10. UNA PROMESA.

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Nita continúa andando, ve las pisadas de ella y Leon, ambas muy pequeñas y marcadas en el barro años atrás, perseguidas por extrañas huellas que parecen de botas, pero no son de cuero, de hecho parece algo muscho más pesado.

Se agacha y toca una de sus antiguas huellas...

Dos niños corren en la oscuridad uno invisible y a pie, y otro cargado y al parecer herido, hullendo de extrañas criaturas que les pisan los talones. Había empezado a llover y a tronar y enormes rayos iluminaban el cielo.

Al final llegan a una enorme cueva, el pequeño niño coge unas plantas y se las coloca a la pequeña en la herida, y esta no puede reprimir un pequeño gemido de dolor y agarra la mano del niño intentando que le quite la hierba curativa de encima mientras presiona los dientes con fuerza.

Nita sigue hacia delante, pasa entre varias plantas, crecidas por el tiempo, siguiendo las pequeñas huellas, que parecían haberse marcado con el paso del tiempo...o por alguna razón.

Logra ver una cueva a lo lejos, se acerca a ella, y nada más pisar las imágenes vuelven a la cabeza.

- Leon, duele. - lloriquea la pobre pequeña del dolor mientras intentaba quitarse la mano del mayor a la vez que pequeñas lágrimas amenazaban por salir.

El pequeño, sin embargo, Leon no apartaba la mano de la herida, pero era ovbio que odiaba hacerla sufrir. Con la mano libre acaricia con dulzura la mejilla de la pequeña, quitandole las lagrimas en el acto.

- Si no te lo curo morirás Nita, y no quiero que eso pase. - dice besándole en la frente.

Nita asiente despacio y apretando los dientes mientras que abraza al chico, quien corresponde al abrazo con su brazo libre, intentando que se tranquilice y disminuya el dolor.

La lluvia sigue callendo, mientras que los dos niños se refugian en la cueva abrazados, al final, Leon le quita la hierba a Nita y mira el aspecto de la herida, que se había quedado como un moratón ensangrentado.

Nita también ve que las hierbas curativas han extraído uno de los extraños trozos de metales cilíndricos y terminados en punta.

- Por lo menos no morirás por pérdida de sangre. - comenta Leon acariciandole la cabeza.

Nita, quien todabía no se ha despegado de Leon, lo abraza más fuerte y sonríe. Leon también la abraza, pero se escuchan pisadas de metal a lo lejos, esto asusta a ambos niños y Nita se abraza más a Leon asustada.

Leon se queda mirando a la nada con expresión segura, como si hubiera tomado una decisión. Después se gira a Nita y le obliga mirarle a los ojos, sin embargo estos se ven borrosos.

- Escucha bien Nita, quiero que cuando vaya a por esas criaturas salgas corriendo para el este y regreses a tu tribu, espérame ¿ vale? - dice Leon apresuradamente y con gravedad.

- ¡ No, no quiero que te vayas! ¡ Te matarán! - susurra Nita mientras lagrimas resbalaban por sus mejillas, rojas por el frío.

Leon la sugeta por el mentón y la besa con ternura en los labios. Nita al principio se sorprende, pero luego lo agarra de las mejilla e intrnsifica el beso.

Poco después se separan por orden del camaleón quien la mira a los ojos.

- Te amo Nita Littlefoot. ¿ Puedes hacer una promesa?

- Si. - asiente Nita sin dudar.

Leon sonríe, se lleva una mano al bolsillo del pantalón y saca un anillo labrado en oro. Después abre el collar de Nita por la mitad y lo mete ahí.

- Cuando seamos mayores ¿ querrás casarte conmigo?

Nita lo abraza fuerte y asiente energéticamente mientras continúa llorando.

- ¿ Me lo prometes? - pregunta Nita.

- Te lo prometo. - dice Leon volviéndola a coger del mentón a Nita y volviéndola a besar. - Es nuestra PROMESA.

Leon sale de la cueva, ya con el jerdey puesto y derecho hacia las criaturas con los shurikens azules en mano, distrayéndolos y llevándoselos en la oscuridad junto a él mientras que Nita rogaba que regresara.

Nita se sienta en el suelo de la cueva, mirando la paredes y en el lugar en el que Leon se fue contra las criaturas. Enseguida coge el collar y lo abre como lo había hecho en sus recuerdos, nunca pensó que se pudiera abrir.

Efectivamente, un anillo labrado en oro con las letras de L y N en un rojo rubí, era obvio que lo había hecho Leon a mano, pues la letras era algo infantil pero quedaban bien por igual.

Nita admira el anillo y lo prueba, se lo deja en el dedo corazón que le cabe y se lo puede sacar perfectamente, entonces comienza a sentirse perdida.

La presión de su pecho parece que quiere ahogarla, la sensación del estómago no disminuye.

Esa sensación era amor que sentía ahora por el chico o un amor infantil que había dejado rastros.

Leon había arriesgado su vida para luego volver con ella continuando con su promesa, para que poco después la noticia de su matrimonio con otro hombre llegue a los oídos del chico.

En verdad debe de ser doloroso, y es normal que haya puesto esa reacción, se toca en el lugar de la herida intentando recordar el tacto de sus manos en vano.

Mira al fondo de la cueva y ahí se encuentran, las hierbas curativas que Leon había utilizado en esa ocasión.

Se acerca y coge unas cuantas guardándoselo dentro de una enorme hoja de un árbol que estaba fuera de la cueva, no se sabía cuando tendría que utilizarla.

De repente escucha pisadas a una velocidad considerable, al principio piensa que es Leon, pero recuerda que él no habría hecho ruido. Preparada para enfrentarse al enemigo.

Pero al ver que la cabeza de Bruce asomando entre la maleza, Nita suspira aliviada y le sonríe a su amigo.

- Bruce, llévame cuanto antes a casa. - le dice montándose en él y acariciandole un poco la cabeza.

Bruce asiente y empieza a correr rumbo a la tribu águila mientras Nita vuelve a guardar el anillo en el collar y respira hondo tratando de que esa presión cese y dejando la noche atrás.

Leon x Nita. Tribus En Guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora