La guerra de los Inmortales

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Las profecías aseguraban que Zeus
sería el rey de los dioses y el dueño del
Universo. Pero, por el momento, no
parecía tan sencillo. Antes era necesario
destronar a su padre, el malvado Cronos,
quien contaba con el apoyo sus hermanos,
los Titanes.
El Universo entero temblaba: había
comenzado la Guerra de los Inmortales.
Durante diez años, desde las alturas del
Olimpo, lucharon los nuevos dioses contra los Titanes y la suerte de la guerra
seguía indecisa. El propio Zeus
comenzaba a temer que la profecía no
llegara a cumplirse. Fue entonces cuando
decidió consultar a su anciana y sabia
abuela, Gea, la Madre Tierra.
—Cronos tiene enemigos poderosos —
le dijo Gea—. ¡También ellos son mis
hijos, aunque sean deformes! Si liberas de
sus cadenas a los Cíclopes y a los
Hecatónquiros, atrapados en el Tártaro,
ellos te ayudarán a vencer a tu malvado
padre.
Entonces Zeus bajó a las oscuras
profundidades del Tártaro y desencadenó
a los Cíclopes, gigantes con un solo ojo
en medio de la frente, y también a los
Hecatónquiros, los monstruos de
cincuenta cabezas y cien brazos. Losdioses olímpicos los invitaron a su
morada cerca de las nubes, y
compartieron con ellos sus exquisitos
alimentos, el néctar y la ambrosía. Así los
convirtieron para siempre en sus aliados.
Agradecidos por su liberación, los
Cíclopes le regalaron a Zeus tres armas
invencibles: el Trueno, el Rayo y el
Relámpago. Le entregaron a Hades un
casco que lo hacía invisible. Y le dieron a
Poseidón un tridente tan poderoso que con
un solo golpe podía hacer temblar la
tierra y el mar.
La batalla final fue atroz. Luchaban
entre sí seres gigantescos, que podían
causarse terribles heridas, podían triunfar
o ser derrotados, pero no podían matarse
unos a otros, porque todos eran
inmortales. Mujeres y varones luchabansin descanso, sin piedad. Cada uno de los
Hecatónquiros levantaba enormes rocas
con sus cien manos. Después avanzaban
los tres juntos hacia adelante, arrojando
trescientas rocas al mismo tiempo sobre
los Titanes. Zeus lanzaba sus terribles
rayos, Poseidón provocaba terremotos y
Hades, invisible, parecía estar en todas
partes al mismo tiempo. El mar resonaba,
vibraba el monte Olimpo desde su pie
hasta la cumbre, el Cielo gemía
estremecido y las violentas pisadas
retumbaban en lo más hondo de la Tierra.
Los bosques se incendiaban y hervían los
océanos.
Cegados por la violenta luz de los
rayos y la humareda que se levantaba de
los incendios, semienterrados por la
lluvia de enormes piedras, los Titanesfueron vencidos por fin. Zeus los condenó
a ser encadenados en el Tártaro, donde
los Hecatónquiros se convirtieron en sus
guardianes.
(Si un yunque de bronce bajara desde la
superficie de la Tierra durante nueve
noches con sus días, al décimo día
llegaría al Tártaro, tan profundo es ese
abismo, horrendo incluso para los dioses
inmortales).
Victoriosos, los dioses decidieron
repartirse el poder. Para evitar más
luchas, hicieron un sorteo. A Zeus le tocó
el cielo, Poseidón obtuvo dominio sobre
el mar y Hades se adueñó del mundo
subterráneo.
Pero Zeus, el rey de los dioses,
gobernó además sobre todos los mortales
y los inmortales.Y sin embargo, el Universo no estaba
en paz. Gea, la Tierra, se revolvía,
furiosa. ¿Cómo se había atrevido su nieto,
el soberbio Zeus, a encerrar a sus propios
tíos en el Tártaro? Como madre de los
Titanes, Gea no podía permitir que los
nuevos dioses gobernaran el Universo.
Por el momento, los Olímpicos habían
triunfado. Pero Gea meditaba su venganza.

Dioses y héroes de la mitología griegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora