6 AÑOS DESPUÉS…
CANEM “ES HERMOSO JUNTOS"
FINAL
YILDYZ “LOS COLORES DEL AMOR"
- ¿Dónde están los bebés? No los puedo ver, no los puedo ver… - repito tapando mis ojos con mis manos.
- ¡Aaah! – grita bebé Demet. Me asomó de detrás de mis manos y me vuelvo a esconder, bebé Demet grita otra vez.
- ¡Aquí están! – los sorprendo. Ambos se emocionan y bebé Can ríe con pequeñas carcajadas. Les hago cosquillas en sus barriguitas y continúan pataleando sin control – ¿quieren que juguemos otra vez?
Ambos hacen sonidos de bebé que suenan como risas llenas de saliva. Bebé Can se tapa la cara con sus manitas imitándome.
- ¡Si! ¡Muy bien! – me emociono aplaudiendo – ¡así se hace! ¡¿Dónde está Can?! ¡¿Dónde está Can?!
- ¡Aaaah! – grita Demet y se gira a donde está Can como si quisiera encontrarlo o asegurarse de que estuviera ahí.
- Nena no, - la detengo separándola- lo vas a aplastar. Cuando la giro Demet agarra mi dedo y lo avienta – bebé, portante bien o le voy a decir a mami que te regañe.
Can me observa fijamente y se gira levemente sobre la bebé como si quisiera cuidarla.
- Can, tu dile que se porté bien. Los hermanos debemos ayudarnos y portarnos bien para que mami y papi no nos regañen y nos compren dulces, a nosotros nos compraron bicicletas para jugar por ser niños buenos. Ustedes también tienen que ser niños buenos. – les explico ante su atenta mirada. Después de un segundo, Demet patalea y se lleva el puño a la boca.
- ¿Otra vez esta de traviesa? – pregunta mami llegando detrás de mí. Fue a poner protector solar a Ates y yo me quede con los bebés bajo la atenta mirada de papi que estaba contando las conchas que Deniz había encontrado.
- No mami, se está portando bien – no era mentira. Demet y Can observan a mami sentarse y se emocionan.
- Mmm no creo, pude escuchar sus gritos hasta allá. Ni las olas del mar hacen tanto ruido – dice mami sentándose.
- No mami, te lo prometo- le aseguro dando un beso a mis dos dedos juntos – son bebés bonitos que se portan bien. Estábamos jugando a escondernos, ¡Can ya sabe mami! es muy listo. ¿Verdad bebé?
- ¿En serio? – responde mami, pero Can empieza a retorcerse y Demet lo copia. Enseguida hacen un puchero como si quisieran llorar.
- ¿Creo que ya se cansaron cierto? No pasa nada, no pasa nada... – repite mami volteandolos para que estén boca abajo, Can acuesta su cabecita en la manta llevándose el puño a la boca, Demet hace lo mismo, pero mami a ella le da su chupón. A Can no porque siempre lo escupía.
- ¿Como supiste que querían voltearse, mami? – le pregunto sorprendida quitando mi sombrero de playa de mi cabeza. Ya me había cansado.
- Mmm las mamás somos muy listas, sabemos muchas cosas – responde guiñando un ojo y acomodando mi cabello con una sonrisa.
- Sabes mami, cuando no estabas, le ayudaba a papi a cuidar a mis hermanos. Pero ellos tenían que decirnos que querían, Can cuando quería biberón lloraba muy fuerte. Creo que quería que lo abrazaras; cuando Ates quería subir a la bicicleta si le decía a papi, pero Deniz lo acompañaba. Yo no iba porque quería ayudar a papi con él bebe y, ¿sabes que también? La señora Leman y mis abuelitas me enseñaron a cuidar la casa, además me dijeron que tenía que ayudar con las tareas, aunque a papi no le gustaba que quisiera limpiar… pero papi me explico que aunque no sabía cuidarnos como tu porque él era un “papa” no una “mama” iba a hacerlo muy bien hasta que despertaras y volvieras con la bebé… - me detengo de hablar cuando mami tiene lágrimas en sus ojos – mami, ¿te hice llorar?
- No, claro que no mi princesa, me gusta que me platiques, solo es que hace mucho calor y los ojos me lloran. Si me das un gran abrazo se me va a pasar – mami abre los brazos y yo salto dentro de ellos abrazándola muy fuerte. Ahora su cabello ya no es como el de Rapunzel porque Demet se lo arrancaba o Can lo chupaba, pero se le veía muy bonito, podíamos abrazarla y acomodarnos en su hombro sin que nos hiciera cosquillas – ya soy muy feliz, cuéntame más. ¿Qué hacían con papi?
- Bueno, - respondo pensando – el día en que nos llevó al hospital…
“Estaba muy emocionada. Mami despertó y papa nos iba a llevar a verla, dijo que no estaba seguro de si nos dejarían entrar, pero lo intentaría. ¿Porque no podríamos verla? Era NUESTRA MAMA y la extrañábamos mucho; abuelita Mihriban se quedó con bebe Can en casa. Papi nos había pedido que nos quedáramos sentados en la entrada con tía Deniz y tío Muzo, no nos gustó eso, así que se me ocurrió un plan. Cuando mis tíos se distrajeron hablando con un doctor nos escapamos…
- ¡Shshsh! No hagan ruido… - les susurro a mis hermanos asomándome a una puerta. Dentro esta un abuelito con una cara amable al que le están dando una medicina, el señor me ve y me da una sonrisa cuando me guiña un ojo. Le sonrío, pero la enfermera se voltea y yo me vuelvo a esconder…
- No está aquí… ¡vámonos! – susurro y corremos a otra habitación.
- ¿Qué pasa si nos encuentran? – susurra Deniz sin soltar la mano de Ates.
- No nos van a encontrar mientras no hagamos ruido – le respondo. Estábamos atrás de una especie de mesa con llantitas que tenía muchas cosas extrañas encima, estaba tapada con papel azul, si nos agachábamos nadie podía vernos; me asomo, una enfermera habla con otra que está detrás de un mostrador.
- ¿Llevaste la medicación a la señora Divit? La paciente del 309 – pregunta una de ellas.
- Si, esta con su marido en este momento. Te juro que son como una novela de Sparks en la vida real, casi lloro cuando los vi tomados de la mano – responde la otra. Volteo a ver a Ates, pero se encoje de hombros. Mami se apellidaba Divit como nosotros.
- ¿Quién es Sparks? – pregunto en un susurro.
- Es un autor, mami tiene libros de él – responde Deniz asomándose, pero al mismo tiempo mueve un poco la cortina de la mesa, la enfermera voltea, pero Ates y yo jalamos a Deniz contra el muro otra vez.
- ¿Crees que quiera firmar mi libro? – pregunta regresando la vista a unos papeles que tiene en la mano.
- Tiene unos días de haber despertado, dale un tiempo para recuperarse antes de que derrames toda tu obsesión fanática sobre la pobre mujer – ríe la otra anotando unas cosas con una pluma que tiene un corazón en la punta.
- Si leyeras sus libros lo entenderías… - responde la enfermera con una mano en su pecho.
- Los he leído, son grandiosos, pero no voy a agobiar a la pobre. Después de todo lo que ha pasado no creo que le agrade que le traiga mi colección entera a firmar… - me quedo pensando, mami hacia libros, podía ser ella.
- ¿Creen que sea ella? – pregunta Ates.
- Dijo que estaba con su marido, papi es “marido” de mami… - respondo tratando de escuchar, pero me da miedo mover la mesa. Había unas cosas puntiagudas hasta arriba.
- Hay muchos maridos además de papi… - susurra Deniz. Los tres estábamos pegados a la pared cuidando que nadie nos viera. Era un hospital muy grande, aunque el elevador era muy divertido.
- ¿Los dos son una pareja muy poderosa sabes? Ojalá un día yo me pueda encontrar alguien así… el Kanye West y yo Kim Kardashian, el Darcy y yo Elizabeth Bennet, el Harry y yo Meghan, el príncipe azul y Cenicienta, el Can Yaman y yo Demet Ozdemir, el Chandle y yo Monica, el Jack y yo Rose… - suspira la enfermera haciendo un baile por el pasillo.
- ¿Sabes qué? Creo que el cambio de turno de la noche te torció el cerebro, estás hablando tonterías… - responde la otra entre risas apuntándola con la pluma.
- ¿Acaso no te gustaría encontrarte a un Can Divit algún día? – pregunta la enfermera deteniendo su baile.
- ¡ESE ES PAPI! – grita Deniz. Ambas enfermeras voltean a donde estamos, pero antes de que nos vean, Ates jala la mano de Deniz y ella la mía para salir de ahí.
- ¡Corran! – grita Ates.
- ¿Qué hacen esos niños aquí? – escucho hablar a la enfermera – ¡corre tras ellos!
- ¡Corran! – grita Ates. En ese momento, al doblar la esquina, un doctor sale de la nada y nos detiene.
- ¿Y ustedes quiénes son? – pregunta con calma. Los tres nos volteamos a ver, pero no decimos nada.
- ¡Aquí están! – grita la enfermera corriendo detrás de nosotros con la respiración agitada.
- Enfermera, ¿usted está a cargo de estos niños? Sabe que no pueden estar aquí… – pregunta con voz seria. Los tres intercambiamos miradas tratando de saber cómo huir, pero es imposible.
- No doctor, los escuche cuando estaba en el pasillo, no se quien los dejo pasar a las habitaciones… – explica la enfermera detrás de nosotros.
- ¿Dónde están sus padres? – nos pregunta. Ninguno de los tres contestamos, si el doctor se movía un poco podíamos salir corriendo. Intercambiamos miradas para saber que estamos de acuerdo los tres. – ¿no van a hablar? Está bien, enfermera llame a seguridad y lléveselos. Si alguien pregunta por ellos es mejor que estén allá…
En ese momento se abre la puerta que está a nuestra izquierda.
- ¡PAPI! – gritamos los tres al mismo tiempo. Papa está parado en la puerta con las manos en la cintura, pero no se veía muy contento. Los tres corremos con él.
- Ya decía yo que este escándalo no lo podía hacer nadie más… - susurra observándonos.
- ¿Son sus hijos, señor? – pregunta el doctor.
- Si – responde colocando una mano en la cabeza de Ates y otra en su barba.
- Señor, no se permite entrar con niños a las habitaciones, podría ser peligroso. No sé cómo pudo burlar con ellos las medidas de seguridad, pero tiene que sacarlos de aquí. – le explica el doctor enojado. Papa solo suspira.
- Yo no los deje pasar – explica papi en tono serio – se quedaron fuera con sus niñeros a los que es obvio que no volveré a llamar. Pero por favor no se preocupe, me los llevare de inmediato apenas vean a su mama. Como puede ver son pequeños y la extrañan.
- Cinco minutos… - responde el doctor – enfermera, espere a que terminen y acompañe al señor y a los niños abajo por favor. La enfermera asiente y entra con nosotros a la habitación.
Mami esta acostada en una cama alta y tiene una manguera que sale de su mano, su cabello está peinado hacia atrás con un pañuelo blanco con rayas amarillas, rosas, y azules. Sus ojos se ven cansados y sus labios se estiran en una suave sonrisa.
- ¡Mami! – gritamos los tres. Papa nos ayuda a Deniz y a mí a subir a la cama, Ates se sube solo al otro lado. Con cuidado la abrazamos porque se ve cansadita. ¿Cómo podía estar cansada si había dormido muchos días?
- ¿Como están mis ángeles? ¿Se están portando bien? – pregunta con voz suave pero ligeramente rasposa. Papi se queda parado del otro lado de la cama cerca de Ates.
- Te extrañamos – contesto de inmediato.
- Vamos a la casa mami, aquí no me gusta – dice Deniz con lágrimas en los ojos.
- Si mami, ya vámonos. Aquí no nos dejan verte… - le insiste Ates.
- No puedo irme ahora, pero pronto estaremos todos juntos. ¡Yo también extraño a mis bebes! – nos abraza a los tres.
- Mami, ¿tu estas con la bebe? ¿Todavía le duele su corazón? – le pregunto. Ya queríamos ver a nuestra hermanita, pero tampoco podíamos. Mami aprieta los labios y luego sonríe.
- Pronto estaremos todos juntos. Ahora necesito que hagan algo por mí, ¿está bien? – nos mira a cada uno y se pone muy seria – ustedes son niños grandes, son muy inteligentes y tienen un gran corazón, por eso quiero que escuchen a papa y no lo hagan enojar mientras no estoy. No es correcto que desobedezcan, puede pasarles algo malo y no queremos eso, ¿verdad? Así que van a escuchar a papa y no van a hacer travesuras o berrinches, ¿de acuerdo?
- Si mami… - contestamos los tres intercambiando una mirada”.
Después de eso papi nos llevó a la casa, estaba muy serio. Tal vez se había enojado con nosotros, pero todo el camino se quedó callado, ni siquiera le dijo algo a la tía Deniz y tío Muzo. Me siento frente a mama mientras acaricio los pies de los bebes.
- ¿Papa los regaño en casa? – me pregunta mami. Ambas observamos al frente, papi da una vuelta de carro y Ates también, Deniz lo intenta, pero no logra levantar las piernas.
- Si, dijo que nos portamos muy mal. Lo avergonzamos y no nos dejó usar las bicicletas por varios días – respondo triste. Tampoco nos había dejado salir a jugar.
- Cuéntame… – mami me anima con una sonrisa.
“Sentados en el sillón grande papi se pasea de un lado al otro con las manos en la cintura, se quita los lentes y los pone en su frente. Estaba muy enojado.
- Can, que bueno que volvieron – entra abuelita Mihriban con bebe Can en sus brazos; lo arrulla de un lado a otro, quiero ir a darle un besito, pero papi me sienta otra vez con una mirada – ¿cómo les fue? ¿Como esta Sanem y la bebe?
- Están bien, - responde papi acariciando la mejilla del bebe – se están recuperando, ¿Can se portó bien?
- Claro que, si cariño, es un bebe muy bueno – responde abuelita dándonos una mirada amable y una gran sonrisa.
- Al menos uno se porta bien… - responde papi. Volteo a ver a Deniz, pero niega con la cabeza, es mejor no decir nada.
- Iba a darle su biberón, ¿quieres hacerlo? Puedo darles de comer a los niños… - agrega abuelita con una sonrisa.
- ¡Si! – grita Ates – ¡tenemos hambre!
Empieza a bajarse del sillón, pero papi lo detiene.
- ¡Alto ahí hombrecito! Ustedes y yo vamos a hablar de lo que hicieron hoy – nos dice a los tres; Ates se regresa y se sienta – mama, ¿podrías darle tú el biberón? Tengo que resolver algo con estos tres…
- Claro que si Can, pero no seas tan duro… son niños – responde abuelita dándonos un guiño y una sonrisa.
- Claro… - papi asiente y aprieta los labios, espera hasta que abuelita se va y se sienta frente a nosotros en la mesa que está llena de cosas, después se quita los lentes y pasa las manos por su largo cabello con un suspiro. Se veía cansado. – ¿saben que hicieron hoy?
- Te desobedecimos papi – responde Deniz con la cabeza agachada. Tomo su mano para que no llore.
- Exactamente – responde con una mirada dura – no escucharon lo que les dije y me avergonzaron. Les pedí algo, pero no escucharon, ¿y si les hubiera pasado algo? Su tía Deniz y su tío Muzo estaban locos de la preocupación, les he dicho que no deben hacer esas cosas. Ahora quiero la verdad, ¿de quién fue la idea?
Ninguno de los tres contestamos.
- ¿No me van a decir? – pregunta, pero no hablamos – está bien, la consecuencia es que no saldrán a jugar y tampoco les voy a prestar las bicicletas hasta que me convenzan de que se van a portar bien.
- Pero papi… - lo interrumpe Ates, pero papa no lo deja hablar.
- No Ates, me desobedecieron y lastimaron – papi suspira pasándose una mano por la barba y nos toma a los tres de la mano – saben que mama y yo los amamos, ¿verdad? Bueno, los dos hacemos lo imposible para que ustedes se sientan amados, cuidados y que nada les falte, pero ya están creciendo y deben entender que hay gente muy mala allá afuera y que es importante que nos escuchen siempre…
- ¿Cómo el fantasma? – pregunto. Ese fantasma a veces asustaba a Deniz.
- Si, - asiente papi apretando los labios – como el fantasma; lo importante es que tienen que aprender que al hacer cosas como “escaparse”, hacen que mama y yo suframos mucho, ya tienen dos hermanitos más chicos y ellos van a querer ser como ustedes. ¿Eso les van a enseñar? A desobedecer, preocupar a sus papas, hacer cosas arriesgadas y no cuidarse o ¿les van a enseñar a ser buenos niños?
- ¡Vamos a enseñarles a ser buenos niños! – le digo a papi levantándome. El me sienta otra vez y me ve a los ojos.
- Eso está bien, pero con lo que hicieron me demuestran que no pueden hacerlo… - niega con la cabeza.
- ¡Si podemos! – grita Ates.
- Muy bien, tienen una oportunidad más. Yo confió en ustedes, sé que van a ayudarme con sus hermanitos porque ustedes ya saben muchas cosas que ellos no, les van a enseñar y los van a cuidar como mama y yo los hemos enseñado a ustedes. ¿De acuerdo? Para eso deben empezar por portarse bien, no más travesuras, no más miedos y berrinches, ustedes, mama y yo vamos a enseñar a Can y Demet a ser niños buenos. ¿Qué les parece? – pregunta con una sonrisa.
- ¡SI! – contestamos al mismo tiempo.
- Entonces, ¿qué van a hacer para que les preste las bicicletas otra vez y los deje salir a jugar? – pregunta con las manos en las piernas y ojos entrecerrados.
- ¡Yo voy a recoger todos los juguetes! – Ates se levanta de un salto, da una palmada a papi en su mano y sale corriendo a recoger los juguetes por toda la casa.
- ¡Yo voy a recoger todos los trastes sucios y ponerlos en su lugar! No te preocupes papi… - Deniz hace lo mismo que Ates y sale corriendo. Papi me voltea a ver.
- Lo siento papi, - me disculpo agachándome; lagrimas se acumulan en mis mejillas, tapo mis ojos para que no me vea – fue mi idea, solo quería ver a mi mama. La extraño mucho.
- Lo se mi amor, yo también, pero debes aprender que lo que te digo que hagas es por tu bien – susurra bajando mis manos de mis ojos y limpiando mis lágrimas. Me da una pequeña sonrisa – quiero que entiendas algo. Eres la HERMANA MAYOR, así como yo con tu tío Emre o tu tía Leyla con tu mama. Los hermanos mayores cuidamos a los más chiquitos, los enseñamos a crecer, no hacemos cosas que los arriesguen o los pongan en peligro. Ahorita que mami no está, ¿quién me va a ayudar con tus hermanos más pequeños? ¿en quién puedo confiar? Yo no puedo solo, me siento triste sin mami también, estoy muy solo sin ella.
- ¡Yo quiero ayudarte papi! – le pido levantándome del sillón para abrazarlo. No quería que estuviera triste, y ahora que mama no estaba, casi no sonreía.
- Entonces empieza por portarte bien, ayúdame con eso, ¿está bien? ¿Puedes hacerlo? – me pregunta acariciando mi cabello y dando un beso en mi cabeza.
- ¡SI! Siempre te voy a escuchar papi, no voy a dejarte solito... – le aseguro abrazándolo más fuerte. Me carga y me da un beso en mi mejilla haciéndome cosquillas con su barba.”
Volteo a ver a mami y ella me sonríe echando su cabello hacia atrás, levanta su mirada y yo volteo para ver qué es lo que llama su atención. Papi ayuda a Deniz a levantar las piernas mientras Ates se sostiene con las manos, Deniz logra dar la vuelta y papi la carga emocionado. Deniz levanta las manos emocionada también. Tomo mi cámara y saco una foto; mami una vez me había dicho que ella siempre nos estuvo esperando, solo que antes busco a un compañero que estuviera para siempre con ella, alguien fuerte y bueno que nos cuidara. Ese era mi papa. Esa era nuestra familia y como prometí ese día, yo nunca los iba a abandonar.
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Yildyz. Es la hija mayor de Can y Sanem pero la segunda en nacer después de Ates. Su personalidad es muy chispeante y social, desde bebe le encanta llamar la atención, saber todo lo que sucede al su alrededor y participar en cuanta cosa le gustara, no es para nada tímida y le encantan los deportes y las aventuras. Su mama describe su aspecto físico muy parecido a su tía Leyla, rubia de brillantes ojos azules, piel muy clara y mejillas sonrosadas.
Desde pequeña fue la “princesa de papa” además de compartir su gusto por la fotografía al grado que desde pequeña aprendió a usar una cámara profesional. También tiene mucho talento para dibujar, ya sean paisajes o retratos y tiene su casa tapizada con ellos, Can y Sanem bromean sobre comprar la muralla chica para que tenga espacio donde pegarlos.
Sabe ballet, nadar y andar en bicicleta, aunque también acompaña a sus hermanos varones y a su papa a practicar cualquier deporte extremo, para susto de su mama. Como desde niña fue muy sociable y es muy hermosa, llamo la atención de una gran cantidad de muchachos para mortificación de su padre, tuvo que mandar a Ates para que estuviera siempre al pendiente de ella y no avergonzara a la familia.
Antes de graduarse de la escuela para la universidad, Yildyz pinto un cuadro al oleo que fue aprobado y expuesto en Paris; el cuadro fue inspirado en el primer libro que escribió Sanem, además esta imagen se utilizó como portada cuando el famoso libro fue vendido para ser serie de televisión. Se fue un año a vivir a Francia para graduarse de la universidad y allá conoció al hombre de sus sueños que casualmente era hijo de uno de los clientes mas frecuentes de la agencia. Sin embargo, quisieron casarse enseguida lo que provoco un enfado a su padre que se negó a dar su autorización por lo joven que era ella. Considero escaparse con el pero su amor a su familia y el respeto a su padre eran mas grandes así que estuvo a punto de dejar ir al hombre de su vida, Sanem intervino y con mucho dolor y alegría Can dio su aprobación. Se caso en la granja, vive en la que era la antigua casa de su abuelo Aziz y tiene una hija.
El tiempo que Sanem estuvo hospitalizada despertó en Yildyz un aire protector con sus hermanos, este solo creció y creció a tal grado que siempre insistía en ayudar a su madre a cuidar a sus hermanos, todos la vieron como su segunda mama, aunque limitar sus travesuras le costaba porque es muy inquieta. Ya de adulta y casada, sigue cuidando a sus hermanos.
Cuando Can y Sanem se retiran se queda al frente de la agencia cuidando a sus hermanos, ayudando a Deniz con su boda y cuidando de sus padres.
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6 años después...
FanfictionContinuación de la serie desde la última escena. No es una continuación de la historia "Capítulo 51 (perspectiva de Can)" aunque si tiene cierta similitud en los detalles. Aquí ya veremos la vida en matrimonio de Can y Sanem junto a sus tres niños p...