Monarca: Prefacio

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Oro e hilos se mezclaban, trenzados en algodón de la mejor calidad, uniéndose y forjando un myeonbok que envolvía el cuerpo del monarca

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Oro e hilos se mezclaban, trenzados en algodón de la mejor calidad, uniéndose y forjando un myeonbok que envolvía el cuerpo del monarca. El dragón relucía dorado sobre su pecho, simétricamente dibujado, con cinco dedos propios de un linaje poderoso de tigres alfa. Sus pies se movían en un repiqueteo constante, al tiempo que su mirada se posaba sobre los plebeyos, quienes se encontraban con la cabeza gacha en demostración de respeto.

El gran rey se encontraba sentado sobre su trono en una postura impasible y con detellos de enojo en su mirada oscura. La escencia del miedo se percibía en el ambiente, oscura, cargada e irremediablemente abrumadora. Pese a ser una celebración por su tercer año de reinado, el festejo daba la impresión de ser un velorio lúgubre y melancólico. El silencio era pesado y sofocante, y ninguno de los betas estaba dispuesto a interrumpirlo, no a sabiendas del castigo que recibirán.

De pronto, una melodía suave y ligera como el viento resonó en el gran salón. Los acordes bajos del danso se unieron al poco tiempo y crearon una canción más que conocida en los oídos del alfa y que le era meramente aburrida y sin chiste. Él había ordenado explícitamente algo nuevo, no una presentación tan soporífera, adormecedora y absurda como lo era el Sinawi.

—Joven rey... —el oficial superior habló con voz nerviosa y ronca, a la vez que se doblaba en señal de sumisión. El monarca con un gesto desdeñoso le indicó que continuara—. Usted ha pedido al mejor bailarín y nosotros le hemos traído al beta JaeMin. Esperamos sea de su agrado, majestad.

El monarca solo asistió con la cabeza dispuesto a tolerar aquel infame intento de danza; no obstante, todo perdió sentido en su cabeza y se hizo trizas en mil pedazos cuando una voz aguda, baja y exquisita acompañó la melodía. El alfa, curioso e intrigrado, alzó su mirada en busca de aquél sonido y entonces, solo entonces, fue capaz de verlo...

Allí, bajo las tenues luces de los candelabros, un joven se movía con elegancia torpe sobre el centro. Sus movimentos eran rítmicos y su vestimenta de tonos verdes y rosados hacían imposible el trabajo de ignorarlo. El abanico imponía una destreza a sus manos, al tiempo que su anatomía se desplazaba al ritmo de su dulce voz y la armonía de los tambores. Poseía la apariencia de un angel con sus cabellos dorados cayendo en cascadas sobre su rostro, la luz de las velas iluminando su cuerpo en un destello impresionante y cautivador.

Asímismo, los sentidos del alfa despertaron, fluyeron en una sinfonía aguda y etérea cuando un ligero aroma impregnó su sentido del olfato y él, aturdido, se encontró paralizado en su trono. Era dulce como la miel, pero había algo más escondido y que no pudo descifrar, como si hubiese sido enterrado bajo capas de perfume de loto y lavanda. Los betas no tenían olor, era casi imposible que él poseyera uno.

Tomó una profunda respiración dispuesto a descubrir ese peculiar olor y, de pronto, abrió los ojos al caer en cuenta de aquel bailarin no era un beta, sino un omega.

El monarca despreciaba a esos repugnantes, impuros y asquerosos omegas, y no estaba dispuesto a que uno pisara su palacio. Su cabeza comenzó a palpitar en furia, cólera desmedida y aversión. Sus orbes tomaron un nítido color rojo y dorado, propios de un monstruo cruel y sanguinario. Sus dientes picaron en colmillos bajo sus encías y sus garras salieron filosas como cuchillas, dispuestas a desgarrar y despedazar. Los mechones de su pelo adquirieron un tono anaranjado y el tigre dentro suyo rugió en busca de liberación y sangre. Le habían traicionado. Habían traido a un omega y él les haría saber de la peor manera que nadie iba a burlarse en sus propias narices.

El rugido brotó libre de su garganta y retumbó fuerte y devastador, anunciando una masacre. La música cesó y un jadeo colectivo de terror resonó en todo el lugar.

Y, entonces, el caos se desató...

MONARCA | YoonMin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora