No confíes en las apariencias

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  • Dedicado a Mili Leguizamon
                                    

Amanecí confundida, suelo despertarme con el canto de los delfines, pero por alguna razón que no podía reconocer no había canciones esa mañana. De pronto recordé que me encontraba en Lakeland, no en Miami.

Hoy iba a ser mi primer día de clases. Fabuloso.

Me arme de valor y voluntad para salir de la comodidad de mis sabanas, cepille mis dientes y mi pelo, entre el armario, el cual había ordenado ayer, para sacar una remera azul, mis Jeans y un par de botas, me vestí y atraída por el aroma de los panqueques me dirigí hacia la cocina para encontrarme con mi desayuno.

Antes de salir de casa salude a mis padres y a mis hermanos, luego me encamine hacia la casa de Jase, quien había prometido llevarme en su auto al instituto

-estas bien Magg? Parece que tu personaje literario favorito acaba de ser asesinado por la cara que tienes- dijo Jason al ver mi estado de animo

Lo mire fríamente, en verdad no estaba de muy buen humor. Como todo caballero que Jason no es, me indico con la cabeza que subiera al auto.

-ejeem, gracias por abrirme la puerta, estoy encantada

-cuando quieras primita

Subí en la butaca del acompañante y deje mi mochila violeta en el asiento de atrás. Mi mente estaba totalmente bloqueada. Solo tenía un par de cosas en la cabeza: 1- sobrevivir al primer día; y 2) huir lo más pronto posible para evitar algún encuentro con Nathan, aunque no puedo esconderme de el por siempre, prefiero retrasarlo todo lo que sea posible.

Íbamos en el camino al instituto totalmente callados –sin contar que estaban pasando rude de MAGIC! Por la radio- hasta que a Jase se le ocurrió romper el hielo

-Maggie, porque esa cara?- su voz sonaba totalmente preocupada

-dos cosas, la primera: el comienzo de clases

-bien, y la segunda?

-un posible encuentro con Nathan Henderson

-OOOOIIIIIIGHHHH, ya basta de quejarte de Nath- dijo totalmente harto –solo es un chico que juega football americano, no un asesino serial okay?

-bien, bien, lo siento. Solo estoy nerviosa

-Hey, tranquila, maduro bastante desde que eran niños, estoy seguro de que va a agradarte

-no lo sé jase, y si aún tiene un lado oscuro?

-lo tiene, pero solo con sus conquistas, ya le deje en claro que si te convertía en una más, probablemente nunca jamás volvería a ver la luz del sol

-gracias, eso me tranquiliza- dije sarcástica

-oye si no estás muy segura yo voy a ayudarte, solo prométeme que vendrás hoy a mi practica después de clases, para ese entonces se me ocurrirá algún plan para que no te encuentres con Nath tu sola

-hecho, siempre y cuando me lleves por un helado después

-como desee mi lady

Me alivio muchísimo saber que mi primo me apoyara en esto, pero los nervios seguían revoloteando en mi interior. No sabía que le diría ni mucho menos si podía llegar a ocurrir algo luego del encuentro, o incluso si ignoraría la advertencia por parte de Jase sobre que no debía convertirme en una más, en ese caso era mi deber procurar que nada ocurriera.

Al llegar al instituto divise a dos chicas paradas en la entrada, aunque una de ellas no lucia para nada de mi edad, sino que parecía más de la edad de mi hermana. Baje del auto y pude verlas mejor, eran bastante parecidas, altas, cabello oscuro, ojos claros; por sus rasgos supuse que eran hermanas, aparte me parecía haberlas visto antes.

Enfréntate al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora