a su asiento rápido. Eso esperaba… que pronto acabara.
Llegamos a una casa abandonada que s eme hace muy familiar y me hace bajar para ir por los niños. Los ayudo a bajar tomando sus manos, Yguit está detrás apuntando el cañón en mi espalda, me anima a que empiece a caminar. Sonrío a los niños para que sepan que todo está bien, solo para que no se asusten, veo las pequeñas casas de los pajaritos y se las señalo, se emocionan, pero sus pequeños ojos están asustados. Ya sabia porque esta casa me era tan familiar a pesar que esta demasiado oscuro para distinguir nada, era la casa donde solía pasar mis tristezas en mi infancia.
Entramos e Yguit me conduce al piso de arriba. Sonrío ampliamente, conocía esta casa como la palma de mi mano y el piso de arriba estaba lleno de lugares para ocultarse. Primer error. Me lleva a una habitación entrando detrás de mi hasta que se detiene abruptamente, nos miramos fijamente ante el sonido de un carro, más bien una camioneta derrapando… Can. Sonrío otra vez, sus rasgos se contraen y de la nada me da una bofetada que me tira a suelo, alcanzo a soltar las manos de los niños para evita llevarlos conmigo. ambos gritan y corren a mi lado con lagrimas en los ojos. Ignoro mi dolor y los abrazo.
- Despídete de él… AHORA ERES MÍA- susurra con voz enojada aventando un papel al suelo.
Cierra de un portazo atrancando la puerta con algo que suena pesado, Deniz empieza a llorar y Ates la abraza. Me acerco al papel que ha aventado y tapo mi boca con horror… es una foto mía y de Can, fue tomada a través de la ventana de nuestra habitación anoche. Mi cara está llena de placer, la de Can también… la rompo con manos temblorosas.
Trato de recomponerme yendo con mis niños para abrazarlos. Veo a mi alrededor y sonrío cuando la tenue luz de luna alumbra una pequeña puerta de madera en la pared…

6 años después...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora