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Al culminar la clase del profesor Cardona, Daniel le comentó a la profesora de inglés sobre su visita a la oficina de Marlenne.

—¿Por qué?— preguntó, mientras escribía los apuntes del día en la pizarra.

—Tengo una cita con ella.

—Bien, pero me trae un justificativo, Haminson— La señora le sonrió, y siguió con la clase.

El joven abandonó el salón, tomando su mochila para andar por los pasillos del colegio. Bajó las escaleras para llegar hasta su objetivo. Tocó tres veces, pero no hubo respuesta, tampoco se percató del letrero que decía "No molestar, consulta"

Decidió esperar sentado en el suelo, y luego acostado, mirando el techo. Cualquier cosa era mejor que la clase de inglés, y mucho más si Emily no estaba cerca. El idioma no se le daba bien.

—Pinche Emily, ojalá la atropelle un burro.

La vida sin su mejor amiga era lento, fastidioso, con ella la vida siempre estaba impregnadas de ocurrencias bastante agradables para su gusto. No sabía que hacer sin ella. Pasó cinco minutos mirando al techo, hasta que abrieron la puerta.

—Gracias señorita— Salió un chico bajito, quién abrazó a Marlenne.

—Eso para mí es un insulto, jovencito— La chico sonrió mientras desordenaba el cabello del otro—. La próxima me dices qué tal van las cosas—  Él se despidió, caminó a través de los pasillos con el pequeño jardín de flores. El colegio tenía su encanto.

—Me das lastima, mira tus ojeras— Dijo Marlenne. Daniel hizo un puchero; su comentario fue amigable pero inesperado—. Pásale.

Daniel se levantó para ingresar a la oficina. Vió que no estaba los dos pequeños muebles verdes, ahora solo había dos colchonetas azules, el escritorio, la flor y el estante de libros.

—¿Y los muebles?— Colocó su mochila en el suelo. Sin ellos la oficina era más espaciosa. Tomó lugar en la colchoneta junto al estante de libros.

—Estuve indagando en el minimalismo, ¿Te gusta?

—¿Te dejan hacer estos cambios a la oficina?

—Mientras no afecte nada y siga cumpliendo mi trabajo...

Marlenne ocupó lugar en la otra colchoneta, no sin antes tomar una carpeta del escritorio. Ambos estaban uno frente al otro.

—Por cierto, ese comentario no se le dice a alguien con depresión, Marlenne.

La chica rió. Lo empujó, y él cayó boca arriba. Ella arregló algunos papeles.

—Esto no es una consulta, dulzura. Además, no debería importar lo que diga sobre ti.

—Eres alguien importante para mí, obvio que me importa— El chico continúo acostado.

—Aww, yo también te aprecio mucho. Oye, iré al grano— Tomó una fotografía de la carpeta para ilustrar al chico—. Oye siéntate— El chico obedeció, mirando la fotografía—, ¿La conoces?

—La he visto— Intentó recordar—. ¡Oh, ya sé! Es la chica que normalmente se queda en los salones...— Daniel sintió lastima por la joven. Conocía muy poco sobre ella, lo que sabía era por los rumores, y a Daniel no le gustaba creer en ellos; a menos que fueran rumores sobre Nicolás.

—Su nombre es Jessica, tiene 16 años. Su historial de citas es algo extensa.

—Esa información es confidencial, Marlenne, no está bien mostrarla.

—Quiero probar una nueva manera de llegar a ella— La chica inhaló profundo—, y allí entras tú. Quiero que sean amigos.

—¿Estás segura?

Miraba por la ventana, y me caí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora