6 AÑOS DESPUÉS…
CANEM “ES HERMOSO JUNTOS"
FINAL
CAN
- Princesa, ¿porque no vas a jugar un rato más con tus hermanos? Deniz quiere enseñarte su nuevo truco – sugiero a mi sonriente niña. Parecía una pequeña muñeca de porcelana de esas que le gustaban tanto, estaba tan coordinada en su ropa que era como un gran bombón: moño rosa, traje de baño rosa con flores, sandalias rosas y su sombrero con una enorme flor que también es rosa.
- Pero estoy ayudando a mi mami… - responde. Sanem sonríe.
- Ve amor, nos iremos en un rato más – responde animándola. Abre los ojos con miedo, se levanta y se va corriendo. Tarde o temprano llegaría la lluvia de suplicas.
- Te lo juro Sanem, no sé qué tienen estos hijos nuestros que no tienen freno. Ya nadamos, construimos un castillo y jugamos a la pelota, pero, ¿los ves cansados? Yo estoy a punto de desmoronarme y ellos van por su segundo aire ¿Acaso creen que estoy hecho de acero y jamás me canso? – me quejo sentándome a un lado de ella.
- Se están divirtiendo Can, son muy lindos – responde acomodándose de espaldas a ellos y sobre sus rodillas para revisar el pañal a los gemelos.
- Sospecho que es tu adicción a ponerle chocolate a todo cuando estás embarazada, eso se le va a la cabeza y son estos pequeños remolinos imparables. En el próximo no más chocolate – le aclaro tomando agua de la botella.
- Mira quién habla de adicciones… - susurra jugando con las manitas de Can mientras lo cambia hasta que levanta la cabeza bruscamente – espera, ¡¿cómo que el próximo?!
- ¿Qué hay que explicar? Tenemos hijos muy bonitos, no los ves… - bromeo con ella mientras me pasa a Can a quien hago cosquillas en su barriguita – están para comérselos. Son muy hermosos y deliciosos, ¿verdad mi bebé?
- ¿Acaso quieres formar tu propia banda con nuestros hijos? ¿O que ellos te carguen como si fueras el rey? ¡tú y los niños van a acabar conmigo! Te lo juro Can, tantos desvelos ya te tronaron la cabeza. Más hijos… - susurra molesta. Amaba meterme con ella, supongo que era una de las gracias del matrimonio porque era muy divertido.
- Mi cabeza está bien- respondo mientras Can juega con mis labios y mis orejas; Sanem intenta cambiar a Demet, pero esta no deja de voltearse a buscarme y a su hermano, cada vez que Sanem le quiere quitar el pañal grita y se voltea – de hecho, la que está tronando mis neuronas es otra.
- ¿Que hice ahora? – pregunta rodando los ojos cuando Demet le avienta la mano – no soy yo la que quiere un equipo de fútbol, pero te lo advierto, la fábrica está cerrada, no saldrán más bebes de este cuerpo. No señor Can, tiene prohibido volver.
- Ya veremos, pero disculpa, ¿quién despertó a quien hoy? – le pregunto. Me da una mirada rápida, sus mejillas se ponen rojas y sus labios se juntan disimulando una sonrisa.
A veces sentía como si me hubiera casado con una Sanem que venía en diferentes presentaciones que eran totalmente opuestas. En un momento era la mamá estricta que tenía horarios para baño, incluido yo, y nos organizaba para limpiar la casa con mano dura, pero, otras veces, era esta sirena sensual que me despertaba con su boca dándome una sonrisa traviesa y provocando que mi cuerpo hormigueara por todos lados. Volaba mi cabeza, ya había pasado tanto tiempo desde que nos conocimos, muchas noches desde que mi corazón despertó de su letargo por ella y, aun así, observándola ahora, aún parecía un Ángel de mirada inocente mientras da sonoros besos en los piecitos de nuestra bebé. Con cuidado, levanto el mechón rebelde que no deja de taparle la cara y observo su perfil, al sentir mi mano voltea a mirarme y me da una de sus radiantes sonrisas, esas que aceleraban mi corazón y hacían mis piernas flaquear.
Y pensar que pude haberla perdido, pude estar solo y hundido en un mar de tortura y dolor, el solo pensarlo siento como un agujero se abre en mi pecho. No tenía sentido buscar culpables, ya no, al ver sus pálidas facciones no me importaba quien tuviera la culpa, que propició todo o si en algún momento podría vengar todo el dolor que sentía, estaba más allá de eso. Solo la quería de vuelta. Quería que volviera a sonreírme, a bailar por la casa con los niños detrás de ella o que me tomara el pelo por cómo me era imposible negarle algo a las niñas, hasta bailaba con ellas también. En ese instante, solo quería a mi Sanem de vuelta.
- “Bebé… mi amor… - susurro tomando su mano – ya no sé qué más decirte, ya no sé cómo suplicarte que despiertes. Los niños te extrañan, tus papás y toda la familia, y lo más importante, yo te extraño. Estoy roto sin ti mi hermosa Sanem.
Sin soltar su mano, apoyo mi frente en su brazo tratando de contener las lágrimas. No era una persona muy expresiva, solo con Sanem y mis hijos dejaba salir mis emociones, pero ahora tampoco podía hacer eso, era el padre y tenía que ser fuerte por ellos, pero no lo estaba logrando. Los niños se preocupaban si me veían mal, podía notarlo, su actitud conmigo era cuidadosa, como si me temieran o algo, pero no podía culparlos, me estaba costando horrores ser el único pilar de la familia y controlar todo.
- ¿Sabes qué? Demet ya está mejor, la cirugía salió bien y se está recuperando. Aún no he podido cargarla, pero en la incubadora hay pequeños orificios y por ahí puedo tocarla. Es tan hermosa, se parece mucho a ti. Dicen las enfermeras que es muy inquieta, que debemos prepararnos porque cuando salga no habrá quien la detenga. Y Can, dios Sanem, es un muy buen bebé y no te imaginas, tiene los ojos tan tan… no sé, ¿extraordinarios? No encuentro un calificativo que los describa. Yildyz dice que parece uno de sus muñecos y ya le ha hecho mil dibujos, quiere enseñártelos. Deniz y Ates ya le hicieron una canción y quieren cantarla para ti y para la bebé en cuanto lleguen; no te lo voy a negar, nuestras vidas están hechas un caos sin ti, la casa está en desorden, el trabajo ni hablar y en la escuela los niños no pueden prestar atención, ya hablé con las maestras. No nos hagas esto mi amor, no te rindas, nunca lo has hecho. Les dije que estas dormida, no me importa lo que el doctor diga porque sé que estas dormida, ¿quieres descansar? ¿Te agotaste demasiado? ¿Fue mucho para ti? Te entiendo, yo también estoy muy cansado, pero estoy resistiendo. Puedes descansar en casa con nosotros, tu familia que te ama.
Levanto la mirada para observarla y nada, sigue en esa posición fría e inexpresiva, era una burla al estado natural de mi mujer que siempre era tan alegre, burbujeante y graciosa. Aprieto los ojos otra vez, no puedo resistir el impulso de besarla, aunque sus labios ahora son fríos y algo secos. Odiaba esto. No podía soportar más el mentir a nuestros hijos, no podía lidiar con el hecho de que nuestra hija estuvo a punto de morir y no podía sostener la mano de mi esposa, que ella no tenía ni idea de lo que pasaba. Solo quería que me abrazara, acariciara mi barba y me asegurara que juntos podríamos con lo que sea; pero ella ya no estaba a mi lado.
- Sanem, escúchame – le hablo ya molesto por esta situación; me pongo frente a ella con mis brazos a ambos lados de la camilla y enjaulándola entre ellos – vas a despertar mi amor. YO SOY TUYO Y TÚ ERES MÍA, no hay verdad más importante o clara que esa, vas a quedarte conmigo y no tienes opción porque ME AMAS y nosotros a ti. Tú me dijiste un día que, si te pedía que te quedaras, te quedarías, no te lo estoy pidiendo, te lo estoy exigiendo. Eres mía, mi amada Sanem, no puedes dejarme aquí solo, NO PUEDES – beso una y otra vez sus labios, las fuerzas ya empiezan a fallarme, sabía que tarde o temprano tenía que irme pero ya no quería volver a casa sin ella, llegar y ver a mis hijos con esos ojitos llenos de tristeza, no podía enfrentarlo; suspiro pero las lágrimas empiezan a caer, escondo mi cara en el hueco de su cuello inhalando – perdóname por todas las veces que te he lastimado, por no ser la persona que te mereces a tu lado, hare lo que sea mi amor, lo que sea para que vuelvas, si esto es por mí, ME ARREPIENTO Y TE PIDO DISCULPAS. Me esforzare todo el tiempo, contigo estoy completo, estoy vivo, a tu lado nada me falta, no me prives de ti… siento como si un pedazo de mi alma me faltara y estoy desgarrándome por dentro por cada día que no estas. Te amo tanto mi amada Sanem… mi única, mi razón… mi vida. Vuelve con nosotros, vuelve conmigo…
La enfermera entra interrumpiendo mi suplica, sabía que era ella porque nunca me salía antes del fin de la hora de visita, siempre tenían que sacarme.
- Señor Can… - susurra con una pequeña voz – se ha terminado su tiempo…
Esas palabras golpean mi corazón ¿Mi tiempo se había acabado? ¿El nuestro? ¿De verdad ya no estaríamos juntos? Aprieto los dientes de la desesperación, inhalo y exhalo queriendo llevarme su esencia a casa para con ella consolar a nuestros bebes, es imposible, yo me voy y ella se queda atrás. Levanto mi cabeza para contemplar sus delicadas facciones, todo sigue igual, beso su frente con labios temblorosos rogando por última vez que regrese a mí, pero nada. Inhalo y exhalo tratando de recomponerme para salir de ahí; la enfermera me da una tímida sonrisa de disculpa, sus ojos están algo húmedos también, la dejo pasar delante de mí y ella cierra la puerta.
- Lo siento señor Can… no pierda la fe – me aconseja mientras me recargo en el marco con la puerta frente a mí. Si no lograba controlarme, los niños se darían cuenta de que algo andaba mal, más mal de lo que ya estaba. Asiento y aprieto mi frente en mi brazo sin moverme, cada vez era más difícil.
- Can… - levanto la cabeza de golpe observando la puerta ¿había escuchado su voz? ¿estaba alucinando? Dios sabía que la había soñado cada noche por todo el tiempo que llevaba ahí – C… an… can…
Otra vez el susurro, volteo a los lados para comprobar si la enfermera la ha escuchado, pero está ya no está, asumía que si me había visto muy mal y prefirió dejarme con mi dolor a solas. Tenía miedo de abrir la puerta, mi mano tiembla en el picaporte, si estaba alucinando con ella solo quería decir dos cosas, uno, de plano ya estaba enloqueciendo de dolor y dos, esto era una tortura muy cruel.
- ¿Can? … ¿Can? – escucho el susurro ronco de esa maravillosa voz de campanillas que me llama. Tenía que saber. Con decisión abro la puerta, en ese momento, los ojos más hermosos que tenía la dicha de mirar se encontraron con los míos. Amaba ese brillo.
- Mi amor… - respondí con una sonrisa que ella contesto con otra más esplendorosa. En ese momento lo supe, me escucho y como siempre, volvió para salvarme.”
Ahora todo se reducía a este cuadro frente a mí, mis tres niños jugando en la arena, mi amada esposa sentada junto a mi cuidando de nuestra niña con su corazón latiendo sano y fuerte y mi precioso niño en mis brazos. Yguit había muerto, Polen se había ido, Aylin había despertado del coma y ya estaba otra vez en el agujero negro en donde debía estar, pagando sus crímenes y los de Yguit. Estaba tan contento en este momento, todo mejoro a partir de ahí hasta ahora donde al fin me sentía relajado y tranquilo.
- Espera, - le digo mientras se esfuerza por cambiar a Demet sin mancharse – voy a hacer algo, es un momento hermoso…
- ¿Hermoso? Creo que deberías avisárselo a tu hija. Demet, mi niña, deja de moverte… – le suplica mientras la bebe sigue retorciéndose, cualquiera diría que lo hace para molestarla.
Dejando una mano sobre la barriguita de Can, está jugando con mis dedos ahora, busco mi cámara (la más especial y que no presto a nadie) para enfocarla. Quería recordarla en este momento.
- No te muevas… - le pido enfocándola. No voltea y se esconde en su cabello.
- Can no lo hagas, no me veo bien… Demet si sigues volteando te voy a dejar así ¿quieres estar sucia? ¿Te acuerdas que no te gusta tomar medicina? Te enfermaras si no me dejas cambiarte… - sigue razonando con la bebe y no voltea. Vuelvo a colocarle un mechón tras su oreja asegurándome de acariciar todo el camino hasta su mandíbula, levanta la vista y me sonríe, justo ahí tomo la foto.
- ¡Mira Demet! ¿No es mama hermosa? – le pregunto a la bebe para distraerla de moverse enseñándole la foto, Demet hace ruidos con su boca y escupe a la pantalla. Sanem se ríe.
- ¡Esa es mi niña! – se burla guiñándome un ojo. Ruedo los ojos y le enseño la foto a bebe Can que patalea reconociéndola.
- ¿Que mi niña? ¿Quieres que papi te cargue? ¡Claro que sí! ¡Anda vamos con papa! – ruedo los ojos mientras me pasa a la bebe y ella carga a Can haciéndolo bailar frente a ella. Can solo se mueve para todos lados observándola como si no entendiera porque lo mueve así. Nuestro niño era bastante tranquilo.
- ¿Así que quieres venir con papa? – le hablo a Demet mientras la alzo sobre mí, se emociona y estira los bracitos, la acerco para darle sonoros besos en sus suaves mejillas y como de costumbre se estira para poder jalarme el cabello, cuando no lo encuentra, grita frustrada. – no encuentras cabello para jalar. Eres una traviesa, como una gatita bonita y traviesa, una gatita muy muy traviesa…
Le hago cariñitos en su pancita y empieza a reírse. Levanto la cabeza y los trillizos juegan a dar vueltas, ¿Cómo no estaban cansados todavía? Ya casi iba a ponerse el sol, llevábamos ahí toda la tarde…
- Te ves muy lindo cuando le hablas a los niños Can… - me dice Sanem en una voz suave; volteo a sonreírle cuando se sienta a mi lado – eres muy cariñoso…
- Si me sigues diciendo cosas así iremos por el sexto – la amenazo susurrando en su oído.
- ¡Can! ¡¿Un sexto?! De verdad tus pensamientos están volando fuera de tu cabeza… - me reclama. Me acerco para robarle un beso y evitar que siga hablando – mmm… tienes muchas ganas de besos…
- Yo siempre quiero besarte, eres tu la que no me deja – me quejo en una suave voz saboreando sus labios que saben al mejor dulce – estoy muy necesitado…
- Amor tenemos 5 hijos y cuatro ojos, ya nos superan, si nos besamos, ¿cómo cuidamos a los niños? – razona conmigo haciendo un puchero y haciendo bailar a Can.
- Tienes razón, pero se puede arreglar – me levanto con Demet para colocarme detrás y a un lado de Sanem, estiro mi pierna derecha detrás de su espalda y doblo la otra para recargar a la bebe en el pequeño espacio formado; tomo su cara para acercarla hacia mi y besarla debajo se su oreja, mejilla y mandíbula – ¿qué tal?
- Super… - se ríe nerviosa. Con mi mano libre la acaricio como puedo mientras nos quedamos callados observando a los niños; hace un tiempo no había podido si quiera considerar esto, atravesamos esta horrible tempestad llamada “el monstruo Yguit” que no eran mas que desastres tras desastres, no había días tranquilos pero después de que Sanem salió del hospital ahora sí, la tempestad se calmó y todo volvió a la normalidad… tan normal como lo puede ser tener cinco hijos con su respectiva personalidad, una esposa llena de ideas y energía y un trabajo que volver a construir porque ahora yo era el único que lo hacía. No podía estar más feliz.
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Demet. La hija mas pequeña de Can y Sanem. Nació con un problema en el corazón y tuvo que ser operada inmediatamente además de permanecer varias semanas en el hospital para sus cuidados. Contrario a los pronósticos, la pequeña creció saludablemente y no volvió a tener este tipo de problema tan grave.
De los cinco hijos, Demet es la mas inquieta, sociable, divertida y alocada de los hermanos. El “hermoso milagro” es considerada la que se llevó toda la energía de su mama y por eso la dejo durmiendo tanto tiempo; desde pequeña le gustaba llamar la atención, es bastante femenina y no hay quien le pare la boca cuando habla, muy apegada a su hermano mayor Ates, a su padre y por supuesto a su gemelo Can del que es su perfecto opuesto y con el que tiene una vena algo posesiva.
De cabello lacio y café con reflejos dorados, mejillas regordetas, grandes ojos cafés oscuro, la hermosa sonrisa de su mama y con piel color caramelo, es una bomba de energía y actividad a donde quiera que va. Le encanta jugar afuera con sus hermanos persiguiendo al perro o jugar con sus hermanas a usar la ropa y zapatos de su mama, adora bailar y cantar y es una fanática declarada de la comida. Tanto ama bailar que especializo su carrera profesional en ello; se fue a estudiar un tiempo a Rusia donde tuvo un novio que nada agrado a la familia, este era posesivo y arrogante con ella pero tras mucha platica y persuasión de su familia al fin lo dejo.
Vive en la casa de sus padres, pero cuando es invitada a actuar se muda a un apartamento en el centro donde su trabajo le queda más cerca, es ahí donde descubre su nueva pasión y se enfoca en ello, tanto así que llega a ser protagonista de varias series y películas además de ganar muchos premios y ser reconocida como la cara de varias marcas importantes.
Después de la boda de Deniz, tiene un novio oculto que no muestra a la luz tras dos años de relación lo que enoja mucho a su familia, rápidamente la perdonan cuando el muchacho va a ofrecer sus respetos a la familia y todas las mujeres quedan encantadas por lo apuesto que es. Es la tercera en casarse.
Cuando Can y Sanem se retira, vuelve a casa de sus padres para pasar tiempo con sus hermanos y prueba por primera vez lo que es el mundo de la actuación y del modelaje.
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6 años después...
FanfictionContinuación de la serie desde la última escena. No es una continuación de la historia "Capítulo 51 (perspectiva de Can)" aunque si tiene cierta similitud en los detalles. Aquí ya veremos la vida en matrimonio de Can y Sanem junto a sus tres niños p...