Pero Perseo, además de ser un
muchacho fuerte y valiente, era también el
hijo de Zeus y contaba con la protección
de los dioses. Apenas se puso en camino,
vio venir a su encuentro a un hombre que
llevaba un casco alado, sandalias aladas y
una varita de oro con alas en un extremo:
era Hermes.
—Tu valor no es suficiente, Perseo —
le dijo el dios—. Necesitas las armasadecuadas. Yo puedo darte una espada
con filo de diamante, la única capaz de
cortar las escamas que protegen el cuello
de Medusa. Pero no es suficiente.
La diosa Atenea apareció entonces ante
ellos en toda su majestad. Y le entregó a
Perseo su escudo de bronce, pulido de tal
manera que reflejaba todo como un
espejo.
—Y yo te daré mi escudo, Perseo.
Cuando luches contra Medusa, no debes
mirarla a la cara jamás. Mirarás
solamente su reflejo en este escudo. Pero
no es suficiente.
—Para conseguir todo lo que te hace
falta, tendrás que consultar a las Ninfas
del Norte —le dijo Hermes—. Y ni
siquiera yo sé dónde viven. Solo lo saben
las tres Grayas.
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Dioses y héroes de la mitología griega
RandomEn esta obra, Ana María Shua narra con un estilo magistral los relatos míticos más bellos. En sus páginas se encuentran el mito de la creación del Universo, el origen de los dioses del Olimpo, y las aventuras de los héroes más valientes, como Heracl...