Paredes grises.

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M-6

C * N / P = CONTROL

Desde la fría oficina con paredes de color amarillo, Gutiérrez preparaba otro de sus rutinarios complementos vitamínicos. Disolvía el polvo verdoso en agua caliente que reposaba en una pequeña taza de té. Sus ojos danzaban al ritmo de un interesante libro.  Tomaba apuntes con un costoso bolígrafo en su agenda que descansaba sobre su escritorio de roble.

La teoría del control, el castigo y las emociones— un recopilatorio sobre los métodos de control de masas, y ciertas cosas sobre la frágil naturaleza humana—. Dicho libro llegó a sus manos hace algunos días, principalmente, porque los estudiantes comenzaban a ser un ligero problema; Gutiérrez no dejaría que su estructura educativa se convirtiera en escombros.

Bendito control;

Gutiérrez ha expulsado a cuatro estudiantes en el transcurso del mes. Si la tendencia seguía así los ingresos económicos darían un salto a lo profundo. Después de todo, el colegio ganaba dinero gracias a la noble labor de mantener a los jóvenes educados y lejos de sus padres.

Gutiérrez se levantó, dejó la taza de té vacía sobre una pequeña mesa con platos de porcelana; en el centro había una cafetera. Regresó a su asiento, y tomó notas en su agenda.

<< Toda estructura de poder se mantiene con control (El mejor tipo de control es aquél que se percibe como "normalidad"), y jerarquía. Una de las principales maneras para controlar a los estudiantes (o las masas) es: reducir al máximo el tiempo libre de los individuos (en este caso, los estudiantes). Ya decía mi abuela que una mente ociosa es el taller del diablo.

Al reducir el tiempo libre de los estudiantes se evitará los dilemas, las preguntas, la rebeldía. Por tal motivo, resultará menos frecuente que ellos salgan de la línea. ¿Cuál es la línea perfecta? "Graduación, sin ningún conflicto en el camino.>>

En ese momento Brown abrió la puerta de la oficina

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En ese momento Brown abrió la puerta de la oficina. Gutiérrez le miró, soltó el bolígrafo y se levantó en dirección a la cafetera.

—¿Uno o dos terrones?— preguntó ella, mientras servía una taza de café.

—No me apetece en estos momentos, gracias.

—Una buena taza de café es excelente para comenzar el día— Gutiérrez tomó la azucarera y la taza de café caliente. Ocupó asiento en su escritorio.

—Lo tomaré solo porque ya está preparado— Brown se ubicó en una silla frente a ella, tomó la taza con cuidado y vertió dos cucharadas de azúcar en ella—. ¿Para qué solicitaba mi presencia, señora Gutiérrez?

Miraba por la ventana, y me caí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora