El Jabalí de Erimanto

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El mensajero de Euristeo le comunicó a
Heracles su nueva tarea: debía atrapar
vivo al Jabalí de Erimanto. El héroe
estaba furioso porque su primo se negaba
a considerar como uno de sus diez
trabajos el vencer a la Hidra de Lerna.Pero atrapar al Jabalí le resultaría tan
sencillo que en cierto modo era una
compensación.
El Jabalí era un animal de tamaño
gigantesco. Devastaba las cosechas de
Erimanto y, como era tan grande, los
campesinos no se atrevían a enfrentarlo.
Destruía las redes y mataba a los perros
con los que intentaban cazarlo. Pero no
era un monstruo ni tenía poderes
sobrenaturales.
Sintiéndose tranquilo y seguro,
Heracles emprendió el camino hacia
Erimanto. Al atravesar el Bosque de los
Centauros, aceptó la invitación a cenar
del buen Folo, mitad hombre y mitad
caballo, pero todo él gran amigo de
Heracles.
Los centauros eran seres violentos ysalvajes, pero Folo era diferente. Recibió
a Heracles con deliciosa carne asada, a
pesar de que él comía solamente carne
cruda. Y le ofreció agua fresca de
manantial para beber.
—¿Y el vino? —preguntó Heracles.
—Aquí está, pero no puedo servírtelo:
es el vino de los centauros y sé que a mis
compañeros no les gustaría que te
convidara.
—No se irritarán porque me sirvas una
copa de vino. Y además, yo te protejo —
insistió Heracles.
Ojalá no lo hubiera hecho. Al destapar
la vasija, el delicioso aroma del vino
salió de la casa de Folo y se extendió por
el bosque. Poco después, un ejército de
centauros enfurecidos rodeaba la caverna,
armados con rocas, árboles enteros yantorchas encendidas.
Heracles comenzó a disparar sus
flechas envenenadas con tremenda
puntería. Los centauros caían muertos
alrededor de la cueva y finalmente los que
quedaban vivos decidieron escapar.
Muy asombrado, Folo se acercó a uno
de los centauros muertos y arrancó una
flecha que estaba clavada apenas en la
superficie de la piel.
—¿Cómo puede ser que algo tan
pequeño mate a un enorme centauro? —
preguntó.
Heracles corrió hacia él con la
intención de quitarle el peligroso
proyectil de las manos, pero ya era tarde.
Sin querer, Folo dejó caer la flecha, que
le hizo un rasguño en una pata. Era todo lo
que necesitaba para actuar el terribleveneno de la Hidra de Lerna. Folo cayó
muerto a los pies de Heracles, que nada
pudo hacer para ayudarlo.
Heracles parecía condenado por el
destino a ver morir a sus amigos y a los
seres que amaba.
Con el corazón entristecido, el héroe
siguió su camino hacia Erimanto. Allí
persiguió al Jabalí hasta que consiguió
acorralarlo en un monte cubierto de
espesa nieve, donde se hundían las patas
del animal, que corrió y corrió hasta que
el agotamiento lo obligó a detenerse. De
un salto, Heracles se montó sobre su lomo
y con una pesada cadena consiguió atarlo.
Con el Jabalí de Erimanto vivo,
retorciéndose furioso sobre sus hombros,
Heracles llegó a Micenas. Esta vez a
Euristeo no le alcanzó con refugiarse ensu palacio: se había mandado a construir
una enorme vasija de bronce
semienterrada en el jardín, y allí se metió
para ocultarse de su primo y del tremendo
Jabalí vivo que le había traído de regalo.

Dioses y héroes de la mitología griegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora